sábado, 10 de octubre de 2015

Maria Callas - Vanne, lasciami... D'amor sull'ali rosee... Miserere ("Il Trovatore", Verdi)

VERDI Y CALLAS

Giuseppe Verdi es, sin duda, uno de los pilares esenciales del género operístico y su contribución al mismo no sólo cambió para siempre el panorama de la ópera mundial, sino que, además, fue el compositor que más empleó la forma para expresar los sentimientos más universales y profundos del pueblo italiano y, por ende, del público en general, con el que supo conectar en todo instante como ningún otro compositor de óperas del mundo.
De su conocida como 'trilogía popular', integrada por "Rigoletto" (1851), "Il trovatore" (1852) y "La traviata" (1953), se ofrece aquí un pasaje del Acto IV (El suplicio. Cuadro I) de la segunda de ellas. En él. la protagonista Leonora, decidida a todo por salvar a su amado Manrico prisionero en una torre cercana, canta la angustia que la atenaza (Vanne lasciami... D'amor sull'ali rosee), escena que culmina con el célebre "Miserere" que entonan los monjes por los que van a morir, mientras Manrico se despide de la vida y de Leonora y ésta se lamenta de que sea demasiado tarde.
La interpretación de los dos videos corresponde a sendos fragmentos del mítico concierto de Maria Callas en el Teatro Nacional de la Opera de París el 19 de diciembre de 1958, cuando estaba en plenitud de sus facultades y era la primadonna absoluta del belcanto a escala planetaria. Elegantísimamente ataviada con el vestido color champagne de su modista Madame Biki  y joyas de Van Cleef & Arpels por valor de un millón de dólares, la Divina fue aclamada en una gala -con las 2.130 butacas del teatro a rebosar- encabezada por el Presidente de la República, a la que asistió 'le tout Paris', con generales, embajadores y presencias tan ilustres como los Rothschild, los Duques de Windsor, la Begum y el príncipe Ali Khan, los Onassis, Elsa Maxwell, Charlie Chaplin, Brigitte Bardot, Gilbert Bécaud, Françoise Sagan...etc. El acontecimiento fue transmitido por todas las emisoras de radio francesas y por la red televisiva de Eurovisión. Callas fue contratada por cinco millones de francos, entonces los mayores honorarios en la historia de la ópera. Una localidad costaba treinta y cinco mil francos y un palco podía ascender a trescientos mil. El recital fue seguido por una cena que se sirvió en el foyer del teatro, con 450 comensales que pagaron quince mil francos por cabeza. Quienes asistieron describieron el evento como la fiesta más esplendorosa celebrada en París desde la guerra. Algunos biógrafos de Callas cuentan que fue a partir de aquella deslumbrante velada cuando Onassis decidió conquistar a la diva.



Obsérvese que, al finalizar su interpretación ante el entusiasta público parisino, Callas invita a compartir su éxito en el escenario a su partenaire Albert Lance, que ha cantado en off el rol de Manrico, pero el tenor rehusa su ofrecimiento para permitirla brillar en solitario.

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