BELLEZA AUTODESTRUCTIVA
La actriz y modelo española Amparo Muñoz falleció tal día como hoy hace diez años. Belleza espectacular de ojos verdes, tras ser elegida Miss España 1973 a los diecinueve años, fue la única española coronada como Miss Universo, en 1974. Además de estos títulos, su extraordinaria fotogenia y enorme poder de seducción le abrieron las puertas a una carrera en el cine y la convirtieron en una celebridad. Sin embargo el precio que tuvo que pagar fue una vida tormentosa, llena de infortunios y en muchas ocasiones al borde del abismo. Insegura, nerviosa y errática, pasó muchas etapas de su trayectoria vital trasladándose de un lugar a otro, en suma, huyendo: de su propio reinado como Miss Universo, de sus amores fallidos, de su encorsetamiento y explotación como mujer objeto, de escándalos mediáticos, deudas y problemas con la justicia, de la leyenda negra que destapó su adicción a las drogas... En ellas buscó el único asidero para superar sus conflictos internos, frustración y depresiones y, consecuentemente, encontró el oscuro callejón sin salida de una trágica e inexorable autodestrucción.
Nacida en el seno de una familia humilde, Amparo Muñoz Quesada fue la primogénita de seis hermanos. Su padre era herrero (había sido boxeador) y su madre ama de casa. Amparo se crió con unos tíos que no tenían hijos. Tras cursar el bachillerato elemental se puso a trabajar en unos almacenes. Luego trabajó en una boutique y posó como modelo en centros comerciales de Andalucía. Después de estudiar taquigrafía y mecanografía se empleó como secretaria en una empresa de vallas publicitarias. Ya desde adolescente toda una belleza que no pasaba inadvertida, el director del periódico Sur donde ella iba a poner los anuncios la animó a presentarse al concurso Miss Costa del Sol, evento que el diario promocionaba. Tras ganar el título hubo de presentarse en Lanzarote (Canarias) a Miss España 1973, proclamándose asímismo vencedora (en el certamen participó también Norma Duval, a priori la favorita). Aunque ella nunca había pensado en ser actriz, ese mismo año debutó en el cine con la película mexicana El diablo en persona (1973) de Edgardo Gazcón, protagonizada por Valentín Trujillo, que no se estrenaría hasta 1982. En España empezó a copar portadas de revistas y pronto le surgieron ofertas para aparecer en películas. Así el productor José Luis Dibildos le dio un papel de chica-anuncio (que no pronunciaba una palabra) en Vida conyugal sana (1974) de Roberto Bodegas, comedia con Ana Belén, José Sacristán y Teresa Gimpera, al que seguiría un rol protagónico en Tocata y fuga de Lolita (1974) de Antonio Drove, exitosa comedia donde tuvo como oponente a Arturo Fernández.
En 1974 le correspondió, como representante española, concurrir en Manila (Filipinas) al concurso de Miss Universo, título que, un mes después de cumplir veinte años, también consiguió. Más de seiscientos millones de espectadores en todo el mundo presenciaron su nombramiento por televisión. Siendo la primera y única vez en que una española logró ese título, la repercusión mediática en la España tardo-franquista fue tremenda. Empero, las mieles del triunfo no tardaron en tornarse hieles para Amparo: según confesaría años después fue explotada y tratada "como una muñeca", le ofrecieron participar en bacanales e incluso ejercer la prostitución de alto standing. Los compromisos de agenda la ataban continuamente, apenas podía dormir, sufrió desmayos y depresiones. Harta de las manipulaciones de la organización, se negó a efectuar un viaje a Japón y, seis meses después de lograrlo, renunció al título de Miss Universo. Con ello perdió gran parte de los ingresos y regalos estipulados contractualmente, además de sentar un precedente que no se ha vuelto a repetir.
En esa época empezó a tener relaciones sentimentales con famosos como el actor Máximo Valverde o un politico (no revelado) de la transición. A escala nacional Amparo se convirtió en un mito erótico en plena época del 'destape' y, según contaría más adelante, todos los directores con que trabajó la querían sacar desnuda en sus películas. Así en Clara es el precio (1975) de Vicente Aranda, comedia dramática con Juan Luis Galiardo y Máximo Valverde, Sensualidad (1975) de Germán Lorente, drama con Fernando Fernán Gómez, o La otra alcoba (1976) de Eloy de la Iglesia, drama con Patxi Andión y Simón Andreu. En el rodaje de esta última su director la indujo a probar drogas prohibidas a las que ya era adicto; Amparo y Patxi tuvieron una relación tensa desde el principio, pero sintieron una terrible atracción física mutua que les llevó a casarse en una ermita en Navarra al mes del estreno de la película. Ambos se convirtieron en una pareja de moda, pero sus caracteres pronto se revelaron incompatibles: el cantautor quería que ella dejase el cine y Amparo se sentía anulada por un marido celoso y dominante, que le llevaba siete años. Su ansia por ser madre quedó frustrada por un aborto. La separación llegaría en 1978 y el divorcio, tras muchos desacuerdos, en 1983. Después de romper con Patxi, más tranquila y discreta (y asímismo breve) fue su relación sentimental con el productor Elías Querejeta, un hombre casado y veinte años mayor que ella, pero que no quiso divorciarse de su esposa.
La filmografía de Amparo prosiguió con Mauricio, mon amour (1976) de Juan Bosch, comedia con Arturo Fernández y Mary Francis, Volvoreta (1976) de José Antonio Nieves Conde, drama que adaptaba una novela de Wenceslao Fernández Flórez, con Antonio Mayans, Mónica Randall y Luis Varela, Acto de posesión (1977) de Javier Aguirre, drama adaptador de una novela de Miguel de Unamuno, con Patxi Andión e Isela Vega, Del amor y de la muerte (1977) de Antonio Giménez Rico, comedia medieval con Antonio Ferrandis, La Polaca, Pedro Mª Sánchez y Simón Andreu, El anillo matrimonial (1979) de Mauro Ivaldi, comedia italiana con Carmen Villani y Ray Lovelock, Mamá cumple 100 años (1979) de Carlos Saura, comedia dramática con Geraldine Chaplin, Fernando Fernán Gómez, Norman Briski, Rafaela Aparicio, Charo Soriano y José Vivó, producción mominada al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa, El tahur (1979) de Rogelio A. González, drama mexicano con Vicente Fernández y Jorge Rivero, y Dedicatoria (1980) de Jaime Chávarri, drama con José Luis Gómez.
En 1980 se estableció temporalmente en México, donde rodaría varias películas. Allí conoció a un anticuario chileno, Flavio Labarca, individuo de dudosa reputación cuyo nombre estaba vinculado al tráfico de estupefacientes. Este 'bon vivant' fue quien la introdujo en una vida loca de oropeles donde el consumo de drogas como la heroína o la cocaína era habitual. En adelante Muñoz alternó rodajes en México y España: Memorias de un visitador medico (1980) de Luis María Delgado, comedia erótica mexicana con Andrés García, El gran triunfo (1981) de Felipe Cazals, drama musical mexicano con Rigo Tovar, La mujer del ministro (!981) de Eloy de la Iglesia, drama con Simón Andreu y María Martín, Como México no hay dos (1981) de Rafael Villaseñor Kuri, drama con Vicente Fernández, Las siete Cucas (1981) de Felipe Cazals, comedia dramática mexicana con Isela Vega y David Reynoso, Trágala, perro (1981) de Antonio Artero, drama ambientado en los tiempos de la 1ª República Española, donde interpretó a la 'Monja de las llagas', con Fernando Rey y Lola Gaos, Si las mujeres mandaran (o mandasen) (1982) de José María Palacios, comedia de ciencia-ficción con José Sazatornil 'Saza' y Claudia Islas, Hablamos esta noche (1982) de Pilar Miró, drama con Víctor Valverde, Daniel Dicenta, Mercedes Sampietro, Conrado San Martín y Amparo Soler Leal, El gran mogollón (1982) de Ramón Fernández, comedia política con Pedro Ruiz, o Todo un hombre (1983) de Rafael Villaseñor Kuri, drama mexicano con Vicente Fernández. A continuación se traslada a Filipinas junto a su compañero sentimental, rodando allí Demasiado hermosa (1983) de J.C. Sebastian, drama con
Vic Vargas y Gloria Diaz (Miss Universo 1969 por Filipinas). En este rodaje surgió una gran tensión entre las dos ex Misses y aún más con la productora Natalia Palanca, que la denunció por abofetearla y tirarle de los pelos. Ese año contrajo un matrimonio sin valor legal en una exótica ceremonia en la isla de Bali (Indonesia) con su novio Labarca, sin más fundamento que el de cobrar una exclusiva. En 1984 decidió regresar sola a España: la acusación de agresión continuó su cauce legal y daría lugar a que en 1985 fuese juzgada en ausencia y condenada a cuatro años de prisión, sentencia que, lógicamente, no cumplió. Muñoz nunca volvió a Filipinas.
En España tuvo un fugaz romance con el cantante Antonio Flores. Para entonces ya la deriva de sus adicciones iba en aumento. No obstante recibió buenas ofertas de trabajo: El balcón abierto (1984) de Jaime Camino, película homenaje a Federico García Lorca, en la que se dramatizan fragmentos de sus poemas y de la obra teatral "La casa de Bernarda Alba", La reina del mate (1985) de Fermín Cabal, drama con Antonio Resines, Lulú de noche (1985) de Emilio Martínez-Lázaro, drama con Imanol Arias, Antonio Resines, Patricia Adriani y Assumpta Serna, o Las dos orillas (1987) de Juan Sebastián Bollaín, comedia con
José Luis Gómez y Emilio Gutiérrez Caba. También intervino en títulos menos relevantes como Los invitados (1987) de Víctor Alcázar, adaptación de la novela de Alfonso Grosso sobre el crimen del cortijo sevillano de Los Galindos, con Pablo Carbonell, Raúl Fraire y Lola Flores, En penumbra (1987) de José Luis Lozano, drama con Miguel Bosé y Toni Cantó, Al acecho (1988) de Gerardo Herrero, drama criminal con Giuliano Gemma, o La luna negra (1989) de Imanol Uribe, drama de terror con Lydia Bosch, Fernando Guillén, Emma Suárez, José Coronado (actor con quien tambén tuvo un affair), Yolanda Ríos y Patricia Figón.
En 1987, junto a una amiga, fue detenida por la policía en una redada en Barcelona, supuestamente acusada por tenencia de heroina. Poco después de prestar declaración, ambas fueron puestas en libertad sin cargos, ya que la cantidad de droga que les fue incautada no sobrepasaba los límites legalmente fijados para el consumo personal. En 1989 volvió a ser detenida cuando compraba heroina en el centro de Barcelona; de nuevo quedó en libertad sin cargos, con la promesa de no reincidir, la cual no cumpliría. Ese mismo año unos desconocidos le propinaron una paliza por un ajuste de cuentas relacionado con drogas y la actriz hubo de ser ingresada en un hospital con múltiples contusiones. La imagen de la ex Miss acabó por deteriorarse completamente en 1990 cuando el diario madrileño Ya publicó en portada un artículo de Rosa Villacastín, una especialista en chismografía, en el que aseguraba: «el SIDA pone a Amparo Muñoz al borde de la muerte». Otro semanario también difundió rumores de que la actriz se hallaba en fase terminal de la enfermedad. A fin de desmentir tales afirmaciones ella tuvo que comparecer en un programa de televisión presentando análisis médicos. En todo caso, el daño a su carrera fue evidente: pasó siete años sin hacer cine, pues ya nadie confiaba en ella. Su situación económica sufrió serios quebrantos y Amparo tuvo que vender varias propiedades inmobiliarias.
Poco después tuvo que comparecer ante la Justicia, al ser denunciada en dos ocasiones consecutivas por el impago de las facturas de sus estancias en un hotel de Málaga y de un parador en Toledo. A comienzos de 1991 se casó con su novio Víctor Rubio, un vividor que andaba en negocios discotequeros, pero este matrimonio tendría los días contados: la pareja se divorció en 1994. Poco después de la boda la actriz hubo de ser hospitalizada por una pancreatitis aguda y hubo de hacer frente a una cuantiosa factura. Del olvido la rescató el director novel Fernando León de Aranoa, quien a instancias del productor Querejeta, le ofreció un papel importante en su película Familia (1996), comedia dramática con reparto encabezado por
Juan Luis Galiardo. El film recibió una notable acogida, la interpretación de Muñoz confirmó su valía como actriz dramática y creó la expectativa de la 'resurrección' de su carrera. Muñoz intervino en otros títulos como Fotos (1996) de Elio Quiroga, un extraño drama con Gustavo Salmerón, Mercedes Ortega y Micky Molina, Licántropo: El asesino de la luna llena (1997) de Francisco Rodríguez Gordillo, film de terror donde compartió créditos con Paul Naschy, o Ellas (1997) de Luís Galvão, comedia dramática belga con Miou-Miou, Carmen Maura, Marthe Keller, Marisa Berenson y Guesch Patti en la que desempeñó un rol secundario. No hubo más ofertas y Muñoz, que había empezado a practicar el budismo, se trasladó con sus muebles a un centro budista en Navarra. De allí viajó a la India y el Nepal y por primera vez en su vida se vio centrada. Incluso se matriculó en la Universidad de Pamplona para mayores de 25 con la intención de estudiar Filosofía. Aquello tampoco funcionó y problemas familiares la hicieron regresar a Málaga.
De nuevo se esforzó por recuperar su profesión, interviniendo en las películas Tierra de cañones (1999) de Antoni Ribas, drama ambientado en la posguerra española, con Mario Guariso, Cristina Pineda, Sydne Rome, Lorenzo Quinn y Anthony Quinn, y Un paraíso bajo las estrellas (2000) de Gerardo Chijona, comedia de producción cubana con Thais Valdés y Vladimir Cruz. También hizo un aceptable debut teatral dirigida por Manuel Galiana en "La habitación del hotel" (2000). Su
relación con el fotógrafo Daniel Tortajada, diecisiete años menor que
ella, la llevó a residir en Petrés, un pueblecito valenciano. Cuando él
la dejó, Amparo continuó residiendo algún tiempo allí en una casa alquilada.
Pero el implacable paso de los años trae consigo un acusado declive para la ex Miss. Ya no queda ni sombra de aquella jovencita de pueblo que había deslumbrado al mundo con su belleza, gracia y locuacidad. En 2003 sufrió dos aneurismas cerebrales que le paralizaron la mitad del cuerpo. Se le diagnosticó como factor causante un tumor cerebral, del que fue intervenida quirúrgicamente en Valencia, recibiendo también quimioterapia. La enfermedad pareció remitir en principio, aunque las secuelas de la operación le impedían ver bien, tenía dificultad para hablar y necesitaba ayuda para desplazarse. A su regreso a Málaga, enferma, frágil, desorientada, calladamente frustrada, confesó "Vengo aquí a morir". En 2005 publicó "La vida es el precio", un libro de memorias redactado con la ayuda del periodista y escritor Miguel Fernández, recordando sin eufemismos una vida marcada por la presión de la fama, sus fracasos sentimentales, su adicción a las drogas y su lucha contra la muerte.
Sus últimos años los pasó recluida: no podía ni quería salir para no ser vista en un estado lamentable. El cáncer persistía agazapado en su cerebro; en las últimas semanas recayó y su salud estaba muy deteriorada. El final era tan irremediable como inminente. Su vida se apagó en su casa la noche del 27 de febrero de 2011 a la edad de 56 años. Finalmente la otrora Reina de la Belleza pudo descansar en paz. El único de sus antiguos amores que asistió a su funeral fue el actor Máximo Valverde, con quien había conservado una relación amistosa.