sábado, 19 de diciembre de 2015

Jean Genet (Paris, France, 19-12-1910 / Ibídem, 15-4-1986): In memoriam

EL POETA MALDITO

Tal día como hoy hace 105 años vino al mundo el escritor francés Jean Genet. Narrador, poeta, ensayista y dramaturgo, como novelista consiguió que imágenes eróticas y a menudo obscenas devinieran una visión poética del universo, y como dramaturgo fue un precursor del teatro de vanguardia, en especial de la corriente del absurdo. Tomando como referencia tanto los aspectos pintorescos o grotescos de la existencia humana, expresó en sus obras, escritas con cuidada prosa, una profunda rebelión contra la sociedad y sus convenciones. Su literatura, de carácter autobiográfico, manifiesta su simpatía hacia los desheredados y marginados, expuestos de modo omnipresente al sexo, al delito y la muerte, convirtiendo al delincuente en héroe. 
Hijo ilegítimo de una prostituta y padre desconocido, Jean Genet fue abandonado por su madre a los siete meses y entregado a la asistencia pública. Le adoptó una familia de campesinos encabezada por un carpintero en Alligny-en-Morvan, una población en el centro de Francia. El pequeño Jean fue un aplicado estudiante y obtuvo las mejores calificaciones cuando recibió el certificado de estudios primarios. A los diez años fue sorprendido robando, acto fundacional de la mitología de Genet. Fallecida su madre adoptiva, fue entregado a una pareja mayor con la que permaneció menos de dos años, tiempo en que cometió otros hurtos, hasta escaparse a los trece para vagabundear y ser reconducido a seguir una formación como tipógrafo, de la que también se fugó. Enviado a los quince años a la colonia penitenciaria de Mettary, institución para jóvenes delincuentes, allí cristalizaron sus inclinaciones homosexuales, así como toda la liturgia de dominación/sumisión, la jerarquía masculina y el feudalismo brutal que fluyeron ante sus ojos. Cuando salió a los dieciocho años, se alistó en la Legión Extranjera, con la que descubrió Africa del Norte y Oriente Medio, lugares que le causaron viva impresión. Al ser hallado realizando actos "ilícitos" (homosexuales), fue expulsado con deshonor de ese cuerpo militar por indecencia. A partír de ahí se dio a una vida errante, deambuló por los bajos fondos de distintas ciudades europeas como Amberes o Barcelona, volvió a París en 1937 y sobrevivió a base de pequeños hurtos (entre ellos, libros), ejerciendo la prostitución masculina, el contrabando, la falsificación de documentos o la mendicidad, hechos por los que fue arrestado repetidas veces, entrando y saliendo frecuentemente de diversas prisiones como la de Fresnes.
Cada vez más aficionado a la literatura y obsesionado por la belleza del lenguaje, comenzó a escribir mientras se encontraba en prisión. Su primera obra, fruto de su larga experiencia carcelaria y su vida de delincuencia, fue el poema de 260 versos, cuya impresión costeó de su bolsillo, El condenado a muerte (1942), dedicado a un amigo y compañero de confinamiento, convicto de homicidio y sentenciado a la guillotina. Pero es en la novela Nuestra Señora de las flores (1943), relato sobre la vida de un travestí apodado Divine, donde Genet realiza un primer trabajo autobiográfico acerca de la homosexualidad y las ambiguas criaturas de la noche en el Montmartre de antes de la guerra. Sus primeras novelas, escritas en la cárcel, fueron censuradas al ser juzgadas pornográficas y se distribuyeron secretamente. Nuestra Señora de las flores sería publicada por intercesión de Jean Cocteau, gran admirador de Genet.
Sus obras siguientes, que son la parte esencial de su labor narrativa, al igual que la citada, están compuestas por una prosa lírica que se mezcla con el lenguaje de los bajos fondos y en ella vuelve a tocar la misma temática personal. Estas son El milagro de la rosa (1946), Pompas fúnebres (1947), Querelle de Brest (1947) y Diario de un ladrón (1949), su libro más autobiográfico. En 1947, detenido ya diez veces por robo, Genet es condenado a cadena perpetua, pero sigue escribiendo. Sus novelas, calificadas de "poemas en prosa" y su prestigio literario hacen que un prominente grupo de autores, artistas e intelectuales franceses, entre los que se encuentran Jean-Paul Sartre, Jean Cocteau o Pablo Picasso, redacten y firmen una petición de indulto, que le sería concedido por el presidente de Francia en 1948. Nunca más volvería a la cárcel.
Hacia 1949 Genet había completado cinco novelas, tres obras teatrales y numerosos poemas, la mayoría muy controvertidos por su explícito y a menudo deliberadamente provocativo retrato de la homosexualidad y el crimen. En 1950 filmó Un chant d'amour, cortometraje experimental de 25 minutos en blanco y negro, mostrando la comunicación entre dos reclusos a través de un agujero en el muro que los separa, incluyendo fantasías sexuales con su guardián, observador cómplice. El film fue prohibido durante veinticinco años.
Ya en libertad, se relacionó con la intelectualidad parisina: Sartre, Simone de Beauvoir, Alberto Giacometti, Henri Matisse o Roger Blin. Conmocionado tras la publicación del extenso y minucioso ensayo "San Genet, comediante y mártir" (1952) que Sartre escribió sobre él para darlo a conocer al lector burgués y proyectar en su personaje su pensamiento filosófico (partiendo del criminal y marginado para llegar al sujeto del existencialismo), Genet dejó de escribir durante cinco años, al sentirse psicológicamente desnudo, vacío y deprimido. Mientras, entre la fascinación y el horror, recibía elogios de algunas personas y censuras en varios países, alzó la voz para acusar a Sartre y Cocteau de "haberlo transformado en una estatua".
El teatro fue el género por el que se hizo más conocido. Las criadas (escrita en 1947 y publicada en 1954) marca su entrada en la corriente del absurdo. En ella dos criadas se van turnando para interpretar el papel de su señora, moviéndose entre la realidad y la fantasía en búsqueda de sus identidades. El cambio de papeles y la inversión del bien y del mal son técnicas habituales del autor, que utiliza para subrayar la falsedad de los valores sociales y políticos. Severa vigilancia (escrita en 1947 y estrenada en 1949) retrata la turbulenta estancia de tres presidiarios en la misma celda. El balcón (1956) está ambientada en un prostíbulo donde los clientes intentan transformarse en los personajes que desearían ser. En Los negros (1958) trece personajes de color representan un funeral, en el que pronto se denuncian los excesos del sistema de la esclavitud y el colonialismo mientras que algunos se rinden a los valores de la sociedad occidental. Los biombos (1961), ambientada en un indeterminado país árabe, critica los abusos de la dominación colonial europea contra la población nativa, en referencia a la situación en Argelia. 
En las décadas de los 60 y los 70, consolidada ya su fama internacional como autor, Genet va abandonando la literatura para luchar por la causa de "los proscritos y oprimidos" de la sociedad. Tras elogiar a Daniel Cohn-Bendit por su actuación en los sucesos de mayo del 68, se manifiesta en protesta por las condiciones de vida de los inmigrantes en Francia y la brutalidad policial contra los argelinos en París, cuyos cadáveres a veces eran encontrados flotando en el Sena tras haber sido apaleados. En un viaje a los Estados Unidos se solidariza con los Panteras Negras y más adelante, en el Líbano, escribe en defensa del pueblo palestino.
De sus últimos ensayos cabe destacar Cartas a Roger Blin (1966), volumen de correspondencia que versa sobre el teatro, y el libro que se editó de forma póstuma Un cautivo enamorado (1986), donde recuerda sus encuentros con activistas y luchadores de causas que apoyó entre 1970 y 1982.
En sus últimos años, el suicidio en 1964 de su compañero, el funámbulo Abdallah Bentaga, unido a su adicción a los barbitúricos acentuaron su vida inestable y errabunda, habitando sórdidas habitaciones de hoteluchos cercanos a estaciones, desplazándose sin más equipaje que una pequeña maleta conteniendo sus manuscritos y cartas de sus amigos. Afectado de un cáncer de garganta, contra el que había iniciado un tratamiento radiológico, fue encontrado muerto a los 75 años como consecuencia de un golpe en la cabeza en una habitación de hotel parisiense. Por voluntad propia fue enterrado en el cementerio español de Larache, Marruecos.
Aunque su obra se consideró en un principio como pornográfica, Genet se definió como un existencialista comprometido con los problemas de la identidad y la alienación. Se le considera uno de los escritores más importantes del siglo XX y en 1983 se le concedió el Premio Nacional de las Letras Francesas. La imagen de vagabundo asocial y místico que fomentó de sí mismo sirvió de inspiración a los escritores de la Beat Generation y a Bukowski, entre otros.

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