jueves, 30 de noviembre de 2017

Ernst Lubitsch's "The merry widow" (1934), waltz scene

RECUERDO A ERNST LUBITSCH

Con ocasión del septuagésimo aniversario de su fallecimiento, recordamos al genial cineasta germanoamericano Ernst Lubitsch con esta secuencia asombrosamente espectacular de su película La viuda alegre (1934), opulenta adaptación de la opereta homónima del compositor austro-húngaro Franz Lehár producida por M.G.M. que protagonizaron Maurice Chevalier y Jeanette MacDonald y que ganó el Oscar a la mejor dirección artística.

Jonathan Swift (Dublin, Ireland, 30-11-1667 / Ibid, 19-10-1745): In memoriam

ACERBA CARGA SATÍRICA Y MORDAZ

Tal día como hoy, hace trescientos cincuenta años, vino al mundo el escritor irlandés Jonathan Swift. Clérigo autor de novelas, ensayos, panfletos políticos y poemas, ha pasado a la historia de la literatura fundamentalmente por su famosa novela satírica Los viajes de Gulliver, obra que transciende su historia de aventuras para mostrar con sarcasmo la realidad social y política de su tiempo y, por extensión, del género humano.   
Segundo hijo de una pareja de emigrados ingleses en Dublín, Jonathan Swift perdió a su padre poco antes de su nacimiento, siendo criado por su tío Godwin ya que su madre tras la muerte de su esposo regresó a Leicester (Inglaterra). Tras estudiar en el Trinity College dublinés, se trasladó en 1688 al lado de su madre para trabajar poco después en Moor Park (Surrey) como secretario del estadista y escritor Sir William Temple, quien sería su protector durante diez años. En 1690 abandonó Inglaterra, regresando un año después junto a Temple para hacerse cargo del tutelaje de Esther (Stella) Johnson, hija de la fallecida hermana del diplomático. La relación de Swift con Stella resulta ambigua, pues no se sabe a ciencia cierta si traspasó las fronteras de la amistad según los rumores que años más tarde indicaban que llegaron a casarse en secreto. Después de terminar sus estudios de Teología en 1694, ocupó un puesto de pastor en la localidad irlandesa de Kilroot. En 1696 volvió a Inglaterra para trabajar de nuevo con Temple hasta el fallecimiento de éste tres años después. En Londres participó activamente en la vida política, religiosa y literaria de la ciudad. Aunque en un primer momento estuvo cercano a los whigs, tras la subida al poder de los tories escribió una serie de panfletos en su favor y contra los whigs que se caracterizaron por su gran agudeza y mordacidad, y que le llevaron finalmente a dirigir The Examiner, periódico del Partido Conservador. Tras la muerte de su antiguo patrón, Swift se marchó a Irlanda, trabajando como capellán de Lord Berkeley, vicario de Laracor y Rathbeggan.
La habilidad satírica de Swift se evidencia en sus primeros libros: La batalla de los libros (1704) ridiculiza las discusiones literarias en boga que contraponían la calidad de las obras de la Antigüedad a las modernas, adoptando el autor una posición favorable a los clásicos, mientras que Historia de una bañera (1704), el más divertido de sus libros, es una sátira sobre la pretenciosidad e hipocresía en el terreno de la religión y la literatura, que le supuso la pérdida de sus prerrogativas en la Iglesia Anglicana. Entre 1710 y 1713 escribió sus Cartas a Stella, publicadas póstumamente en 1766. Otra mujer importante en la vida sentimental de Swift fue Esther Vanhomrigh, joven con ascendencia holandesa para quien inventó el nombre de Vanessa. Esta murió en 1723, mientras que Stella fallecería en 1728. Tras ejercer diversos cargos eclesiásticos, Swift fue nombrado deán de la catedral de San Patricio (1713-1745). Realizó por entonces numerosos viajes a Londres para mantener su actividad política, hasta que en 1718, con la caída del gobierno, perdió toda su influencia.
Su obra maestra, Los viajes de Gulliver, publicada anónimamente en 1726, una sátira imaginativa y pesimista de la sociedad formulada con estilo austero y directo, obtuvo un éxito inmediato, particularmente entre el público infantil y juvenil. El descubrimiento por parte del protagonista de países imaginarios, integrados, por ejemplo, por seres minúsculos (Lilliput) o gigantes (Brobdingnag), le sirve al autor para lanzar una crítica aguda e inmisericorde sobre la política y las relaciones sociales de su época, de un tono rayano en la misantropía.  En Una modesta proposición (1729), ironizaba sobre la posibilidad de vender a los hijos de los irlandeses pobres como alimento para los ingleses ricos, para el bien de la patria y de ambas clases sociales.
Sus últimos años, tras la muerte de Stella, se caracterizaron por una creciente soledad y asomos de demencia. Sufrió frecuentes ataques de vértigo y, tras un largo periodo de decadencia mental, Jonathan Swift falleció a los 77 años. Fue enterrado en la catedral de la que fue deán, junto al sepulcro de Stella. Su epitafio, escrito por él mismo en latín, reza: "Aquí yace el cuerpo de Jonathan Swift, D., deán de esta catedral, en un lugar en que la ardiente indignación no puede ya lacerar su corazón. Ve, viajero, e intenta imitar a un hombre que fue un irreductible defensor de la libertad".

 

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Luciano Pavarotti - Una furtiva lagrima ("L'elisir d'amore", Donizetti)

SI PUÒ MORIR D'AMOR

Hoy se cumplen doscientos veinte años del nacimiento del compositor operístico italiano Gaetano Donizetti. Recordamos la efeméride con Una furtiva lagrima, aria correspondiente al Cuadro II del Acto II (y la más conocida) de su ópera cómica L'elisir d'amore, estrenada en Milán en 1832. En el video se puede apreciar la memorable interpretación que de ella hizo, en el papel de Nemorino, el grandísimo tenor italiano Luciano Pavarotti con su voz portentosa y límpida en el Met neoyorquino en 1981.

martes, 28 de noviembre de 2017

Vintage delights (XCVI)

Marlene Dietrich & Emil Jannings ("Der Blaue Engel", 1930)

Carole Lombard & Pat O'Brien ("Virtue", 1932)

Clark Gable & Jean Harlow ("Hold your man", 1933)

Johnny Weismuller & Maureen O'Sullivan ("Tarzan and his mate", 1934)

Gary Cooper & Jean Arthur ("The plainsman", 1936)

Priscilla Lane, John Garfield & May Robson ("Four daughters", 1938)

Cary Grant, Ralph Bellamy & Rosalind Russell ("His girl Friday", 1940)

Joel McCrea & Veronica Lake ("Sullivan's travels", 1941)

Orson Welles & Joan Fontaine ("Jane Eyre", 1943)

Rita Hayworth & Gene Kelly ("Cover girl", 1944)

Jennifer Jones & Gregory Peck ("Duel in the sun", 1946)

Spencer Tracy & Katharine Hepburn ("Adam's rib", 1949)

Gloria Swanson & William Holden ("Sunset Boulevard", 1950)

Frank Sinatra, Raymond Burr, Shelley Winters & Alex Nicol ("Meet Danny Wilson", 1951)

Deborah Kerr & Burt Lancaster ("From here to eternity", 1953)

Marlon Brando & Eva Marie Saint ("On the waterfront", 1954)

Joan Bennett, Fred MacMurray & Barbara Stanwyck ("There's always tomorrow", 1956)

Peter Finch & Audrey Hepburn ("The nun's story", 1959)

Eva Marie Saint & Jill Haworth ("Exodus", 1960)

Sue Lyon ("Lolita", 1962)

Sean Connery & Tippi Hedren ("Marnie", 1964)

Jack Lemmon & Walter Matthau ("The fortune cookie", 1966)

Elizabeth Taylor & Richard Burton ("The comedians", 1967)

Jean-Louis Trintignant & Françoise Fabian ("Ma nuit chez Maud", 1969)

lunes, 27 de noviembre de 2017

Lotte Lenya - Surabaya Johnny

UND ICH LIEBE DICH SO

En el treinta y seis aniversario de su fallecimiento, recordamos a la cantante y actriz austriaca Lotte Lenya con Surabaya Johnny, canción correspondiente al Acto III de la comedia musical Happy end, con libreto de Elisabeth Hauptmann y canciones de Kurt Weill (música) y Bertolt Brecht (letra), estrenada en Berlín en 1929.

domingo, 26 de noviembre de 2017

Rachel Roberts (Llanelli, Wales, UK, 20-9-1927 / Los Angeles, California, US, 26-11-1980): In memoriam

TALENTO MALOGRADO

Hoy se cumple el trigésimo séptimo aniversario del fallecimiento por suicidio de la actriz británica Rachel Roberts. Sus contundentes interpretaciones en dos títulos clave del free cinema: Sábado noche, domingo mañana (1960) y El ingenuo salvaje (1963) le dieron notoriedad, además de sendos premios BAFTA a la mejor actriz -más adelante conseguiría un tercero como secundaria por Yanquis- y una nominación al Oscar por el segundo de ellos. En sus no demasiadas intervenciones cinematográficas solía interpretar a mujeres duras, austeras o temperamentales. Desaprovechado su talento en cierta medida  por el cine, tuvo también una destacada carrera en el teatro y la televisión.
Hija de un clérigo baptista, después de estudiar en la Universidad de Gales y la Real Academia de Arte Dramático londinense, Rachel Roberts comenzó su carrera de actriz en una compañía de teatro de repertorio en 1950 y tres años después debutó en el cine. Mientras proseguía su actividad en los escenarios acuando en obras de Shakespeare con la prestigiosa Old Vic Company en 1954 y 1955, apareció en papeles secundarios en media docena de películas de escaso relieve. En 1955 se casó con el actor Alan Dobie, de quien se divorció en 1960. Dos años después contraería matrimonio con el actor Rex Harrison. Con ninguno de los dos tuvo hijos.
Su revelación en la pantalla se produjo con uno de los films más emblemáticos del free cinema británico, Sábado noche, domingo mañana (1960) de Karel Reisz, drama realista con Albert Finney y Shirley Anne Field por el que Roberts ganó el BAFTA a la mejor actriz, premio que volvió a recibir por El ingenuo salvaje (1963) de Lindsay Anderson, otro aclamado drama donde interpretaba a una casera, viuda triste y mezquina, que mantiene una problemática relación sentimental con su inquilino, un jugador de rugby encarnado por Richard Harris. Por este papel Roberts fue también candidata al Globo de Oro y al Oscar a la mejor actriz. En los siguientes años estas oportunidades en el cine no tuvieron continuidad y Rachel Roberts continuó actuando en teatro como primera actriz e hizo esporádicas incursiones en la televisión. Volvió a la gran pantalla con La mosca tras la oreja (1968) de Jacques Charon, comedia con Rex Harrison (su entonces marido), Rosemary Harris y Louis Jourdan.
La crecientemente tumultuosa relación con su segundo marido, sazonada de peleas y borracheras, acabó en 1971 cuando Harrison la dejó por Elizabeth Rees-Williams, la mejor amiga de ella, con la que él se casó poco después de divorciarse de Roberts. La actriz nunca pudo superar este hecho y se hundió aún más en el alcoholismo y la depresión. Trasladada a Los Angeles, se la vio en roles de carácter en películas como Hospital, hora cero (1971) de George Schaefer, drama con Dyan Cannon, Richard Crenna y Gene Hackman, o Dos hombres contra el Oeste (1971) de Blake Edwards, western con William Holden, Ryan O'Neal y Karl Malden. El cine británico la recuperó puntualmente en Un hombre de suerte (1973) de Lindsay Anderson, comedia dramática con Malcolm McDowell y Ralph Richardson, y La caza del zorro (1973) de James Hill, film familiar de aventuras con Eric Porter, Jeremy Kemp y Bill Travers. Luego intervino en Asesinato en el Orient Express (1974) de Sidney Lumet, adaptación de la novela de Agatha Christie con reparto multiestelar encabezado por Albert Finney, Picnic en Hanging Rock (1975) de Peter Weir, drama de producción australiana basado en hechos reales, con Dominic Guard, Helen Morse y Jacki Weaver, Juego peligroso (1978) de Colin Higgins, comedia de intriga con Goldie Hawn y Chevy Chase, Yanquis (1979) de John Schlesinger, drama bélico con Richard Gere, Vanessa Redgrave, William Devane y Lisa Eichhorn, el último film que rodó en su país y por el que logró un tercer premio BAFTA, en este caso a la mejor actriz de reparto, Llama un extraño (1979) de Fred Walton, thriller psicológico de terror con Charles Durning, Carol Kane, Colleen Dewhurst y Tony Beckley, y La maldición de la Reina Dragón (1980) de Clive Donner, comedia de intriga con Peter Ustinov, Lee Grant, Brian Keith, Roddy McDowall, Michelle Pfeiffer y Angie Dickinson.
El 26 de noviembre de 1980, su jardinero encontró su cadáver en el suelo de la cocina rodeado de cristales. La autopsia reveló que, además de una sobredosis de barbitúricos y alcohol, Rachel Roberts había ingerido lejía y otras sustancias cáusticas, dictaminándose muerte instantánea por suicidio. La malograda actriz contaba 53 años.



sábado, 25 de noviembre de 2017

Yukio Mishima (Tokyo, Japan, 14-1-1925 / Ibid, 25-11-1970): In memoriam

SINGULAR, CONTRADICTORIO, INTENSO, ATORMENTADO, BRILLANTE Y EGÓLATRA

Hoy se cumplen cuarenta y siete años de la muerte por suicidio ritual del escritor japonés Yukio Mishima. Novelista, dramaturgo, ensayista, poeta y crítico, se le considera una de las figuras más significativas de la literatura nipona del siglo XX. Renovador y prolífico, amado y odiado, en sus 45 años de vida fue autor de nada menos que 257 obras, incluidas novelas, relatos, obras de teatro y una película. Su obra más significativa combina estilos modernos literarios con elementos tradicionales japoneses, donde la sexualidad y moralidad son temas constantes. Imaginativo y sensual, las tramas de sus novelas revelan un profundo análisis psicológico de sus personajes y cierta dosis de humor. Su temática audaz y descarnada, atenta a los aspectos más oscuros de las pasiones humanas, contrasta con la delicadeza y contención de su estilo. Hasta tres veces su nombre fue propuesto para el premio Nobel, pero, a pesar de su fama, fue su compatriota Yasunari Kawabata quien lo recibió en 1968 (el galardonado argumentó que Mishima lo merecía más que él). En las academias, tanto japonesa como anglo-americana, hoy, Mishima no tiene virtualmente voz, ya que sus opiniones no son 'políticamente correctas'. Sin embargo, las obras de Mishima siguen siendo leídas ampliamente tanto en Japón como en el resto del mundo. Traducido a buen número de lenguas, Mishima es el autor que más ha hecho por introducir la literatura de su país en Ocidente.
Nacido Kimitake Hiraoka en el seno de una familia burguesa (su padre era funcionario de un ministerio estatal) el futuro escritor se vanagloriaba de pertenecer por sus antepasados a la estirpe de los samuráis. Criado por su abuela, realizó los estudios en Gakushüim, la escuela por tradición reservada a la nobleza. Escribió su primer cuento a los trece años y a los dieciséis su primer libro de relatos, que coincidió con su ingreso en la Facultad de Derecho. Aconsejado por un profesor, eligió el pseudónimo literario de Yukio Mishima para proteger a su preeminente familia (su padre se oponía rotundamente a su vocación literaria). Su primer trabajo extenso, El bosque en flor, fue publicado en 1941. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó en una fábrica aeronáutica, tras ser desestimado como piloto suicida por presentar aparentes síntomas de tuberculosis. Sobrevivir a una guerra en la que habían muerto tantos compatriotas se convirtió para él en un trauma lacerante e imborrable. En 1947, ya graduado en la Universidad, obtuvo un empleo como funcionario en el Ministerio de Finanzas japonés. De constitución frágil, ese trabajo le fatigaba y un año después lo abandonó para dedicarse por entero a la actividad literaria.
Mishima recibió el influjo del romanticismo japonés, que poniendo énfasis en la unidad del Japón y de sus valores culturales, servía de base de apoyo a la ideología nacionalista y dominó el mundo literario de los años de la guerra. Sin embargo, también la literatura occidental moderna fue para Mishima objeto de destacado interés y de atenta lectura. Después de un buen número de relatos publicó las novelas Ladrones (1948) y Confesiones de una máscara (1949), obra clave de carácter autobiográfico y raíces nietzscheanas que cosechó un inmediato éxito y que supuso su consagración en el mundo literario cuando contaba con sólo veinticuatro años. Aunque en general se acogió la novela con un juicio favorable, algunos críticos mostraron perplejidad y reservas frente a la particularidad del tema (la confesión por parte de Kochan, el joven protagonista, de su homosexualidad), que ciertamente representaba una novedad en la literatura japonesa. La narración formula un itinerario interior del protagonista a través de los recuerdos de la primera infancia hasta las fantasías de la adolescencia, del lento y aceptado proceso de toma de conciencia de su diferencia y de la incapacidad, experimentada hasta el límite, de amar al sexo opuesto. Otras novelas posteriores fueron Sed de amor (1950), una muestra del interés de Mishima por crear personajes inestables, que parecen bordear la locura, Los años verdes (1950, historia de tinte autobiográfico cuyo joven protagonista se embarca en una espiral autodestructiva presidida por una morbosa obsesión por el dinero y la fascinación por la muerte, El color prohibido (1951-1953), díptico que describe con sinceridad, audacia y el lirismo que caracteriza toda su obra, el universo homosexual del Tokyo de la posguerra, o El rumor del oleaje (1954), que, inspirada en la leyenda de Daphnis y Chloe, narra el nacimiento y consumación del idilio entre dos adolescentes situados en un mundo arcádico, primitivo y elemental, ubicado en una diminuta isla japonesa. Su obra de mayor éxito en los años 50 fue El pabellón de oro (1956). Se trata del retrato de un joven monje fascinado y al mismo tiempo oprimido por la belleza de un famoso templo budista. Una novela en la que, como en parte de su obra, el elemento principal es la belleza y su destrucción, la vida y la muerte, eros y tanatos; nihilismo y aceptar lo irremediable, reflejo de aquel Japón, ante la mirada de Mishima, decadente y humillado tras la guerra.
En Después del banquete (1960), que gira en torno al amor y la ambición, brinda una nueva muestra de su penetrante visión de las relaciones humanas. La escuela de la carne (1963), novela de pasiones, traiciones y búsquedas del reconocimiento social, confronta la sociedad moderna japonesa con las viejas tradiciones. El marino que perdió la gracia del mar (1963), historia de una traición ignorada y de una idealización frustrada, utiliza con extraordinaria habilidad los silencios y las elipsis para dotar al relato de un ritmo característico. Música (1965) despliega una sugerente e interesante trama en la que se ponen en juego los complicados resortes que esconde y utiliza el alma humana en su búsqueda desesperada de la plenitud tanto del amor físico como del amor absoluto. Vestidos de noche (1967) es una inteligente y aguda sátira de la hipocresía de la alta sociedad japonesa, fascinada por los modos de vida occidentales pero en la que aún pesan la sobriedad, la rigidez y la estricta jerarquía familiar y social del Japón tradicional. Con la que se considera su obra maestra, El mar de la fertilidad, tetralogía final que incluye las novelas: Nieve de primavera (1965-1967), Caballos desbocados (1969), El templo del alba (1970) y La corrupción de un ángel (1971, póstuma), el arte literario del mítico escritor japonés culmina con prodigiosa fuerza su visión inspirada e ideológicamente crítica de una auténtica epopeya nacional. Con la acción transcurriendo entre 1912 y 1975, cada una de estas novelas corresponde a una reencarnación distinta del mismo ser: un joven aristócrata, un nacionalista y violento extremista, una indolente princesa y un huérfano manipulador y sádico. El tema central en esta singular obra es el reproche a la sociedad nipona por la pérdida de los valores de antaño. A Mishima le preocupaba la creciente occidentalización de su país y analizaba la transformación del Japón desde una perspectiva pesimista, pues creía que esta metamorfosis resultaría estéril en el futuro de un país dueño de tantas y tan sabias tradiciones. Sus héroes son jóvenes rebeldes aspirantes a una pureza utópica. El autor recrea los rituales de la vida y de la muerte, de la transmigración y la purificación del alma, tan presentes en la tradición japonesa. Obra personal de notable belleza literaria, sin precedentes en la literatura moderna de Japón, contiene e invoca el sentido que para Mishima guardaba el honor y el respeto a las esencias pasadas de su país. Su compromiso con la literatura y la cultura lo llevaba a rebelarse contra una sociedad sumida en el vacío espiritual y la decadencia moral.
Entre su abundante producción ensayística destaca El sol y el acero (1968), que expresa muchas de las contradictorias y sutiles líneas de fuerza que configuran el complejo y singular pensamiento del escritor o cuando menos del personaje que quiso llegar a ser. El culto del cuerpo como trasunto y complemento del culto del espíritu, la dolorosa contradicción entre palabra y acción, la delgada, casi imperceptible frontera entre vida y muerte -realidades opuestas pero que a la vez se funden y complementan-, son sólo algunos de los motivos que articulan este texto de base autobiográfica. Mishima también fue autor de piezas teatrales contemporáneas como Madame de Sade (1965) o Mi amigo Hitler (1968), así como obras para el teatro kabuki y versiones modernas de dramas nō tradicionales. También apareció en varias películas y dirigió e interpretó el cortometraje silente "Patriotismo" (1966).
Desde 1955, la obsesión por la decadencia física y una concepción esteticista y masoquista del heroísmo le impulsaron a comenzar la práctica del culturismo, entrenando con pesas a fin de transformar su cuerpo, delgado y de constitución débil, en el de un hombre fuerte y musculoso. A partir de entonces siguió rigurosos regímenes de ejercicios semanales, que mantuvo hasta el final de sus días. También fue un ágil practicante de disciplinas de artes marciales como el kendo, el arte japonés de la esgrima. Personaje público y controvertido, su vida se haría crecientemente notoria por las actitudes retóricas y las posturas extremas. Llegaría a ser un maestro de la representación: actor, espadachín ritual, modelo de fotografías de simbología inquietante, adalid de una misoginia espartana.
Tras viajar por Europa y el continente americano, Mishima, que era bisexual, contrajo matrimonio en 1958 con Yoko Sugiyama. Tuvieron dos hijos, una niña llamada Noriko (nacido en 1959) y un niño de nombre Ichiro (1962). Sin embargo, Mishima frecuentaba bares gay. Mucha gente, incluída su esposa, trataban de ignorar su inclinación homoerótica, lo que previno que muchos de sus amantes se atrevieran a tomar iniciativa. Incluso años después de su muerte, los hijos harían esfuerzos conjuntos para impedir que se hiciera pública la sexualidad de Mishima, demandando a quienes afirmaban ser testigos de dichas relaciones.
En los años 60 la figura de Mishima era vista siguiendo las dos distintas pero inseparables facetas de su personalidad. El Mishima hombre de acción encontró su soporte teórico en la idea de que la verdad puede ser alcanzada sólo a través de un proceso intuitivo en el que pensamiento y acción no son dos modalidades distintas. Encontró la ejemplificación de ello y la suma de los más auténticos valores nipones en la ética de los samuráis. En consecuencia, se hizo portavoz de la necesidad de restaurar los valores de la cultura prebélica de su país. Conocido por su apoyo político a la remilitarización de Japón, fue miembro de las Fuerzas Terrestres de Autodefensa y pasó por varios procesos de entrenamiento en 1967. En 1968 utilizó su reputación y su entrenamiento marcial para fundar el Tatenokai (Sociedad del Escudo), una milicia privada formada por jóvenes estudiantes patriotas volcados en el estudio de artes marciales y disciplinas físicas. Su organización paramilitar juró lealtad a la noción abstracta de "las voces de la muerte heroica" y apoyaba el nacionalismo japonés y el retorno de Hirohito a su estatus divino de Emperador, necesario como símbolo del absoluto. Mishima, que albergaba fuertes sentimientos militaristas y era incapaz de aceptar la contemporización con Estados Unidos, se mostró descorazonado por la actitud pasiva de otros intelectuales ante la pérdida de los valores y las señas de identidad de su país, a los que denominó como "el mayor enemigo dentro de la nación", tildándolos de cobardes, desarraigados, deshonestos y, entre otros calificativos, presuntuosos.
Yukio Mishima estuvo obsesionado durante su existencia con la idea del suicidio, especialmente durante los últimos años de su vida. Movido por el espíritu de protesta y por la voluntad de cambiar la situación política de su país, la mañana del 25 de noviembre de 1970 acudió junto a cuatro miembros de la Sociedad del Escudo al cuartel general del Comando Oriental de las Fuerzas de Autodefensa de Japón en Tokio. Allí se encerraron con barricadas y apresaron, ataron y amordazaron al comandante. Desde la terraza del despacho, uniformado y con la banda de los samuráis en la frente, Mishima lanzó una arenga a los soldados para dar un golpe de estado con el propósito de conseguir el rearme de Japón y devolver la Institución Imperial a su legítimo lugar; también recriminó al pueblo japonés por dejarse embaucar por la sociedad de consumo olvidando las antiguas tradiciones, que conforman el núcleo de su identidad como individuos y como pueblo. Mishima, previsor, había alertado a los medios de comunicación de su 'acto de honor'. Tal y como él mismo esperaba, su discurso fue recibido con silbidos y abucheos por la tropa. Los nipones no daban crédito a los acontecimientos. Mishima era un personaje admirado y, pese a su bien merecida fama como escritor, fue tachado de exhibicionista, mitómano, narcisista, megalómano, fascista, homosexual, masoquista…
El final de Yukio Mishima, al enfrentarse a la derrota, fue terrible. Optó por el ritual del seppuku, perteneciente al bushidō (el código ético de los samuráis) para suicidarse. El seppuku consiste en clavarse un puñal en el vientre de izquierda a derecha para ser posteriormente decapitado por un asistente y así acortar una agonía larga y dolorosa. La muerte de Yukio Mishima, un suicidio ritual al grito de "Larga vida al emperador", se pareció más a una carnicería que a otra cosa. El compañero asignado para realizar la decapitación, Masakatsu Morita, no fue capaz de hacerlo tras varios intentos fallidos, siendo Hiroyasu Koga el encargado de acabar con el trabajo. Sus compatriotas, incapaces de asimilar su sacrificio, apelaban a su pérdida de cordura. Pero Mishima había decidido su muerte años atrás y llevaba muchos meses planeándola cuidadosamente y en silencio. Hay expertos que dicen que en realidad el intento de golpe fue una excusa para ejecutar su mortífero ritual.
Una semana antes de su suicidio, Mishima había organizado en el museo más grande de Tokio una exposición con toda su vida, desde sus inicios hasta el final. Estaban sus libros, prendas representativas, videos y muchas cosas más, pero hacia la parte final estaba él: vestido de samurái, con el torso desnudo y cargando una katana (espada japonesa): el personaje hacía la simulación de suicidarse. La misma mañana de su postrero 'acto de honor' había dejado corregidas las pruebas de imprenta de la que sería su última novela, La corrupción de un ángel, que cierra su tetralogía de El mar de la fertilidad.









viernes, 24 de noviembre de 2017

The entertainer

SCOTT JOPLIN (Texarkana, Texas, US, 24-11-1868 / New York City, US, 1-4-1917): IN MEMORIAM

Hoy es aniversario natal del compositor y pianista afroamericano estadounidense Scott Joplin. Se le recuerda por llevar a la perfección formal el ragtime, género musical consistente en piezas de ritmo sincopado, muy populares en las primeras décadas del siglo XX en Estados Unidos, en las que se aprecia un sentido rítmico próximo al del jazz. Durante su breve carrera escribió más de cuarenta piezas de ragtime, un ballet y dos óperas, pero no grabó en disco ninguna de sus composiciones hasta sus últimos años de vida, entre 1915 y 1916, si bien la mayoría de sus partituras, escritas para pianolas, se conservan completas. Fue conocido como el "Rey del ragtime".
Scott Joplin nació en una población de Texas tres años después de haber finalizado la Guerra de Secesión Norteamericana. Su padre era un esclavo liberto que trabajaba como peón en el ferrocarril y su madre, una afroamericana nacida libre, era sirvienta en una casa burguesa de gente de raza blanca. Scott fue el segundo hijo de los seis que tuvieron. Ambos progenitores eran muy amantes de la música para entretenerse en su tiempo libre, hasta el punto que enseñaron a cada uno de sus hijos a tocar un instrumento diferente. Presenciar a la familia al completo tocando podía ser como escuchar a una banda de música. A los ocho años, Scott Joplin tenía tanta práctica que la familia para la que servía su madre le puso a tocar el piano en su casa mientras su madre limpiaba. A los once años ya tocaba dos instrumentos más aparte del piano. Sus improvisaciones debieron impresionar mucho a sus padres y a la familia que daba trabajo a su madre, ya que le buscaron un profesor de música alemán, que fue quien comenzó a hacerle interesarse por la música clásica europea (y la posible adaptación de sus improvisaciones) y la música popular norteamericana (por entonces tocada por negros en buena parte). Su padre abandonó a la familia y, cuando Scott tenía catorce años, se murió su madre. La necesidad de dinero en su modesto hogar le hizo trabajar tocando en pianos de bares y prostíbulos. Es indudable que la práctica diaria durante horas le hizo adquirir una habilidad musical tremenda. Aparte de que el ambiente en el que se desenvolvió debió darle una personalidad determinada, fue durante esa etapa cuando tomó forma su particular sentido rítmico y de composición. A mediados de los años ochenta emprendió un largo viaje como músico ambulante a través de ciudades del estado de Missouri. En 1893, con banda propia, Joplin actuó en la Feria Mundial de Chicago, a la que acudieron millones de norteamericanos que, en bares, cafés y burdeles, escucharon el ragtime, la música popular que se había puesto de moda y a cuyas piezas se les dio el nombre de rags. Joplin deseaba triunfar como pianista y como compositor clásico y por esta razón se instaló en 1895 en Sedalia, Missouri, y estudió música en la Universidad George R. Smith para gente de color. Ese mismo año vendió a dos editores neoyorquinos sus dos primeras partituras de canciones, Please say you will y A picture of her face.
En 1899 se casó con Belle, cuñada de un músico colaborador, y poco después se trasladó a St. Louis para trabajar junto con el editor de música John Stark. Allí publicó dos de sus temas más famosos, Original rags y Maple leaf rag, que fue la primera pieza instrumental americana que tuvo un gran éxito e influenció a otros músicos. Los Joplin tuvieron una hija que murió a los pocos meses de nacer y poco después se divorciaron. Otros trabajos posteriores del compositor que se hicieron muy conocidos fueron The entertainer, March Majestic y la breve obra teatral The ragtime dance (1902). La partitura de su primera ópera, Un invitado de honor (1903), despues de una gira por varios estados, se extravió en una oficina de registro de derechos. En 1904 Joplin se volvió a casar, ahora con la joven Freddie Alexande, que falleció por un resfriado diez semanas después de la boda.
En 1907 se trasladó a Nueva York donde escribió un libro pedagógico, "La escuela de ragtime", siguiendo sus patrones de bajo complejo, sincopados esporádicos, silencios atemporales y plasmando sus ideas sobre la armonía, que fueron largamente imitadas. Allí conoció a su tercera esposa, Lottie Stokes, con quien se casó en 1909. Fue en esta época cuando empezó a ser conocido como el "Rey del ragtime". En 1911 publicó, con su propio dinero su trabajo más ambicioso, la ópera Treemonisha, obra con la que intentó ir más allá del ragtime para crear una ópera exclusiva de los afroamericanos. Su contrato con Stark había expirado en 1909, y pese a que realizó giras tocando el piano en sus últimos años, sus esfuerzos se volcaron en Treemonisha, obra que le obsesionaba. También escribió el libreto y dirigió la coreografía. Pero en vida del autor, esta ópera sólo consiguió una representación semipública y desinterés de la crítica. Obsesionado con el éxito de esta obra, la representó y produjo, contra viento y marea, y perdió, en consecuencia, mucho dinero; además, cayó en una profunda depresión y acabó sufriendo un colapso nervioso en 1911. Treemonisha, que pasó inadvertida varias décadas, tendría una puesta en escena teatral completa en Broadway en 1972. Ha sido definida como "la primera gran ópera americana, puesto que habla un lenguaje genuinamente americano con las formas convencionales de la ópera occidental, como la obertura, el aria, el airoso, el recitativo, los coros y el ballet".
Enfermo de sífilis en fase avanzada que derivó en demencia, finalmente Joplin tuvo que ser ingresado en un psiquiátrico, donde murió pocos meses después a la edad de 48 años. Su música resurgió cuando varios de sus rags, entre ellos The entertainer, aparecieron en la película "El golpe" (1973) de George Roy Hill.


The entertainer (1902) es un clásico rag compuesto para piano por Scott Joplin. La primera grabación de la que se tiene constancia data de 1928 y se debe al dúo Blue Boys, quienes hicieron de la pieza un arreglo para mandolina y guitarra. En 1970 el musicólogo Joshua Rifkin publicó el álbum Scott Joplin: Piano rags, el primero en recuperar la música del autor texano, que llegaría a vender un millón de copias.  El revival de Joplin continuó y se amplificó cuando Marvin Hamlisch adaptó varias de sus piezas en la película "El golpe" (1973), ganadora de siete Oscars, entre ellos el correspondiente a la mejor banda sonora adaptada.

jueves, 23 de noviembre de 2017

José Luis Borau (Zaragoza, España, 8-8-1929 / Madrid, España, 23-11- 2012): In memoriam

RESPETADO REFERENTE DEL CINE ESPAÑOL

Hoy se cumplen cinco años del fallecimiento del director cinematográfico, productor, guionista y ocasional actor español José Luis Borau, quien también escribió ensayos, relatos y novelas. Toda su producción mantiene una vinculación temática: la infancia, la familia, la memoria, la amargura, el sexo, Norteamérica, lo fronterizo, la provincia, la muerte, la culpa, la Navidad… aparecen en sus relatos y guiones. Referente absoluto para varias generaciones que vieron en él a su representante más independiente, le gustaba decir que no había hecho otra cosa en su vida que ver y leer cine. En varios momentos de su vida asumió los compromisos de un hombre incorruptible, en cuyo fondo latía la insobornable tenacidad de todo individualista, siempre comprometido con la libertad de expresión. Hombre culto, de consenso y educación exquisita, bondadoso aunque temperamental, sus cinco años como Presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España son considerados como los mejores de dicha institución. Fue miembro de la Real Academia Española de la Lengua desde 2008 hasta su muerte. Entre otros galardones, fue reconocido con un premio Goya al mejor director, además de la Medalla de Oro de las Bellas Artes (1988), la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España (2000) o el Premio Nacional de Cinematografía (2002).
Hijo único y tardío, José Luis Borau Moradell nació en el seno de una familia de clase media. Durante la Guerra Civil española, después de un bombardeo, sus padres decidieron para protegerle que no asistiese al colegio. Ese periodo lo pasó encerrado en su casa sentado en una mecedora, donde se pasaba las horas leyendo y que guardaría como reliquia el resto de su vida. En su adolescencia fue un gran cinéfilo, además de lector voraz. Luego, por imperativo familiar estudió Derecho. En los años 50 ejerció como crítico de cine en el periódico Heraldo de Aragón y en 1957 se trasladó a Madrid a fin de inscribirse en la Escuela Oficial de Cine, donde fue alumno aventajado. Para poder mantenerse, trabajó como funcionario del Instituto Nacional de la Vivienda y en la agencia de publicidad Clarín. En 1960 se graduó como director.
Su primer lagometraje dirigido fue Brandy (1964), spaghetti western con Alex Nicols, Maite Blasco y Jorge Rigaud, al que siguió Crimen de doble filo (1965), thriller con Susana Campos, Carlos Estrada y Antonio Casas. Ambos films tuvieron buena acogida crítica pero escaso eco comercial, por lo que Borau tardó casi una década en volver a rodar. En 1967 fundó su propia productora El Imán, de la que saldrían títulos como Un, dos, tres, al escondite inglés (1970) de Iván Zulueta o Mi querida señorita (1972) de Jaime de Armiñán, cuyo guión coescribió Borau junto a su director, y que fue candidata al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa. Volvió a ponerse tras la cámara con Hay que matar a B. (1974), thriller político de estilo preciso y minucioso que contó con un reparto internacional que incluía a  Darren McGavin, Stephane Audran, Patricia Neal y Burgess Meredith. 
En los estertores del régimen franquista rodó la que se considera su mejor película, Furtivos (1975), drama rural de gran crudeza con Lola Gaos, Ovidi Montllor y Alicia Sánchez. La censura exigió cuarenta cortes en su metraje, pero Borau se negó denodadamente y el film, tras alzarse con la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián, obtuvo un enorme éxito de crítica y de público. Luego de producir películas para otros -La adúltera (1975) de Roberto Bodegas, Camada negra (1976) de Manuel Gutiérrez Aragón, El monosabio (1977) de Ray Rivas, In memoriam (1977) de Enrique Brasó, Sonámbulos (1978) de Manuel Gutiérrez Aragón-, ya en tiempos democráticos Borau estrenó La Sabina (1979), drama con elementos fantásticos para el que reunió a un elenco internacional formado por Angela Molina, Jon Finch, Harriet Andersson, Simon Ward, Ovidi Montllor y Carol Kane, Río abajo (1984), drama rodado en los Estados Unidos que suponía un alegato contra las fronteras, con David Carradine, Scott Wilson y Victoria Abril, todo un fracaso financiero, y Tata mía (1986), drama con toques de comedia protagonizado por Imperio Argentina, Alfredo Landa y Carmen Maura.
Después de volver a su faceta de productor de films de otros cineastas -Malaventura (1988) de Manuel Gutiérrez Aragón, Todos a la cárcel (1993) de Luis García Berlanga, Ilona llega con la lluvia (1996) de Sergio Cabrera- dirigió otras dos películas propias: Niño nadie (1997), drama con Rafael Álvarez "El Brujo", Icíar Bollaín y Pedro Alonso, y Leo (2000), drama con Icíar Bollaín y Javier Batanero por el que ganó el premio Goya al mejor director. Su última película como productor fue El verano de Anna (2001) de la directora germano-argentina Jeanine Meerapfel.
En 1992 dirigió la miniserie televisiva familiar de seis episodios "Celia", basada en los libros de Elena Fortún. De 1994 a 1999 fue Presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, desde la que dirigió la elaboración y edición del Diccionario de Cine Español en 1998. En 1995 fundó su propia editorial, Ediciones El Imán, dedicada principalmente a la cinematografía. Cubriendo la vacante dejada por Fernando Fernán Gómez, en 2008 fue nombrado académico de la Real Academia Española.
Tras superar una operación de cáncer de esófago, José Luis Borau falleció dos años después de cáncer de laringe, cuando contaba 83.