miércoles, 26 de octubre de 2022

Valerio Zurlini (Bologna, Italia, 19-3-1926 / Verona, Italia, 26-10-1982): In memoriam

UNO DE LOS DIRECTORES MÁS SENSIBLES DEL CINE ITALIANO
 
Hoy se cumplen cuarenta años del fallecimiento del director y guionista cinematográfico italiano Valerio Zurlini. Perteneciente a una generación de cineastas de izquierda surgida en las postrimerías del neorrealismo, como Antonioni o Pasolini, destacó como uno de los directores más sensibles del cine italiano. Esa generación provenía de la universidad o del teatro y llegó al cine buscando un medio de comunicación que permitiera dar salida a todas sus inquietudes. Se trata de un cine reflexivo y muy personal en el que impera la melancolía, pero que en modo alguno desdeña el estilismo, las investigaciones formales, el uso del color, el tempo musical o la intensa dramaturgia del relato. Algunas de sus más reconocidas películas son adaptaciones de obras literarias. Su filmografía se reduce a ocho títulos, pues muchos de los proyectos que quiso sacar adelante resultaron inviables. Las más recordadas son Verano violento (1959), La chica con la maleta (1961) y Crónica familiar (1962).
Siendo adolescente Valerio Zurlini se trasladó con su familia a Roma. Allí recibió una severa educación en un instituto regido por jesuitas. Después decidió alistarse en el ejército italiano que luchaba contra el fascismo. En la posguerra estudió Derecho y varios cursos de Historia del Arte. Tras una primera experiencia en el teatro universitario en Roma, se trasladó a Milán, donde trabajó durante año y medio como ayudante de dirección del recién creado Piccolo Teatro. Hasta 1953 realizó diversos cortometrajes documentales en los que mostró un notable espíritu de observación. Su trabajo fue descubierto por un cineasta ya consagrado, Pietro Germi, quien lo recomendó a la productora Lux Film. En ella pudo dirigir su primer largometraje, Las muchachas de San Frediano (1955), comedia romántica que adaptaba libremente una novela de Vasco Pratolini sobre las aventuras galantes de un joven florentino, con Antonio Cifariello, Rossana Podestà, Giovanna Ralli, Marcella Mariani, Giulia Rubini, Luciana Liberati y Corinne Calvet, donde llamó la atención su frescura e ironía, así como la dirección de actores.
No obstante Zurlini hubo de esperar casi cinco años para estrenar su segunda película, Verano violento (1959), un drama ambientado en 1943 con la guerra como telón de fondo; un despreocupado joven veinteañero, hijo de un jerarca fascista y que ha eludido el servivio militar, emprende durante sus vacaciones en una población playera del Adriático, una problemática relación sentimental con una mujer viuda mayor que él. El film, con Eleonora Rossi Drago, Jean-Louis Trintignant, Enrico Maria Salerno y Jacqueline Sassard, sorprendió por su radicalismo político y le consagró como reputado director. Después rodó otra de sus mejores películas, La chica con la maleta (1961), exquisito, refinado e incisivo drama romántico sobre la iniciación sentimental de un adolescente burgués con una pobre y bella muchacha seducida y abandonada por el hermano de él. Esta memorable cinta confirmó a Claudia Cardinale como gran estrella del cine italiano y lanzó la carrera de Jacques Perrin. Ambos protagonistas ofrecieron aquí las más cautivadoras interpretaciones de sus respectivas filmografías y Zurlini fue aclamado como director atento a las implicaciones psicológicas y a la introspección dramática de sus personajes. Siguió su tercera obra maestra consecutiva, Crónica familiar (1962), conmovedor drama con Marcello Mastroianni y Jacques Perrin que adaptaba una novela de Vasco Pratolini sobre el reencuentro en la Roma de 1945 de dos hermanos que llevaron vidas separadas y el mayor encuentra en el afecto al menor, enfermo de tisis, la razón para seguir viviendo. La película ganó (ex-aequo con "La infancia de Iván" de Andrei Tarkovski) el León de oro en el Festival de Venecia.  
Curiosamente sus siguientes films no gozaron del favor del gran público. Tal es el caso de Las soldaderas (1965), drama bélico según una novela de Ugo Pirro, con Anna Karina, Marie Laforêt, Lea Massari, Valeria Moriconi, Mario Adorf y Tomas Milian; en él un joven teniente de las fuerzas italianas en 1942 es destinado a recoger en Atenas a un grupo de mujeres y transportarlas en camión a Albania para ser usadas como prostitutas por los soldados allí destinados, o Estarás sentado a la derecha (1968), drama inspirado en las vicisitudes del líder independentista congoleño Patrice Lumumba, con Woody Strode, Franco Citti y Jean Servais. En estos años Zurlini volvió al teatro y se vio obligado a realizar spots publicitarios para la televisión o a concluir alguna película ajena, así "Cómo, cuando y con quién" (1969), tras la muerte en el rodaje de su director Antonio Pietrangeli.
Regresa con La primera noche de quietud (1972), drama romántico-existencialista producido por Alain Delon, quien se reservó el papel protagonista, secundado por Giancarlo Giannini, Sonia Petrovna, Renato Salvatori, Alida Valli, Adalberto Maria Merli, Salvo Randone y Lea Massari. Durante el rodaje Zurlini y Delon se entendieron mal y el actor francés impuso diversos cambios en la filmación. En todo caso su protagonismo resultó decisivo para el éxito del film, sobre todo en Francia. Su última película fue El desierto de los tártaros (1976), costoso drama militar de época con reparto multiestelar internacional: Vittorio Gassman, Giuliano Gemma, Helmut Griem, Philippe Noiret, Jacques Perrin, Francisco Rabal, Fernando Rey, Laurent Terzieff, Jean-Louis Trintignant y Max Von Sydow. Basado en una novela de Dino Buzzati, el film pudo llevarse a efecto gracias al actor Jacques Perrin, quien puso un gran empeño personal en buscar financiación e incluso ejerció como productor, y al afortunado descubrimiento de una antigua fortaleza en Irán en la que se ambientaría el film, mientras que los interiores se rodaron en Cinecittà. En realidad esta última obra supone una metáfora kafkiana de la vida, transcurrida sin otra expectativa que la espera de la muerte y la imposibilidad de oponerse a ella. El film recibió aclamación crítica, fue premiado con un David di Donatello a la mejor película y otro al mejor director, así como un Nastro d'argento al mejor director, pero desconcertó a los espectadores.
En sus últimos años Zurlini se dedicó a la enseñanza en el Centro Sperimentale di Cinematografia, a la dirección de doblaje de películas extranjeras y a escribir sobre arte. Falleció a los 56 años a consecuencia de una hemorragia gastrointestinal debida a la cirrosis hepática que padecía.
 

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