sábado, 14 de enero de 2017

Joseph Losey (La Crosse, Wisconsin, US, 14-1-1909 / London, UK, 22-6-1984): In memoriam

TALENTO EXILADO

Hoy es aniversario natal del director cinematográfico estadounidense Joseph Losey. De formación teatral, tras su primera etapa en Hollywood y ser incluido en las vergonzosas listas negras que allí circulaban, hubo de exilarse en Inglaterra para evitar comparecer ante el Comité de Actividades Antiamericanas. Cerebral y analítico, en su cine es propenso a la fábula y la alegoría, y su conocimiento del espacio escénico adquirido en el teatro, más un agudo deseo de atrapar la psicología humana en singulares relaciones de dominio, conceden a sus películas una altura intelectual que conecta más con la sensibilidad europea que con la de su país de origen. Otros temas como la identidad personal, la irremediable soledad humana, la persecución, la pena de muerte o la amenaza atómica también tienen cabida en sus obras, en las que los aspectos técnicos de una puesta en escena de creciente barroquismo adquieren gran importancia. Apartado de audiencias populares, toda su carrera consiste en un esfuerzo por hacer honor a su talento sin renunciar a sus principios, desarrollando una obra consistente que contempla el mundo con estudiada distancia.
Joseph Walton Losey III nació en el seno de una cultivada y puritana familia anglosajona. Su llegada al cine seguiría un largo camino, pues en su juventud empezó estudios de medicina en Harvard, Massachusetts, posteriormente sustituídos por los de arte dramático, lo que compatibilizó con la dirección del grupo teatral Dartmouth Players, del que formó parte desde 1926. Muy atraído por la literatura, ejerció inluso de crítico teatral y literario. Viajó a Europa a fin de completar su formación en países como Alemania, Francia o Gran Bretaña. En 1935 llegó a la Unión Soviética, donde estudió varios meses bajo el magisterio de Sergei M. Eisenstein en Moscú, conociendo allí también a Bertolt Brecht, experiencia que tiempo después pasaría factura a su carrera en Hollywood. A su vuelta dirigió teatro de vanguardia en Broadway y a finales de los años 30 y primeros 40 realizó algunos cortometrajes de encargo y más de noventa emisiones radiofónicas para las prestigiosas NBC y CBS.
En 1943 el productor Louis B. Mayer le ofrece un contrato, pero la guerra retrasa su mudanza a Hollywood, pues es llamado a filas. Cuando vuelve rueda un cortometraje documental educativo, A gun in his hand (1945) que obtiene una nominación al Oscar. Siempre en contacto con intelectuales de izquierdas, en 1946 se afilió al partido comunista. Después de codirigir junto a Brecht (a la sazón exilado en los Estados Unidos) a Charles Laughton en el estreno mundial en Los Angeles de la obra teatral "Galileo Galilei" en 1947, debutó en la dirección cinematográfica en RKO con El muchacho de los cabellos verdes (1948), drama con Pat O'Brien, Robert Ryan, Barbara Hale y Dean Stockwell, un curioso alegato contra el racismo que cuenta el rechazo que sufre un niño por el color de su pelo y en el que defiende al individuo frente a la uniformización, tratando asímismo temas que le son próximos como la indefensión de los más vulnerables o la soledad. Después rueda El forajido (1950), noir de serie B con Macdonald Carey y Gail Russell, El merodeador (1951), thriller psicológico con Van Heflin y Evelyn Keyes, M (1951), remake del clásico drama criminal de 1931 dirigido por Fritz Lang, con David Wayne, Howard Da Silva y Luther Adler, La larga noche (1951), noir con John Drew Barrymore, Preston Foster y Joan Lorring. Losey está lejos del star-system, pero no obstante acepta rodar con protagonismo de Paul Muni una coproducción con Italia, Stranger on the prowl (1952), que le dará muchos quebraderos de cabeza por retrasos en el rodaje y porque, justo cuando rueda exteriores en ese país, le convoca a declarar el Comité de Actividades Antiamericanas, bien conocido por sus tácticas intimidatorias. Al no comparecer se convierte en víctima de la caza de brujas, siendo incluído en las famosas listas negras. 
Losey se ve obligado a exiliarse escogiendo como lugar de residencia Londres. Allí filmó bajo seudónimo (los tentáculos del Comité de McCarthy eran largos) El tigre dormido (1954), acreditado como Victor Hanbury, thriller con Alexis Smith, Alexander Knox y Dirk Bogarde, e Intimidad con un extraño (1956), acreditado como Joseph Walton, drama con Roger Livesey, Richard Basehart y Mary Murphy. Ya acreditado con su nombre se estrena después Tiempo sin piedad (1957), drama que reflexiona sobre la pena de muerte, con Michael Redgrave, Ann Todd, Leo Mc Kern y Peter Cushing, seguido de La gitana y el caballero (1958), drama de época con Melina Mercouri, Keith Michell y Flora Robson, y su carrera empieza a descollar con las interesantes La clave del enigma (1959), drama de intriga con Hardy Krüger, Stanley Baker y Micheline Presle, El criminal (1960), drama carcelario con Stanley Baker, Eva (1962), drama psicológico con Jeanne Moreau, Stanley Baker, Virna Lisi y Giorgio Albertazzi, y Estos son los condenados (1963), fábula realista en clave de ciencia-ficción con Macdonald Carey, Shirley Anne Field, Viveca Lindfors y Alexander Knox.
Consigue su obra más lograda, que cimenta su prestigio internacional, con El sirviente (1963), drama psicológico con Dirk Bogarde, Sarah Miles, Wendy Craig y James Fox que expone con maestría la relación entre un criado y su señor, un estudio de las relaciones de clase donde los roles se invierten, tratando con sutileza los escabrosos aspectos de la dominación y el servilismo. A continuación dirigió la también muy alabada Rey y patria (1964), drama antibélico con Dirk Bogarde, Tom Courtenay y Leo McKern, donde denuncia la pena de muerte de manera sombría, dura y pesimista, si bien el lirismo aflora cuando el momento lo requiere. Modesty Blaise, superagente femenino (1966), comedia de espionaje basada en un cómic, con  Monica Vitti, Terence Stamp y Dirk Bogarde no supone más que un divertimento, pero Accidente (1967), drama universitario con Dirk Bogarde, Stanley Baker y Jacqueline Sassard, vuelve a contar con el aprecio de la crítica. Con estrellas hollywoodienses,  pero de nuevo mostrando tipos humanos complejos, dirige dos duros dramas: La mujer maldita (1968), adaptación de una obra de Tennessee Williams, con Elizabeth Taylor y Richard Burton, y Ceremonia secreta (1968), thriller con Elizabeth Taylor, Mia Farrow y Robert Mitchum.
En los años 70 comienza filmando Caza humana (1970), drama que sigue la persecución a dos convictos evadidos (Robert Shaw y Malcolm McDowell) por un amenazante helicóptero negro en un inconcreto país latinoamericano (en realidad se rodó en Sierra Nevada, España). Consigue la Palma de Oro en el Festival de Cannes y amplia difusión su siguiente film, El mensajero (1971), drama romántico de época con Julie Christie, Alan Bates, Margaret Leighton, Michael Redgrave y Dominic Guard, que, con esmerado esteticismo, presenta un cuadro poéticamente desgarrador del final de la inocencia de su joven protagonista. El asesinato de Trotsky (1972), thriller con Richard Burton, Alain Delon y Romy Schneider, indaga en los hechos históricos de los que fue protagonista el español Ramón Mercader por encargo de Stalin para eliminar al revolucionario ruso evadido en México. Chantaje a una esposa (1973), adaptación de la obra "Casa de muñecas" de Ibsen, contó en su reparto con Jane Fonda, Edward Fox, Trevor Howard, Delphine Seyrig y David Warner. La vida de Galileo (1975) llevó a la pantalla con el protagonismo de Topol el drama biográfico de Bertolt Brecht de cuya dirección teatral se había encargado Losey en 1947. Una inglesa romántica (1975), drama triangular con Glenda Jackson, Michael Caine y Helmut Berger, se apoya en el guión de los dramaturgos Tom Stoppard y Thomas Wiseman. En El otro señor Klein (1976), thriller con Alain Delon y Jeanne Moreau, el director norteamericano se apoya en una realidad histórica, los años de la ocupación nazi de Francia, una época contaminada por el racismo y las leyes raciales, reconstruida de manera verosímil, un film que ganó tres premios Cesar, entre ellos a la mejor película y al mejor director. Las rutas del Sur (1978), drama con Yves Montand, Miou-Miou y Laurent Malet, describe el enfrentamiento generacional entre padres e hijos a propósito del inminente cambio político en España tras la muerte de Franco. A Don Giovanni (1979), traslación a la pantalla de la ópera de Mozart con Ruggero Raimondi y Kiri Te Kanawa, se le dispensó una notable acogida crítica, lo que no obtuvieron sus dos últimas películas, La truite (1982), drama con Isabelle Huppert, y Los baños turcos (1985), drama con Vanessa Redgrave, Sarah Miles y Diana Dors. En 1980 se encargó de la puesta en escena de la ópera "Boris Godunov" de Musorgski en el teatro de la Ópera Garnier, en París.
Joseph Losey se casó cuatro veces y se divorció tres. Su primera esposa fue la diseñadora Elizabeth Hawes (1937-1944), con quien tuvo un hijo, y la segunda Louisa Stuart (1944-1953). Entre 1956 y 1963 estuvo casado con la actriz británica Dorothy Bromiley, que le dio un segundo hijo. Desde 1970, Patricia Mohan fue la cuarta y última hasta que él falleció a los 75 años tras una breve enfermedad recién finalizado su último rodaje.


 

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