miércoles, 29 de abril de 2015

Fred Zinnemann (Viena, Imperio Austrohúngaro, 29-4-1907 / London, UK, 14-3-1997): In memoriam

REALISMO DRAMÁTICO

Hoy es aniversario natal del director de cine austriaco Fred Zinnemann. Aunque su filmografía se reduce a veintidós títulos, destacó en los de su primera etapa por su acentuado realismo social y, en sus obras más importantes, por la dramática confrontación al destino en solitario de personajes puestos a prueba por trágicos acontecimientos. En estos films mostró con meticuloso detallismo los dilemas morales a que se enfrentan sus caracteres de ambos sexos. Dos de sus obras ganaron el Oscar a la mejor película y él otros dos como director de entre cinco candidaturas en esa categoría.
De familia judía, Alfred Zinnemann era hijo de un médico. Su primer deseo fue dedicarse a la música, destacando como intérprete de violín. Tras acabar sus estudios secundarios cursó la carrera de derecho, estudiando asímismo cinematografía durante un año en París, donde también trabajó como operador de cámara. En Alemania colaboró con otros principiantes como Edgar G. Ulmer, Robert Siodmak y Billy Wilder en el documental silente "Los hombres del domingo", rodado en 1929 y estrenado al año siguiente. Después viajó a Hollywood, donde encontró trabajo como extra en el rodaje de "Sin novedad en el frente" de Lewis Milestone, aunque fue despedido. Finalmente establecido en Hollywood desde finales de 1934, rodó en México su primera película, el mediometraje Redes (1936). Ese mismo año se casó con Renee Bartlett, su mujer el resto de su vida, con la que tuvo un hijo. Antes de filmar su primer largometraje, en años sucesivos rodó dieciocho cortos para MGM, uno de los cuales "That mothers might live" (1938) ganó un Oscar. En los años 40, sus siete películas iniciales fueron producciones de esa compañía. Las primeras, dos titulos de misterio de serie B: Kid glove killer (1942), con Van Heflin y Marsha Hunt, y Ojos en la noche (1942), con Edward Arnold y Ann Harding, ambos films de tersa factura en los que su director mostraba su habilidad para la dirección de intérpretes, la narración directa y la penetración psicológica en los personajes que protagonizaban sus tramas. La séptima cruz (1944), un drama bélico protagonizado por Spencer Tracy y Signe Hasso, formulaba un mensaje antinazi desarrollando la historia de siete hombres que intentan escapar de un campo de concentración alemán y son acosados por la Gestapo. El film obtuvo un sobresaliente éxito de taquilla y Zinnemann comenzó a dirigir a Judy Garland en el siguiente, "El reloj", pero la estrella pidió al estudio que lo sustituyesen por Vincente Minnelli. Cuando la II Guerra Mundial concluyó, Zinnemann supo que sus padres habían perecido en el Holocausto. El contrato con el estudio le obligó a dirigir dos títulos que no le interesaban protagonizados por el actor infantil Jackie 'Butch' Jenkins y que registraron pérdidas: Little Mister Jim (1946) y My brother talks to horses (1947). 
Su gran oportunidad le llegó al dirigir Los ángeles perdidos (1948), el primer título estrenado de Montgomery Clift, drama bélico en tono semi-documental sobre un niño superviviente de Auschwitz ayudado por un soldado a encontrar a su madre. Parcialmente rodada en las ruinas de la Alemania devastada por la guerra, la cinta causó sensación por su realismo, emotividad y dirección de actores, recibiendo cuatro nominaciones al Oscar, una de ellas para su director. El argumento recibió una estatuilla y el niño Ivan Jandl un Oscar juvenil especial. La película, que también ganó un BAFTA, convirtió a Zinnemann en un director de primera fila. Antes de la entrega de esos premios el cineasta había rodado Acto de violencia (1948), un noir con Van Heflin y Robert Ryan que constituyó su último trabajo para MGM. Stanley Kramer produjo su siguiente film, Hombres (1950), debut en la pantalla de Marlon Brando, quien, acompañado en el reparto por Teresa Wright, encarnaba a un héroe parapléjico de la guerra en su difícil proceso de rehabilitación. Además de con Kramer, este título marca su primera colaboración con el guionista Carl Foreman y en él Zinnemann insistía en su afán por el realismo e introspección psicológica. El mismo año que rodó Teresa (1951), un drama con Pier Angeli y John Ericsson, el director de origen austriaco realizó "Benjy" (1951), un corto documental que ganaría el Oscar. A continuación dirigió una de sus obras capitales, el western psicológico de tensa atmósfera Solo ante el peligro (1952), una alegoría del macartismo. Producida por Kramer y escrita por Foreman, la película, narrada en tiempo real, sería candidata a siete premios de la Academia: como mejor film del año, mejor director y mejor guión, consiguiendo Gary Cooper el Oscar al mejor actor, Elmo Williams y Harry Gerstad el premio al mejor montaje y Dimitri Tiomkin los de mejor banda sonora y canción, compartido este último con el letrista Ned Washington. Ese año también Zinnemann estrenaría The member of the wedding (1952), drama familiar protagonizado por Ethel Waters, Julie Harris y Brandon De Wilde.
El cineasta alcanzaría la cima de su carrera con su mayor éxito crítico y comercial, De aquí a la eternidad (1953), brillante adaptación de la novela de James Jones, un drama bélico coral de gran intensidad emocional que narraba los momentos previos al ataque japonés de Pearl Harbor. Nominada a trece Oscars, ganó ocho, incluyendo los de mejor película y director (el primero en tal categoría para Zinnemann) y los secundarios Donna Reed y Frank Sinatra. Aunque no obtuvieron el premio, también fueron candidatos a él los protagonistas Burt Lancaster, Montgomery Clift y Deborah Kerr. Asímismo Zinneman consiguió el Globo de Oro como mejor director. Sus siguientes trabajos fueron el musical Oklahoma (1955), con Gordon MacRae, Gloria Grahame, Shirley Jones y Gene Nelson, Un sombrero lleno de lluvia (1957), drama sobre un adicto a la morfina encarnado por Don Murray, con Eva Marie Saint como su esposa y Anthony Franciosa como su hermano, e Historia de una monja (1959), adaptación de la novela de Kathryn C. Hulme protagonizada por Audrey Hepburn y Peter Finch, otro sobresaliente éxito de taquilla, candidato a ocho Oscars (incluyendo la tercera nominación a su director), aunque no consiguió ninguno.
En las tres películas que dirigió en los años 60, Zinnemann ejerció también como productor: Tres vidas errantes (1960), un drama ambientado en la Australia de los años 20 y centrado en una familia nómada de cuidadores de ovejas, que estaba protagonizado por Deborah Kerr, Robert Mitchum y Peter Ustinov, con cinco candidaturas al Oscar, dos de ellas para Zinnemann como productor y director, Y llegó el día de la venganza (1964), con Gregory Peck, Anthony Quinn y Omar Sharif, drama sobre la resistencia española al régimen franquista, que prohibió la distribución del film en España (hasta 1979 no se pudo exhibir), y Un hombre para la eternidad (1966), drama histórico escrito por Robert Bolt y protagonizado por Paul Scofield en el papel de Sir Thomas More. El film, nominado a ocho premios de la Academia, consiguió alzarse con seis, incluyendo el Oscar a la mejor película del año y al mejor director (el segundo en esta categoría para Zinnemann), obteniendo asímismo cuatro Globos de Oro y siete premios BAFTA, además de una extraordinaria recaudación en taquilla.
En la década de los 70 estrenó el thriller político Chacal (1973), basado en la novela de Frederick Forsyth y protagonizado por Edward Fox, que centraba su trama en un complot para atentar contra la vida del Presidente Charles de Gaulle, y Julia (1977), drama con Jane Fonda, Vanessa Redgrave, Jason Robards y Maximilian Schell que, en el contexto de los años previos a la Segunda Guerra Mundial, narraba las vivencias de la escritora Lillian Hellman (descritas en su libro "Pentimento") con su amiga resistente antinazi. La película fue candidata a once Oscars, incluyendo nominaciones como mejor película y como mejor director (la quinta para Zinneman en ese apartado), logrando tres, así como el BAFTA a la mejor película.
Su último film fue Cinco días, un verano (1982), drama ambientado en los Alpes en los años 30 con un triángulo amoroso interpretado por Sean Connery, Betsy Brantley y Lambert Wilson. Quince años después de su retiro, Fred Zinnemann falleció de un ataque al corazón a los 89 años. Nueve meses más tarde murió su viuda. La crítica considera a Zinnemann como un hábil director, pero no como un autor, al no haber dotado al conjunto de su obra de un estilo personal y distintivo.


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