domingo, 15 de febrero de 2015

Nat King Cole - There will never be another you

NAT KING COLE (Montgomery, Alabama, US, 17-3-1919 / Santa Monica, California, 15-2-1965): IN MEMORIAM

Hoy se cumplen 50 años del fallecimiento del cantante estadounidense Nat 'King' Cole, que alcanzó popularidad mundial en los años 50 y 60 gracias a su melodiosa voz y a un variado repertorio de temas románticos. Considerado uno de los grandes innovadores del piano en la música de jazz, prefirió centrar su carrera en la interpretación vocal y fue el primer artista negro aceptado masivamente por el público blanco de su país. En la última época de su vida, truncada por un cáncer de pulmón a los 45 años, grabó tres álbumes en español. 
Nathaniel Adams Coles nació el 17 de marzo de 1917 en Montgomery, capital del estado sureño y segregacionista de Alabama, pero pronto cambió de residencia al emigrar, como cientos de miles de negros, a un norte más desarrollado y menos rígido en la sanción legal de la diferencia racial. A los cinco años se trasladó a vivir con su familia a Chicago, capital del estado de Illinois, donde su padre, pastor baptista, se hizo cargo de una iglesia. El matrimonio formado por Edward James Coles y Perlina Adams, hija de otro clérigo baptista, tuvo trece hijos, de los que sólo cinco llegaron a la edad adulta. Nat, el cuarto de ellos, creció en un entorno familiar de estrictas normas morales, pero propicio para su natural inclinación por la música y en particular por el piano. Su madre tocaba el órgano en la iglesia. Su hermano Eddie, seis años mayor, se inició muy joven como contrabajista en bandas de jazz. El quinto hermano, Ike, también fue pianista profesional. 
El ghetto negro de Chicago, importante polo de atracción de la entonces emergente música de jazz, ofreció a Nat Cole la posibilidad de completar su formación artística. A los dieciséis años, poseedor de una excelente técnica pianística y con amplios conocimientos de jazz, gospel, blues y música clásica, formó sus dos primeros grupos, una big-band llamada Rogues of Rhytm y el quinteto Nat Coles and his Royal Dukes. A los dieciocho grabó un disco a su nombre e inició una gira por diferentes estados del país con la revista Shuffle Along. Poco más tarde, tras casarse con Nadine Robinson, una de las bailarinas del espectáculo, se trasladó a Los Ángeles, ciudad en la que habría de residir hasta el final de sus días. Allí se labró en clubs y salas de fiesta un sólido prestigio como músico de jazz que se multiplicó al formar un trío que presentaba la originalidad de prescindir de la batería. El Nat Cole Trio, nombre profesional del que desapareció la “s” final de su apellido, le catapultó a la fama gracias a su depurado estilo de tocar el piano, deudor de Earl Hines, uno de los grandes nombres del jazz de todas las épocas, y al peculiar soporte rítmico proporcionado por la guitarra de Oscar Moore y el contrabajo de Johnny Miller, aunque la formación contó con otros instrumentistas en años posteriores.
Todavía con una carrera exclusivamente centrada en el jazz, firmó en 1943 un contrato por siete años con Capitol Records, compañía discográfica con la que grabaría todos sus discos, pero tardó poco en cambiar de rumbo. Según la leyenda, fue un obstinado cliente de un club quien le descubrió sus grandes posibilidades como cantante al obligarle a utilizar la voz en el tema Sweet Lorraine. Nat Cole nunca desmintió esta historia, pero al parecer fue él mismo quien, tras firmar el contrato, decidió ampliar su universo interpretativo, buscando como cantante de música popular un público mucho más amplio que el de los discos de jazz. En cualquier caso, el hecho incontestable es que su voz cálida y aterciopelada fue la clave del enorme éxito que obtuvo como crooner o intérprete melódico y que gracias a ella se convirtió en el primer artista negro en conseguir ser aceptado masivamente por el público blanco.
Otra anécdota, ésta con más visos de verosimilitud, aunque podría tratarse sólo de un montaje publicitario, explica cómo obtuvo su regio sobrenombre poco después de grabar discos de forma regular. En esta ocasión fue también otro espectador quien, entusiasmado tras escucharle en un club, fabricó una corona de cartón y se la colocó al grito de “You are the King” (Tú eres el rey). Desde entonces fue para siempre Nat King Cole, un ídolo de multitudes cuyos primeros grandes éxitos se titularon Straighten up and fly right (1944), -compuesto por él-, Get your kicks on Route 66 (1945), The Christmas song (1945), -primera de sus grabaciones con acompañamiento orquestal-, I love you for sentimental reasons (1946) y Nature boy (1948), con el que consiguió llegar al número uno en las listas de ventas.
En 1948, coincidiendo con el lanzamiento comercial de Nature boy, Nat King Cole, que se había divorciado poco antes de su primera mujer, se casó con Maria Ellington, joven cantante nacida en una familia de la burguesía negra culta de Massachusetts. Con su nueva esposa, que abandonó los escenarios y jugó un papel fundamental en su carrera al instarle a perseguir objetivos siempre más ambiciosos, tuvo cinco hijos: Carol (adoptada) Natalie, Nat Kelly (adoptado) y las gemelas Casey y Timolin, nacidas tres años y medio antes de que falleciera. Natalie, famosa cantante desde los años ochenta, alcanzó uno de sus mayores éxitos al publicar en 1991 un álbum doble con canciones interpretadas por su padre, incluyendo un dúo con él, realizado sobre una grabación antigua con su verdadera voz, en la canción Unforgettable, auténtica seña de identidad del estilo que le hizo ser conocido en todo el mundo: suave, romántico y levemente nostálgico. “Soy un narrador -había dicho varias veces- y cuando empiezo a cantar es como si me sentara a contar un cuento”.
ras su boda con la atractiva y refinada Maria Ellington, que había llegado a cantar con Duke Ellington, al que no le unía parentesco alguno, se enfrentó a serios problemas al pretender instalarse en la mansión que había comprado en Hancock Park, exclusivo barrio de Los Ángeles. Sus vecinos organizaron una campaña contra él por su color de piel y las cosas llegaron a complicarse hasta tal punto que su casa fue tiroteada. El triunfo de un negro en los Estados Unidos tenía entonces unos límites bien definidos, pero consiguió finalmente vivir allí, lo que da idea del estatus social que ya había obtenido. Otro incidente racista, ocurrido en 1956 en Birmingham, la ciudad más populosa de su estado natal de Alabama, le hizo ser objeto de las duras críticas de organizaciones negras que luchaban en favor de la integración por continuar cantando tras ser atacado en el escenario que compartía con la big-band del inglés Ted Head ante una audiencia exclusivamente blanca. De carácter tímido y afable, Nat King Cole nunca mostró demasiado interés por cuestiones ajenas a su trabajo y apenas si dio un apoyo nominal a la causa de la lucha por los derechos civiles de los negros, pero a veces se encontró entre dos fuegos. Para ciertos sectores de la sociedad blanca, era un negro que había llegado demasiado lejos; y para otros de la población negra, alguien que había dejado de ser uno de los suyos. 
Durante la década de los cincuenta, grabando con el acompañamiento de grandes orquestas dirigidas por reputados directores como Nelson Riddle, Billy May, Ralph Carmichael o Gordon Jenkins, alcanzó su consagración con canciones como Mona Lisa (1950), Unforgettable (1951), Too soon (1952), Pretend (1953), Answer me, my love (1954), Darling, je vous aime beaucoup (1955), Ballerina (1957)...Al mismo tiempo participó en películas de no demasiado relieve, como St. Louis Blues (1957), en la que también intervinieron Ella Fitzgerald, Cab Calloway y Mahalia Jackson. Además lanzó algunos discos de jazz, como After Midnight, que fueron muy bien recibidos por quienes le consideraban un gran pianista malogrado por su excesivo afán de conseguir el éxito comercial. En 1956 se convirtió en el primer artista negro que tenía su propio programa de televisión, pero se vio obligado a suspenderlo tras diez meses de emisión, a pesar de la buena acogida de la audiencia, por la falta de anunciantes dispuestos a correr el riesgo de contrariar a compradores blancos.
A finales de la década, tras la poderosa irrupción del rock and roll en el panorama musical estadounidense, sufrió un bajón de popularidad que le impulsó a buscar otros mercados. Fue entonces cuando grabó en español, francés, portugués, italiano, e incluso japonés. Sus tres discos en castellano, Señor Cole Español (1958), A mis amigos (1959) y More Cole Español (1962), realizados en estudios de Cuba y México, le granjearon una enorme popularidad en España y América Latina. Sus versiones de conocidísimas canciones como Acércate más, Adelita, Las mañanitas, Perfidia, Nadie me ama, Aquellos ojos verdes, Capullito de alelí, Piel canela, o Vaya con Dios le convirtieron en un ídolo de masas. Esos y otros temas, interpretados con su inconfundible estilo silabeante y meloso, fueron un referente romántico imprescindible en el período de transición hacia la ruptura musical de los años sesenta, a lo largo de los cuales se impusieron corrientes rítmicas muy alejadas de su apuesta melódica.
Nat King Cole siguió grabando discos y alcanzó todavía algunos éxitos importantes en su país, como Rambling rose (1962) y Those crazy lazy hazy days of summer (1963), pero centró la última época de su vida en actuaciones en casinos y salas de fiestas, además de las giras por diversos países, con multitudinarias conciertos como el que congregó a 60.000 personas en un estadio de Río de Janeiro. También realizó canciones para las bandas sonoras de las películas Blue Gardenia (1961) y Cat Ballou (1965), emprendió alguna aventura como productor de revistas musicales sin mucho éxito y tuvo la oportunidad de cantar en la Casa Blanca ante los presidentes Kennedy y Johnson, como antes lo había hecho ante Eisenhower.
En 1964 disfrutaba de un prestigio artístico reconocido en los cinco continentes. Era rico y aparentemente feliz, su matrimonio había superado una crisis con el nacimiento de las gemelas, nunca había tenido enfermedad alguna, excepción hecha de ciertos problemas gástricos en 1953, pero en los últimos meses de su vida se mostró huidizo y taciturno en su círculo íntimo. A principios de 1965 se le descubrió un cáncer en el pulmón izquierdo, que se relacionó con su condición de empedernido fumador. Intervenido quirúrgicamente, las previsiones de los médicos apuntaban a una recuperación, pero tres semanas más tarde, el 15 de febrero, falleció en el hospital californiano de Santa Mónica. Tenía 45 años, había grabado más de 1.000 canciones y había vendido doce millones de discos. 

(Texto tomado de la página La simiente negra)

 

There will never be another you es una canción con música de Harry Warren y letra de Mack Gordon escrita para el musical Iceland (1942) de Twentieth Century Fox, donde la interpretaba Joan Merrill. Sucedieron diferentes versiones y, desde que Chet Baker la grabó en 1954, se convirtió en uno de los standards más difundidos del repertorio de la era del jazz. Cole la incluyó en su álbum Nat King Cole sings for two in love (1955).
    

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