viernes, 31 de octubre de 2014

Federico Fellini (Rimini, Italia, 20-1-1920 / Roma, Italia, 31-10-1993): In memoriam

EL CREADOR VISIONARIO

Hace hoy 21 años falleció el director y guionista italiano Federico Fellini, famoso por su estilo distintivo que combina barrocas imágenes de fantasía con humanismo terrenal. En algo más de una veintena de títulos dejó constancia de su talento creador para formular visualmente un mundo absolutamente personal, lo que le llevó a ser considerado uno de los mayores y más influyentes cineastas del siglo XX. Cuatro películas suyas (La strada, Las noches de Cabiria, Fellini: Ocho y medio y Amarcord) ganaron el Oscar a la mejor película en lengua extranjera y él fue premiado con uno honorífico en 1993, el mismo año de su muerte a los 73 años.

Informe biográfico a partir de la página Videomaniáticos:

Es un director humanista intensamente autobiográfico. Desde niño lo fascinaron los circos y los actores de vaudeville característicos de su ciudad de nacimiento. Su educación en colegios católicos también influyó en su obra, ya que si bien era muy crítico de la iglesia, sus primeros trabajos están embebidos de una profunda dimensión espiritual. Comenzó trabajando en periodismo y dibujando caricaturas. Luego se dedicó a escribir gags para el actor Aldo Fabrizi. En 1943 conoció y se casó con la actriz Giulietta Masina, que apareció en varias de sus películas y fue una de las mayores influencias de su trabajo. En 1945 tuvo una importante contribución al cine, cuando fue invitado a colaborar en el guión de Roma, ciudad abierta (1945), la simiente del neorrealismo italiano de Roberto Rossellini. L'amore (1948) con la actuación de Anna Magnani y Fellini, dirigida por Rossellini, está basada en una historia original suya. Debutó como director, colaborando con Alberto Lattuada en Luces de variedades (1950) y continuó ya en solitario con El jeque blanco (1951), parodia del mundo de las fotonovelas, que aunque fracasó en su estreno, marcó el inicio de una larga y fecunda colaboración entre Fellini y el músico Nino Rota, sólo interrumpida por la muerte de Rota en 1979, y Los inútiles (1953), sobre un grupo de jóvenes atrapados en la mediocridad provinciana, León de Plata en Venecia y su primer éxito dentro y fuera de Italia. Aunque las películas iniciales de Fellini están claramente dentro de la tradición neorrealista, se distinguen por su simpatía hacia los personajes excéntricos y por su humor absurdo.
Su amplio reconocimiento internacional se produjo con La strada (1954), pintoresco drama con una luminosa actuación de Giulietta Masina junto a Anthony Quinn. Como incluyó algunas escenas surrealistas, fue acusado de violar los preceptos del neorrealismo. Su impacto es aumentado por la música inolvidable de Nino Rota.  Después de Almas sin conciencia (1955), fábula moral sobre unos estafadores y Las noches de Cabiria (1957), que cuenta las desventuras de una prostituta bondadosa e ingenua, víctima propicia de sucesivos vividores que se aprovechan de ella, un personaje en el que vuelve a brillar Giulietta Masina, dirigió sus dos obras maestras más influyentes: La dolce vita (1960), una iconoclasta visión de la sociedad italiana contemporánea, con Marcello Mastroianni y Anita Ekberg, cinta que ganó la Palma de Oro en Cannes y causó escándalo en su día, siendo condenada por la Iglesia Católica por su retrato de los temas sexuales y del suicidio, y por el gobierno italiano, no obstante llegar a convertirse en un gran éxito internacional y Fellini: Ocho y medio (1963), sobre un aclamado director que no sabe qué película hacer a continuación (su propia situación en ese momento), en la que desarrolla variaciones sobre sus angustias y dudas creativas. Entre ambas rodó un sketch del film de episodios Boccaccio '70 (1962). Su siguiente película fue Giulietta de los espíritus (1965), la primera que realizara en color, nuevamente con Masina, inventario de sueños y pesadillas donde abunda en su creciente estética barroca en un film muy feminista para la época. Con Toby Dammit, el episodio que dirigió para el film colectivo Historias extraordinarias (1968), fue autor del mejor segmentto del mismo. Satiricón (1969), basada en la obra de Petronio, es uno de sus trabajos más fantasmagóricos, siguiendo las aventuras de los personajes bisexuales del mundo pre-cristiano. Él mismo lo ha descrito como ciencia ficción en el pasado. Toda la película se mueve con la lógica de un sueño, fragmentaria y abandonando totalmente la narrativa convencional. También es inusualmente sensual, con una constante tensión entre el placer superficial y los elementos perturbadores subyacentes, que incluyen desnudez, sexo, enanos, un temblor de tierra, hermafroditas, una decapitación, una orgía, suicidios, criaturas mitológicas y violencia. En la década de los 60, Fellini fue nominado tres veces al Oscar al mejor director por las películas La dolce vita, Fellini: Ocho y medio y Satiricón.
Sus trabajos posteriores fueron películas más modestas en general, todas con llamativa imaginación, como Los clowns (1971), rodada para televisión pero exhibida en cines, Roma (1972), retrato multiforme de la capital italiana entre el lirismo y la sátira, Amarcord (1973), evocación de su adolescencia en Rimini a base de nostalgia, ironía, extravagancia, poesía y tono de farsa, Casanova (1976), personal y delirante recreación de las estrafalarias andanzas eróticas del célebre amante italiano, Ensayo de orquesta (1978), tomando a la orquesta como una metáfora de la política italiana, La ciudad de las mujeres (1980), relato de un hombre soñador en un mundo poblado de mujeres de toda condición, Y la nave va (1983), donde capta la decadencia y superficialidad de la alta sociedad del fin de la Belle Epoque durante un lujoso viaje marítimo, Ginger y Fred (1986), sarcástica mirada al cada vez más bizarro mundo de la televisión, Entrevista (1987), recapitulación sobre su carrera cinematográfica y La voz de la luna (1990), su lúgubre y desolada despedida del cine. En la última etapa de su carrera, Federico Fellini pecó de exceso de grandilocuencia, lo que le supuso no pocas dificultades a la hora de encontrar productores que se hicieran cargo de sus proyectos y una acusada tendencia a la baja en la apreciación de su cine por el público. En la ceremonia de entrega de los Premios Oscar de marzo de 1993 le fue entregado un premio especial por sus aportes y logros como realizador, que dedicó a Masina en su discurso de aceptación. En agosto de ese año tuvo un infarto y luego quedó postrado en coma hasta su muerte el 31 de octubre. Cinco meses después fallecía Masina afectada de cáncer.

Federico Fellini

"I vitelloni" (1953)

 "La strada" (1954)

"Le notti di Cabiria" (1957)

 "La dolce vita" (1960)

"Otto e mezzo" (1963)

"Satyricon" (1969)

"Roma" (1972)

"Amarcord" (1973)

"Casanova" (1976)

"E la nave va" (1983)

"Ginger e Fred" (1986)

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