miércoles, 11 de enero de 2017

Thomas Hardy (Stinsford, Dorset, UK, 2-6-1840 / Dorchester, Dorset, UK, 11-1-1928): In memoriam

CRONISTA DE LA DESDICHA

Hoy es aniversario del fallecimiento del escritor inglés Thomas Hardy, considerado un abanderado del naturalismo pesimista en la época victoriana. Novelista y poeta, en su obra, influenciada por el Romanticismo y focalizada en la declinante sociedad rural en la que se desenvolvió, sus personajes son retratados con profundidad en lucha inútil contra sus pasiones y circunstancias externas. En muchos de sus escritos subyace el tema de la fuerza indiferente que gobierna el mundo, inflingiendo sobre él sufrimientos derivados de ironías de la vida y el amor. Hardy poseía un sentido del humor y del absurdo muy agudos, expuestos con soltura en las presentaciones de los personajes rústicos de sus novelas. De mentalidad escéptica y metafísica, su producción literaria en conjunto revela su amor a la naturaleza, observada con marcado efecto simbólico, y fue admirada por escritores posteriores como D.H. Lawrence o Virginia Woolf.
Thomas Hardy, el primogénito de un constructor y una cocinera aficionada a la literatura, estudió en centros de enseñanza locales y privados. Su padre lo colocó de aprendiz con un arquitecto local que se dedicaba a restaurar iglesias antiguas. De 1862 a 1867 trabajó para otro arquitecto en Londres y asistió a cursos en el King's College. Aun cuando se dedicara al estudio de la arquitectura, cultivó ininterrumpidamente las letras y, sobre todo, la poesía, que representó el sueño más grato de su larga existencia. Sintiéndose incómodo en la capital a causa de la división de clases y consciente de su inferioridad social, más tarde volvió a Dorset, donde continuó en la construcción, a pesar de su mala salud. Entretanto escribió poesía con poco éxito y después se dedicó a las novelas, al descubrir que eran más fáciles de vender. A partir de 1874 pudo mantenerse de la escritura y ese mismo año se casó con Emma Gifford, su primera esposa, a quien conoció cuatro años antes cuando trabajaba en Cornwall, perdurando el matrimonio, que no produjo descendencia, hasta la muerte de ella en 1912.
Sus dos primeras novelas, Remedios desesperados (1871) y Bajo el árbol (1872), se publicaron anónimamente, y las dos siguientes, Unos ojos azules (1873) y Lejos del mundanal ruido (1874), fueron firmadas con su nombre y gozaron de buena acogida, especialmente la última. Cuando publicó El regreso del nativo (1878) ya era un escritor reconocido en la capital londinense. Después de varios cambios de residencia, en 1885 los Hardy se establecieron en Max Gate, Dorset, en una vivienda diseñada por él y construida por su hermano. Alli escribió sus novelas de madurez:  El alcalde de Casterbridge (1886), Tess, de los D'Urbervilles (1891) y Jude el oscuro (1895). Redactadas en una prosa naturalista y clásica, el poder de lo extraño, no obstante, brota en ellas a pesar del control que el autor ejerció sobre las palabras. Todas sus historias están crecientemente impregnadas por la creencia en un universo hostil dominado por el determinismo biológico de Charles Darwin y del físico y matemático del siglo XVII Isaac Newton: un mundo donde el destino de los individuos es ocasionalmente alterado por la suerte y donde la voluntad humana resulta vencida por la necesidad. Las intensas descripciones del campo, la montaña, las estaciones y el clima de Wessex alcanzan en sus novelas una presencia física que actúa como un espejo de las condiciones psicológicas y el destino de sus personajes, a los que Hardy contempla con ironía y tristeza no exentas de humor y ternura. La suma de dominadoras fuerzas oscuras y ambientes pastoriles deviene finalmente una contemplación perturbadora pero lírica. En el entorno de la férrea y severa sociedad victoriana, Hardy creó un microcosmos vacío de valores cristianos, donde todo y todos están abocados a la indiferencia trágica, como le sucede a su personaje Tess, que es ejecutada sin compasión al final de la historia que narra el libro. Si ya Tess, de los D'Urbervilles fue duramente criticada en su momento por su empático retrato de "una mujer caída", Jude el oscuro, que aborda la atracción sexual como una fuerza de la naturaleza a la que la voluntad humana no puede oponerse, encontró una aún mayor contestación por la prensa y el público victoriano a causa de su controversial tratamiento del sexo, la religión y el matrimonio. Estas circunstancias, además, añadieron tensión a su ya difícil matrimonio con Emma, quien consideró que la novela sería interpretada como autobiográfica, lo que provocó que ambos se distanciasen y que Hardy no escribiese más novelas. Harto de las críticas a su "pesimismo" e "inmoralidad", La bien amada, anteriormente publicada en 1892 por entregas y en 1897 en forma de libro, fue su última novela. Entre sus colecciones de relatos cortos figuran Los Woodlander (1887), Un grupo de nobles damas (1891), Pequeñas ironías de la vida (1894) y Un hombre cambiado y otros cuentos (1913).
En los últimos tiempos de su vida Hardy se dedicó exclusivamente a la poesía; reunió las composiciones poéticas que había ido escribiendo ininterrumpidamente desde su juventud y compuso muchas otras, publicadas a intervalos: Poemas de Wessex (1898), Poemas del pasado y del presente (1902), Dinastías (1903-08), gran poema dramático acerca de la epopeya británica contra Napoleón (inspirado en recuerdos de un viaje a Holanda, a lo largo del Rin, y a Bruselas, que en 1876 le permitió visitar el campo de batalla de Waterloo), Juguetes del tiempo (1909), Sátiras de circunstancias (1914), Momentos de visión (1917), Poemas líricos tardíos y juveniles (1923), Aspectos humanos (1925) y Palabras de invierno (1928).
En 1910 fue reconocido con la Orden del Mérito por el Rey británico y ese mismo año fue el primero de los doce en que estuvo nominado al Premio Nobel de Literatura. Aunque vivían separados, la muerte de su esposa en 1912 tuvo un efecto traumático para Hardy, que le impulsó a revisitar los lugares en Cornwall donde la había cortejado antes de casarse y, entre remordimientos,  a escribir Lo que queda de una vieja llama, su más celebrada colección de poemas. En 1914 volvió a casarse, esta vez con su secretaria personal Florence Dugdale, treinta y nueve años más joven, quien tras la muerte de Hardy publicaría sus memorias. Enfermo de pleuresía, el escritor falleció en su residencia de Max Gate a los 87 años. Aunque había pedido ser enterrado junto a su primera esposa, su ejecutor testamentario insistió en que su cuerpo reposase en el Rincón de los Poetas de la Abadía de Westminster. Finalmente sólo su corazón fue transportado a Stinsford, donde yacían los restos de Emma, la mujer que le persuadió para que dejase la construcción y le había animado a dedicarse a la escritura más de cincuenta años atrás.
Actualmente la poesía de Thomas Hardy, influída por Wordsworth y Browning, es muy apreciada, tanto por su refinamiento como por su ironía y naturalidad melancólica. Se lo considera un precursor de muchos poetas contemporáneos como Robert Graves, W. H. Auden o Philip Larkin.


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