domingo, 14 de enero de 2018

Donna Reed (Denison, Iowa, US, 27-1-1921 / Beverly Hills, California, US, 14-1-1986): In memoriam

BELLEZA Y BUENOS MODALES

La actriz estadounidense Donna Reed falleció tal día como hoy hace treinta y dos años. De origen campesino, casi por casualidad accedió al cine merced a su belleza y buenos modales. Los primeros años de su carrera transcurrieron en M.G.M. y, tras destacar por sus interpretaciones en otros estudios, entre ellas el clásico ¡Qué bello es vivir! (1946), acabó siendo estrella de la Columbia. Consiguió el Oscar a la mejor actriz secundaria por De aquí a la eternidad (1953) y en 1958 se pasó a la televisión con "El show de Donna Reed", que produjo su entonces marido y que, en las ocho temporadas que estuvo en antena, la hizo más popular de lo que lo había sido en la gran pantalla.
Nacida Donna Belle Mullenger, era la mayor de cinco hermanos en una modesta familia de granjeros que residían en un pequeño pueblo de Iowa. Además de una belleza natural, Donna era una estudiante aplicada y, con el propósito de convertirse en maestra, se trasladó a California, donde acogida por una tía suya, se propuso estudiar en la Universidad de Los Angeles. Aunque no tenía intención de ser actriz profesional, allí participó en varios montajes escénicos y fue elegida Reina del Campus. Este título le valió para asistir a una sesión fotográfica cuyas imágenes fueron repartidas por varias revistas de la ciudad. Varios estudios cinematográficos le propusieron hacer pruebas de pantalla y finalmente ella aceptó firmar un contrato con Metro-Goldwyn-Mayer, aunque insistió en concluir su educación primero.
El estudio de león la introdujo con papeles secundarios de creciente extensión en títulos como La sombra de los acusados (1941) de W.S. Van Dyke, comedia criminal de intriga con William Powell y Myrna Loy, Ojos en la noche (1942) de Fred Zinnemann, intriga criminal con Edward Arnold y Ann Harding, La comedia humana (1943) de Clarence Brown, drama adaptado de una novela de William Saroyan, con Mickey Rooney y Frank Morgan, El desfile de las estrellas (1943) de George Sidney, musical de propaganda bélica donde intervinieron muchas de las luminarias del estudio, El retrato de Dorian Gray (1945) de Albert Lewin, adaptación de la novela de Oscar Wilde, con George Sanders y Hurd Hatfield, o No eran imprescindibles (1945) de John Ford, drama bélico protagonizado por Robert Montgomery y John Wayne.
Curiosamente, la película que la convirtió en estrella fue una producción de RKO, ¡Qué bello es vivir! (1946) de Frank Capra, comedia dramática navideña con elementos fantásticos donde compartió créditos con James Stewart, que aunque en su día tuvo una pobre acogida comercial, con el tiempo se convirtiría en un clásico repuesto cada año en Navidad por muchas cadenas televisivas en todo el mundo. La carrera de Reed prosiguió en M.G.M. con La calle del Delfín Verde (1947) de Victor Saville, drama romántico de época con Lana Turner, Van Heflin y Richard Hart, pasando después a actuar en producciones de otros estudios como El misterio de una desconocida (1949) de Lewis Allen, noir con Alan Ladd, El ídolo (1951) de David Miller, drama deportivo con John Derek, Trágica información (1952) de Phil Karlson, noir con Broderick Crawford y John Derek, Los forasteros (1952) de Roy Huggins, western con Randolph Scott, Un conflicto en cada esquina (1953) de Michael Curtiz, comedia dramática con John Wayne y Charles Coburn, o El pirata de los siete mares (1953) de Sidney Salkow, film de aventuras con John Payne.
Aunque generalmente solía encarnar a mujeres modosas, le valió el Oscar a la mejor actriz de reparto su interpretación de una prostituta en De aquí a la eternidad (1953) de Fred Zinnemann, drama bélico coral que narraba los momentos previos al ataque japonés de Pearl Harbor, con Burt Lancaster, Montgomery Clift, Deborah Kerr y Frank Sinatra, producción ganadora de ocho premios de la Academia que marcó el punto algido en la carrera de Reed. Entre sus siguientes estrenos figuran ¡Qué par de golfantes! (1953) de Norman Taurog, comedia con Dean Martin y Jerry Lewis, Fiebre de venganza (1953) de Raoul Walsh, western con Rock Hudson, Tres horas para vivir (1954) de Alfred L. Werker, western con Dana Andrews, La última vez que vi París (1954) de Richard Brooks, drama con Elizabeth Taylor, Van Johnson y Walter Pidgeon, Rumbo al Oeste (1954) de Phil Karlson, western con Robert Francis, Horizontes azules (1955) de Rudolph Maté, western con Fred MacMurray, Charlton Heston y Barbara HaleRapto (1956) de Alex Segal, drama criminal con Glenn Ford, La historia de Benny Goodman (1956) de Valentine Davies, biopic sobre el famoso músico de jazz, con Steve Allen, El sexto fugitivo (1956) de John Sturges, western con Richard Widmark, Más allá de Mombasa (1956) de George Marshall, film de aventuras africanas con Cornel Wilde y Leo Genn, o Toda la verdad (1958) de John Guillermin, thriller británico con Stewart Granger, George Sanders y Gianna Maria Canale.
Entre 1958 y 1966 tuvo su propio y muy popular show televisivo en la cadena ABC, llegando a ganar un Globo de Oro. Después se retiró, volviendo años más tarde a la televisión. Sus últimas actuaciones se produjeron en la temporada 1984-1985 de la serie "Dallas" de CBS. En la época intermedia ejerció de activista por la paz y otras causas humanitarias.
Donna Reed se casó en tres ocasiones, siendo sus maridos el maquillador William Tuttle,  con quien contrajo matrimonio en 1943 para divorciarse en 1945; el productor Tony Owen, con el que estuvo casada entre 1945 y 1971, tuvo dos hijos y adoptó otros dos, divorciándose después de veintiséis años; y, por último, el coronel retirado del ejército Grover Asmus, con quien permaneció casada desde 1974 hasta su fallecimiento. Este se debió a un cáncer de páncreas, cuando la actriz contaba 64 años.


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