lunes, 11 de enero de 2021

Anita Ekberg (Malmö, Sweden, 29-9-1931 / Rocca di Papa, Italia, 11-1-2015): In memoriam

MITO ERÓTICO Y MUSA DE FELLINI
 
La actriz sueca Anita Ekberg falleció tal día como hoy en 2015. Espectacular belleza nórdica, rubia, curvilinea y de prominente busto, fue una de las presencias femeninas más imponentes de la historia del cine. Su inicial paso por Hollywood en los años 50 apenas dejó títulos memorables, aunque en 1956 recibió un Globo de Oro como estrella emergente. Lo que sin duda la hace inolvidable fue su intervención en La dolce vita (1960) de Fellini, film en el que, con un vaporoso y escotado vestido negro que dejaba al descubierto hombros y espalda, se bañaba en la Fontana de Trevi, invitando a Marcello Mastroianni a que se uniera a ella. Esa memorable secuencia la mitificó como despampanante, sensual e inalcanzable sex symbol. Frecuente carne de portada en revistas, su popularidad no creció tanto por sus dotes para la interpretación, siempre dudosas aunque en ocasiones estuviesen salpicadas por un notable sentido del humor, sino por su incuestionable hermosura y la ligereza de su comportamiento sexual que sorprendía en sociedades timoratas. En 1964 se estableció en Italia, donde prosiguió una carrera discreta y, desde finales de los años 60, declinante. Conocida por su amigos como Anitona, acabó su vida sola e indigente.
La sexta de ocho hermanos, Anita Marianne Ekberg trabajó en su adolescencia como modelo. En 1950 fue elegida Miss Suecia, lo que la llevó al año siguiente a los Estados Unidos para competir por el título de Miss Universo, concurso a la sazón todavía no oficial, donde fue una de las seis finalistas. A pesar de que entonces apenas hablaba inglés, su exuberante figura propició que fuera contratada por los estudios Universal. Siendo starlet recibió allí lecciones de elocución, arte dramático, danza, esgrima y equitación. En esta última disciplina fue en la que más interés se tomó. 
Universal la colocó como objeto decorativo en varias películas donde su nombre no fue acreditado. Su nombre sólo apareció en Abbott y Costello van a Marte (1953) de Charles Lamont, comedia de ciencia-ficción con Bud Abbott y Lou Costello. El estudio pronto canceló su contrato y en adelante Ekberg se dedicó a autopromocionarse como modelo y a alimentar la chismografía por sus affairs con astros de la pantalla. Sus voluptuosos posados para revistas masculinas hicieron de ella una popular pin-up. Finalmente obtiuvo papeles secundarios de creciente relieve en Callejón sangriento (1955) de William A. Wellman, film de aventuras con John Wayne y Lauren Bacall, Cómicos en París (1955) de Frank Tashlin, comedia musical con Dean Martin, Jerry Lewis y Shirley MacLaine, y Guerra y paz (1956) de King Vidor, la película más importante de cuantas rodó en Hollywood, costoso drama épico adaptador de la novela de Tolstoi, con Audrey Hepburn, Henry Fonda, Mel Ferrer y Vittorio Gassman.
Posteriormente desempeñó roles estelares en Regreso a la eternidad (1956) de John Farrow, drama de supervivencia en la jungla sudamericana con Robert Ryan y Rod Steiger, Loco por Anita (1956) de Frank Tashlin, comedia con Dean Martin y Jerry Lewis, El hombre de la cámara acorazada (1956) de Andrew V. McLaglen, thriller con William Campbell y Karen Sharpe, Zarak (1956) de Terence Young, film de aventuras orientales con Victor Mature y Michael Wilding, Policía internacional (1957) de John Gilling, thriller de acción con Victor Mature y Trevor Howard, Valerie (1957) de Gerd Oswald, western con Sterling Hayden y Anthony Steel, El embrujo de París (1958) de Gerd Oswald, comedia con Bob Hope, Fernandel y Martha Hyer, La caza del asesino (1958) de Gerd Oswald, thriller con Phil Carey y Gypsy Rose Lee, o Conflicto íntimo (1958) de John Gilling, drama aventurero con Jack Palance y Nigel Patrick. Algunas de estas cintas se rodaron en Europa. 
Sus siguientes películas las rodó en Italia, país donde acabaría estableciéndose, así Bajo el signo de Roma (1959) de Guido Brignone, peplum con Georges Marchal y Folco Lulli, La dolce vita (1960) de Federico Fellini, comedia dramática con Marcello Mastroianni que supuso un enorme éxito mundial (la secuencia del baño nocturno con ambos retozando en la romana Fontana de Trevi se convirtió en una de las más icónicas de la historia del cine), Apocalipsis sobre el río amarillo (1960) de Renzo Merusi, drama bélico con Georges Marchal, Los tres etcéteras del coronel (1960) de Claude Boissol, comedia decimonónica con Vittorio De Sica y Daniel Gélin, A puerta cerrada (1961) de Dino Risi, comedia dramática con Claudio Gora, Fred Clark y Ettore Manni, Los mongoles (1961) de André De Toth, film de aventuras en el siglo XIII con Jack Palance y Antonella Lualdi, o Boccaccio '70 (1962), comedia de cuatro episodios y otros tantos directores, donde apareció interpretándose a sí misma junto a Peppino De Filippo en el titulado "Las tentaciones del doctor Antonio" de Federico Fellini.
En uno de sus eventuales retornos al cine anglosajón actuó en El amo de la selva (1963) de Gordon Douglas, comedia de aventuras con Bob Hope, Cuatro tíos de Texas (1963) de Robert Aldrich, western paródico con Frank Sinatra, Dean Martin y Ursula Andress, o Detective con rubia (1965) de Frank Tashlin, comedia de intriga basada en una novela de Agatha Christie, con Tony Randall y Robert Morley. Entre estas dos últimas protagonizó en Italia Lo que el sexo se llevó (1964) de Massimo Mida, comedia de episodios con Carlo Giuffrè y Agnes Spaak. Después pudo ser vista en Cómo empecé a amar a las mujeres (1966) de Luciano Salce, comedia con Michèle Mercier, Nadja Tiller, Elsa Martinelli, Zarah Leander, Romina Power y Robert Hoffmann, Un chalado en órbita (1966) de Gordon Douglas, comedia de ciencia-ficción con Jerry Lewis, Connie Stevens, Robert Morley y Dick Shawn, El gran amante (1966) de Alberto Sordi, comedia con Alberto Sordi, Bibi Andersson, Silvana Mangano y Giulietta Masina, El cobra (1967) de Mario Sequi, thriller de acción con Dana Andrews y Peter Martell, La esfinge de cristal (1967) de Luigi Scattini, film de aventuras con un otoñal Robert Taylor, Siete veces mujer (1967) de Vittorio De Sica, comedia  de siete episodios, todos ellos protagonizados por Shirley MacLaine, Crónica de un atraco (1968) de J. J. Valcázar, drama criminal español con Tomas Milian, Si hoy es martes, esto es Bélgica (1969) de Mel Stuart, comedia con reparto internacional encabezado por Suzanne Pleshette y Ian McShane, Malenka (1969) de Amando de Ossorio, film español de terror con John Hamilton y Diana Lorys, Un sudario a la medida (1969) de José María Elorrieta, drama español con John Richardson y Margaret Lee, El divorcio (1970) de Romolo Guerrieri, comedia con Vittorio Gassman y Anna Moffo, Los clowns (1970) de Federico Fellini, pseudo-documental reivindicador del arte de los payasos rodado para la televisión pero también exhibido en salas de cine, donde Ekberg volvió a interpretarse a sí misma en un cameo, La brigada del inspector Bogart (1972) de Ferdinando Merighi, giallo con Peter Martell y Barbara Bouchet, El largo camino de la venganza (1972) de Tanio Boccia, spaghetti-western con Richard Harrison, o Al noreste de Seúl (1972) de David Lowell Rich, thriller de acción con  John Ireland y Victor Buono.
En años sucesivos se mantuvo apartada de los platós, regresando ya con un físico ajado en La monja homicida (1979) de Giulio Berruti, thriller de terror con Joe Dallesandro, Lou Castel, Alida Valli y  Massimo Serato, al que siguieron, entre otros títulos olvidables, Sabotaje petrolífero (1980) de Robert Michael Lewis, film de espionaje con Omar Sharif y Cornelia Sharpe, Entrevista (1987) de Federico Fellini, fantasía cómico-dramática con Marcello Mastroianni donde, ya como una robusta matrona, se interpretó una vez más a sí misma, o Bambola (1996) de Bigas Luna, melodrama erótico italo-español con Valeria Marini, Jorge Perugorría, Stefano Dionisi, Manuel Bandera y Antonio Lurio.
Anita Ekberg se casó y divorció en dos ocasiones, siendo sus maridos el actor británico Anthony Steel (1956-1959) y el actor americano Rik Van Nutter (1963-1975). No tuvo hijos. En los años 60 se le atribuyeron romances con Frank Sinatra, Gianni Agnelli o Dino Risi. "El problema de Anita es que cree que todos los hombres quieren acostarse con ella. Lo peor de todo: es cierto", dijo Fellini
Sus últimos años fueron tristes y solitarios. En 2011 su representante lanzó un llamada de emergencia debido al estado de indigencia en el que ella se encontraba. Había permanecido tres meses en un hospital en Rimini debido a una fractura de cadera que la dejó parcialmente inválida en silla de ruedas. Entretanto su casa había sido saqueada por ladrones que le robaron joyas y mobiliario; su villa también fue dañada por un incendio. Pidió ayuda a la Fundación Fellini, que se encontraba en apuros económicos, y no la recibió; sus miembros la llevaron a una residencia de ancianos. A la desesperada intentó acogerse a la ley Bacchelli para obtener una pensión del gobierno, que le fue denegada en cuanto ciudadana extranjera (nunca obtuvo la ciudadanía italiana). Meses más tarde consiguió dos pensiones procedentes de los Estados Unidos, país donde había trabajado y residido varios años. Un cáncer hepático acabó con su vida a los 83 años de edad. Conforme a su voluntad fue enterrada en Suecia. 


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