sábado, 8 de octubre de 2016

Henry Fielding (Sharpham, Somerset, UK, 22-4-1707 / Lisboa, Portugal, 8-10-1754): In memoriam

PADRE DE LA NOVELA INGLESA

Tal día como hoy hace doscientos sesenta y dos años falleció a los 47 el novelista y dramaturgo inglés Henry Fielding, destacado por su destreza narrativa, su estilo descriptivo rico y realista y su habilidad para el humor, la ironía y la sátira presentes en la mayor parte de su obra. Tras estudiar Derecho en los Países Bajos, entre 1729 y 1737 fue autor y empresario teatral en Londres, sobresaliendo entre sus obras Tom Thumb, inspirada en el Pulgarcito de Perrault. Luego compatibilizó la carrera legal con la de novelista. En Joseph Andrews mostró su gran talento para la descripción y caracterización de las clases inferiores; en Tom Jones, considerada una de las mejores novelas inglesas en la tradición de la novela picaresca, narró las aventuras de un joven libertino empeñado en recuperar su legítima herencia, y en Amelia realizó un serio estudio de la justicia y el sistema penal de Inglaterra. Junto con su contemporáneo Samuel Richardson, estableció la novela como género dentro de la literatura británica. Fielding desarrolló en su novelística nuevas formas estructurales en las que se basaron escritores posteriores como Thackeray, Dickens y otros novelistas de la época victoriana.

Reseña procedente de la Página Biografías y vidas:

Descendiente de una noble familia (era hijo del general Edmund Fielding) de escasa fortuna, fue educado en Eton, de donde se le alejó en 1725 para cortar sus relaciones sentimentales con una joven heredera. Se dirigió entonces a Leyden y allí estudió leyes hasta 1728, año en el cual su padre dejó de enviarle dinero y el joven hubo de confiar en sus propios recursos. Vuelto a Londres, de 1728 a 1734 vivió una existencia disipada, a pesar de lo cual publicó unas doce comedias ligeras y farsas, todas ellas pronto olvidadas, a excepción de Tom Thumb, que, según se dice, provocó en Jonathan Swift una de las dos únicas carcajadas de su vida.
Tom Thumb fue publicada en Londres en 1729, en tres volúmenes, bajo el título Thomas redivivo o Historia completa de la vida y las maravillosas aventuras de Tom Thumb. Estrenada en 1730, esta pieza burlesca en verso fue ampliada en 1731 y se convirtió en La tragedia de las tragedias o La vida y la muerte de Tom Thumb el Grande. En el fondo no se trata sino de una parodia de las tragedias heroicas de la época. Se inspira en una leyenda tan vieja como el mundo: el hijo de un boyero, Tom Thumb, no es mayor que el dedo pulgar de su padre. Su talla exigua le hace objeto de múltiples aventuras: un día es tragado por una vaca; después es capturado por un cuervo y llevado por los aires; en otra ocasión, es un gigante quien lo engulle. El tema permitió a Fielding satirizar en más de una ocasión la pandilla de politicastros que rodeaban al ministro Robert Walpole; el cambio constante de las situaciones provoca múltiples efectos cómicos, cuya eficacia parece desafiar el paso del tiempo.
Hacia 1735 conoció a Charlotte Cradock, con la que casó. Al cabo de un año pasado en East Stour, buena parte de la respetable dote aportada por Charlotte al matrimonio había sido gastada, y Fielding regresó a Londres, donde asumió la dirección de una compañía teatral y del Little Theatre de Haymarket, e hizo representar Pasquín, sátira dramática del tiempo (1736) y El registro histórico de 1736 (1737). Ambas obras obtuvieron éxito, pero las críticas al gobierno de Walpole contenidas en ellas llevaron a las autoridades a la promulgación de la Licensing Act de 1737, que significó el fin de la actividad teatral de Fielding.
Henry Fielding se dedicó entonces a estudiar leyes en el Middle Temple y en 1740 llegó a abogado. No por ello descuidó la literatura; en 1742 apareció la Historia de las aventuras de Joseph Andrews y de su amigo el señor Abraham Adams. Esta obra es una transposición humorística de Pamela o la virtud recompensada (1740), de Samuel Richardson: el protagonista es un criado, un Pamela masculino, llamado Joseph Andrews, que corre peligro de ser seducido por su ama, lady Booby, y por su amorosa compañera, la señora Slipslop. Joseph Andrews se dirige a pie al pueblo en que vive Fanny, su prometida, pero es maltratado y robado por unos bandoleros que le llevan a una posada, donde encuentra al párroco Adams, personaje que domina la obra con su humorística figura. Los dos se ponen a viajar juntos y les ocurren muchas divertidas aventuras. La novela termina con un sencillo final típicamente puritano: entre la alegría de todos se celebra el matrimonio entre Joseph Andrews (que es reconocido como descendiente de una noble familia) y Fanny, su graciosa enamorada, que resulta ser la hija de sus padres adoptivos.
Según declara el propio autor en la portada, la Historia de las aventuras de Joseph Andrews es una novela "escrita imitando la forma de Cervantes". Henry Fielding fue quien con más clarividencia comprendió el potencial de las innovaciones narrativas que Miguel de Cervantes había introducido en el Quijote, no sólo en cuanto al encadenamiento de las acciones, sino en la construcción de personajes complejos en los que se funden los géneros altos y bajos de la división clásica; todo ello unido a un soporte impreso al alcance de un público lector en aumento. Su gran talento para la caracterización de las clases humildes hizo que la Historia de las aventuras de Joseph Andrews trascendiera la mera inversión de la novela sentimental y se convirtiese en una comedia de alcances más significativos.
En 1743 publicó los tres tomos de Misceláneas, en los cuales figuraban dos importantes textos: Un viaje desde este mundo al próximo y la Historia de la vida del difunto señor Jonathan Wild el Grande, obra que le sitúa inmediatamente después de Jonathan Swift como escritor satírico. Fielding la había planteado como un ataque a la política del ministro Walpole, pero luego la desarrolló con intención más profunda y universal, hasta trazar el retrato de un monstruoso bribón que basa sus acciones en motivos y cálculos aprobados por la sociedad y se complace en confrontarlos con las gestas de grandes hombres como Alejandro Magno, Julio César y Luis XIV. Obra de ironía corrosiva, representa una fase transitoria de amargura en la vida de Fielding, quien volvería luego a la franca risa de la comedia y a una templada sátira de la humanidad.
Director, desde 1745, de The true Patriot y The Jacobite's Journal, órganos de prensa que apoyaban la política gubernamental, en reconocimiento de sus méritos fue nombrado juez de paz de los condados de Westminster y Middlesex, donde cumplió su deber celosamente y publicó en 1751, entre otras cosas, una encuesta sobre el aumento de robos junto con los medios para atajarlos, que produjo benéficos resultados. Fallecida su mujer en 1743, Henry Fielding se casó de nuevo en 1746 con Mary Donald, ex camarera, que fue una fiel compañera.
En 1749 publicó su obra maestra, Tom Jones, título con el que se abrevia en las ediciones modernas el original, más largo: La historia de Tom Jones, expósito. La novela fue alabada por William Hazlitt y Samuel Taylor Coleridge, y Lord Byron llamó a su autor "nuestro Homero en prosa". A la vez que se relatan los amores y las aventuras del huérfano Tom Jones y de la bella Sofía, se traza un recorrido por la historia de Inglaterra de mediados del siglo XVIII. Sobresale, entre otros aspectos, por su excelente sentido del ritmo narrativo, con una bien trabada concatenación de acciones y una simétrica y perfecta construcción: los primeros capítulos transcurren en el campo, en la mansión de Somersetshire; los centrales en el camino a Londres (pasando por la posada de Upton), y los últimos en la capital.
Algunos, en cambio, prefieren Amelia (1751), inspirada en su difunta esposa. Por su tono tranquilo y su realismo psicológico de ambiente burgués, se diferencia bastante de las restantes novelas de Fielding, fuertemente coloreadas por elementos cómicos y épicos. La pareja de protagonistas, Amelia y el joven y agraciado oficial William Booth, que resuelven huir para casarse contra la voluntad de la madre de la muchacha, forma un contraste que ilumina recíprocamente ambos caracteres: frágil e impresionable el hombre, tierna pero constante y decidida la mujer; escéptico uno, creyente la otra.
La pobreza de la pareja, el aturdimiento y la debilidad de carácter de William Booth, así como la belleza de Amelia, les lanzan a una serie de desgracias e intrigas cuya narración ocupa la novela. Una serie de personajes secundarios bien conseguidos encuadra la acción principal; parte del libro está dedicado a la denuncia de los males sociales del tiempo, como los defectos de la ley sobre deudas y los escándalos de las prisiones. La salud de Henry Fielding, precaria desde hacía algún tiempo, se hallaba ya por aquel entonces casi agotada; tras haber dirigido todavía el Covent Garden Journal (1752) y publicado varios "pamphlets", en 1754 abandonó Inglaterra y se dirigió a Lisboa, donde falleció. El año siguiente al de su muerte apareció el Diario de un viaje a Lisboa.
Henry Fielding ocupa un lugar de primera categoría en la historia literaria de Inglaterra; Walter Scott le otorgó el título de "padre de la novela inglesa". La intención didáctica por la cual se deja llevar a veces no despoja a sus mejores narraciones de los méritos de una sutil penetración psicológica y de una realista y aguda caracterización de los personajes, contemplados con una mirada irónica y perspicaz que logra penetrar en los repliegues de la naturaleza humana; en esta comprensión atenta del hombre debió de ayudarle su cargo de juez, que le ponía en contacto con personas de todas las categorías.
En cuanto a las técnicas narrativas, Fielding debe seguramente algo al ejemplo del pintor Hogarth, que le sirvió de modelo y guía; como él, se inspiró en los temas de la vida cotidiana con la intención de edificar y conmover y con una técnica parecida a la del teatro. Puede decirse que de Samuel Richardson extrajeron los narradores posteriores la vertiente del análisis psicológico y de los sentimientos que se refinará en la literatura victoriana, mientras que en Henry Fielding aprendieron a dominar las artes del relato, así como la descripción familiar, social y urbana a través de una voz ligeramente irónica, que se convirtió en otro de los rasgos definitorios del género novelístico del siglo XIX.
 
  

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