martes, 11 de noviembre de 2014

Fiódor Dostoyevski (Moscú, Rusia, 11-11-1821 / San Petersbugo, Rusia, 9-2-1881): In memoriam

EL GENIO ATORMENTADO

Aniversario natal del célebre escritor ruso Fiódor Dostoyevski, autor capital en la época zarista del siglo XIX y uno de los más importantes e influyentes de la literatura universal. Además de su magistral y penetrante retrato de la sociedad de su tiempo, su gran aportación consistió en dar un nuevo enfoque psicológico a la novela, según el cual el narrador ya no está fuera de la obra relatando acontecimientos más o menos ajenos a él, sino que su presencia se manifiesta con voz propia, como si de otro personaje se tratara. El escritor austríaco Stefan Zweig consideró a Dostoyevski «el mejor conocedor del alma humana de todos los tiempos». Se le cataloga asímismo como precursor del psicoanálisis y del existencialismo.

Semblanza procedente (con algún retoque) de la página Biografías y Vidas:

Educado por su padre, un médico de carácter despótico y brutal, encontró protección y cariño en su madre, que murió prematuramente. Al quedar viudo, el padre se entregó al alcohol, y envió finalmente a su hijo a la Escuela de Ingenieros Militares de San Petersburgo, lo que no impidió que el joven Dostoievski se apasionara por la literatura y empezara a desarrollar sus cualidades de escritor. En esa época comenzó a aficionarse al juego, costumbre que le acarreó numerosas deudas a lo largo de su existencia. 
A los dieciocho años, la noticia de la muerte de su padre, torturado y asesinado por un grupo de campesinos, estuvo cerca de hacerle perder la razón. Ese acontecimiento lo marcó como una revelación, ya que sintió ese crimen como suyo, por haber llegado a desearlo inconscientemente. Al terminar sus estudios, tenía veinte años; decidió entonces permanecer en San Petersburgo, donde ganó algún dinero realizando traducciones. 
La publicación, en 1846, de su novela epistolar Pobres gentes, que estaba avalada por el poeta Nekrasov y por el crítico literario Belinski, le valió una fama ruidosa y efímera. Su penetrante descripción del alma humana, su implicación emocional con lo relatado, su compasión por los desheredados y su aguda descripción social, fueron las bases de su influyente estilo literario. Sin embargo, sus siguientes obras, El doble (1846), La patrona (1847), Noches blancas (1848) o Nietochka Nezvanova (1849) no tuvieron ninguna repercusión, de modo que su autor cayó en un olvido total.
En 1849, durante el gobierno del zar Nicolás I, fue condenado a muerte por su colaboración con determinados grupos liberales y revolucionarios. Indultado momentos antes de la hora fijada para su ejecución, estuvo cuatro años en un presidio de Siberia, experiencia que relataría más adelante en Recuerdos de la casa de los muertos. En su estancia en Siberia dedicó mucho tiempo a la lectura de la Biblia, empapándose de espiritualidad y tomando de sus escritos el valor del sufrimiento como liberación y salvación existencial. Ya en libertad, fue incorporado como soldado raso a un regimiento de tiradores siberianos y en 1957 contrajo matrimonio con una viuda con pocos recursos, Maria Dmitrievna Isaieva. Ese mismo año, el nuevo zar Alejandro II concedió una amnistía y Fiodor recuperó su linaje y la libertad creativa.
Tras largo tiempo en Tver, recibió autorización para regresar a San Petersburgo, donde no encontró a ninguno de sus antiguos amigos, ni eco alguno de su fama. La publicación de Humillados y ofendidos (1961) y Recuerdos de la casa de los muertos (1862) le devolvió la celebridad. Para la redacción de su siguiente obra, Memorias del subsuelo (1864), también se inspiró en su experiencia siberiana. Soportó la muerte de su mujer y de su hermano en 1964 como una fatalidad ineludible. A partir de ese momento sucumbió a la tentación del juego y sufrió frecuentes ataques epilépticos. En 1866 publicó El jugador y la primera de la serie de grandes novelas que lo consagraron definitivamente como uno de los mayores genios de su época, Crimen y castigo. Ese mismo año, la presión de sus acreedores lo llevó a abandonar Rusia y a viajar indefinidamente por Europa junto a su nueva y joven esposa, Ana Grigorievna. Durante uno de esos viajes, su esposa dio a luz una niña que moriría pocos días después, lo cual sumió al escritor en un profundo dolor.
El nacimiento de su segundo (1869) y tercer (1871) hijos, estableció un elevado ritmo de trabajo que le permitió publicar obras como El idiota (1869) o Los endemoniados (1872), que le proporcionaron una gran fama y la posibilidad de volver a su país, en el que fue recibido con entusiasmo. En ese contexto emprendió la redacción de Diario de un escritor (1877), obra en la que se erige como guía espiritual de Rusia y reivindica un nacionalismo ruso articulado en torno a la fe ortodoxa y opuesto al decadentismo de Europa occidental, por cuya cultura no dejó, sin embargo, de sentir una profunda admiración. En 1875 había nacido su cuarto hijo, que sólo vivió hasta 1978.
En 1880 apareció la que el propio escritor consideró su obra maestra, Los hermanos Karamazov, que condensa los temas más característicos de su literatura: agudos análisis psicológicos, la relación del hombre con Dios, la angustia moral del hombre moderno y las paradojas irresolubles de la libertad humana. Máximo representante, según el tópico, de la «novela de ideas», en sus obras aparecen evidentes rasgos de modernidad, sobre todo en el tratamiento del detalle y de lo cotidiano, en el tono vívido y real de los diálogos y en el sentido irónico que apunta en ocasiones junto a la tragedia moral de sus personajes.
Dostoyevski murió a los 59 años en su casa de San Petersburgo, el 9 de febrero de 1881, de una hemorragia pulmonar asociada a un enfisema y a un ataque epiléptico. Su funeral fue multitudinario.


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