jueves, 28 de agosto de 2014

Fernando Fernán Gómez (Lima, Perú, 28-8-1921 / Madrid, España, 21-11-2007): In memoriam

EL GENIO ANARQUISTA

Hoy se cumple el 93 aniversario natal de este grandísimo actor y director de cine, teatro y televisión, guionista, prestigioso escritor -dramaturgo, novelista, articulista-  y miembro de la Real Academia Española, que dejó una huella imborrable en la cultura española. Presencia recurrente y categórica en películas de los mejores directores españoles década tras década, con una prolífica filmografía compuesta por más de ciento cincuenta títulos como actor y veinticinco como director, no hay ninguna otra figura en toda la historia del cine español que siquiera se le aproxime. Además de su ingente legado cinematográfico, es uno de los nombres esencialmente reconocidos del panorama cultural español de su tiempo por la pluralidad de su talento, su extensa y variada trayectoria artística y su carácter acerbo e independiente.

Texto biográfico procedente (con modificaciones) de la página El Criticón:

Nacido en Lima, Fernando (de apellido real Fernández) era hijo de la actriz teatral Carola Fernán Gómez, quien dio a luz a su retoño cuando se encontraba actuando en Sudamérica. A los tres años de edad Fernando viajó con su familia a Madrid después de residir en Argentina, país en el que fue registrado legalmente su nacimiento. Durante toda su vida mantuvo la nacionalidad argentina, que compartió con la española, cuando le fue otorgada en 1984.
Durante la Guerra Civil española, recibió clases en la Escuela de Actores de la CNT. Cursó estudios universitarios de Filosofía y Letras pero dejó la carrera para dedicarse al teatro con la compañía de Laura Pinillos. Con posterioridad fue impulsado profesionalmente por el famoso escritor Enrique Jardiel Poncela, representando varias de sus obras teatrales más conocidas. Debutó en la pantalla grande con la productora CIFESA en 1943. Una de sus primeras películas fue Cristina Guzmán (1943), comedia basada en una novela rosa de Carmen de Icaza que fue dirigida por Gonzalo Delgrás y protagonizada en el papel principal por Marta Santaolalla. En esta década trabajó con los nombres más conocidos de la cinematografía española del momento. Fue dirigido por Ladislao Vajda en Se vende un palacio (1943), Juan de Orduña en Rosas de otoño (1943), Edgar Neville en Domingo de carnaval (1945) o José Luis Sáenz de Heredia en El destino se disculpa (1945), Bambú (1945) y La mies es mucha (1948). Botón de ancla (1948), comedia rodada por Ramón Torrado e interpretada por Antonio Casal y Jorge Mistral, se convirtió en uno de sus títulos más populares.
En 1945 contrajo matrimonio con la actriz y cantante María Dolores Pradera, de quien se separó en 1959 (su divorcio no llegaría hasta los años 80). De su unión nacieron sus hijos Helena y Fernando. La pareja coincidió en las películas Es peligroso asomarse al exterior (1946) de Alejandro Ulloa, Los habitantes de la casa deshabitada (1946) de Gonzalo Delgrás, Embrujo (1947), título dirigido por Carlos Serrano de Osma, Tiempos felices (1950) de Enrique Gómez y Vida en sombras (1952), film dirigido por Lorenzo Llobret Gracia.
Durante los años 50 y 60 la popularidad de Fernán Gómez se agrandó como intérprete, comenzando también a asumir tareas de director. Como actor destacó en El último caballo (1950) de Edgar Neville, Balarrasa (1951) de José Antonio Nieves Conde, El capitán Veneno (1951), adaptación de Pedro de Antonio de Alarcón dirigida por Luis Marquina, Esa pareja feliz (1953) de Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem, Morena Clara (1954), comedia musical de Luis Lucia co-protagonizada por Lola Flores, El fenómeno (1956), comedia deportiva dirigida por José María Elorrieta, El inquilino (1957) de Nieves Conde, Faustina (1957) de Sáenz de Heredia, junto a María Félix, Un marido de ida y vuelta (1957) de Luis Lucia, Adiós, Mimí Pompón (1961) de Luis Marquina, Crimen para recién casados (1961) y ¿Dónde pongo este muerto? (1961), ambos títulos dirigidos por Pedro L. Ramírez, o La becerrada (1962) de José María Forqué.
A mediados de la década de los 50 dio comienzo una relación sentimental y profesional con la actriz argentina Analía Gadé, iniciada con Viaje de novios (1956), película dirigida por León Klimovsky. Posteriormente ambos protagonizaron nuevas comedias, varias de ellas dirigidas por Pedro Lazaga, como Muchachas de azul (1957), Ana dice sí (1958), o Luna de verano (1959).
Fernán Gómez debutó en la dirección junto con Luis María Delgado en Manicomio (1954), a la que siguieron El mensaje (1955) y El malvado Carabel (1956). Más adelante, dirigió con Analía Gadé como protagonista femenina las películas La vida por delante (1958), La vida alrededor (1959), Sólo para hombres (1960) y Mayores con reparos (1966). Dos años después de este último film suyo, intervinieron por última vez juntos a las órdenes de José María Forqué en La vil seducción (1968).
En los años 60 Fernán Gómez, al margen de sus aventuras con Analía Gadé, dirigió títulos como La venganza de Don Mendo (1961), adaptación de la conocida obra de Pedro Muñoz Seca que co-protagonizó junto a Paloma Valdés, El mundo sigue (1963), o su obra maestra El extraño viaje (1964), protagonizada por un joven Carlos Larrañaga, a la que siguió Ninette y un señor de Murcia (1965), estupenda versión cinematográfica del texto de Miguel Mihura que Fernando Fernán Gómez protagonizó junto a Rosenda Monteros y Alfredo Landa.
En los años 70 y 80 actuó en títulos como Pierna creciente, falda menguante (1970) de Javier Aguirre, Las Ibéricas, F. C. (1971) de Pedro Masó, Don Quijote cabalga de nuevo (1973) de Roberto Gavaldón, adaptación del clásico de Cervantes que contó con la participación de Cantinflas como Sancho Panza, Ana y los lobos (1973) de Carlos Saura, La leyenda del Alcalde de Zalamea (1973) de Mario Camus, El espíritu de la colmena (1973) de Víctor Erice, El amor del capitán Brando (1974) de Jaime de Armiñán, Pim, pam, pum... ¡fuego! (1975) de Pedro Olea, Parranda (1977) de Gonzalo Suárez, Mamá cumple 100 años (1979) de Carlos Saura, Maravillas (1981), Feroz (1984), La noche más hermosa (1984) y La mitad del cielo (1986), las cuatro de Manuel Gutiérrez Aragón, La corte de Faraón (1985) de José Luis García Sánchez, Moros y cristianos (1987) de Luis García Berlanga o Esquilache (1988) de Josefina Molina. Estas décadas confirmaron su estatus como intérprete y director, consiguiendo importantes galardones cinematográficos. Fue premiado en el Festival de Berlín por su actuación en El anacoreta (1976) de Juan Estelrich. Años después volvió a ganar el premio en Berlín con Stico (1984), destacada película dirigida por Jaime de Armiñán y co-protagonizada por Agustín González. Por su interpretación en Los zancos (1984) de Carlos Saura consiguió un premio en el Festival de Venecia.
En los años 70 impulsó también su carrera literaria, consiguiendo en 1978 su obra teatral “Las bicicletas son para el verano” (adaptada al cine por Jaime Chávarri) el premio Lope de Vega. Otras de sus obras de teatro son: "La coartada" (1972) o "Los domingos, bacanal" (1980). Más tarde debutó como novelista con “El viaje a ninguna parte” (1985), libro que llevó al cine como director. Otros de sus títulos literarios son “El vendedor de naranjas” (1986), “El mal amor” (1987) o “El ascensor de los borrachos” (1987). También escribió ensayos y poesía y su libro de memorias "El tiempo amarillo" (1990, ampliado en 1998).
Como director rodó películas como Crimen imperfecto (1970), Cómo casarse en siete días (1971), Yo la ví primero (1974), ¡Bruja, más que bruja! (1976), Mi hija Hildegart (1977), Cinco tenedores (1979), Mambrú se fue a la guerra (1986), la citada El viaje a ninguna parte (1986), El mar y el tiempo (1989), Siete mil días juntos (1994) o Pesadilla para un rico (1997). Por El viaje a ninguna parte, Fernán Gómez recibió el premio Goya como mejor director y mejor guionista. En esa misma edición obtuvo también el Goya como mejor actor por Mambrú se fue a la guerra. Años después recibió un Goya como mejor intérprete masculino de reparto por Belle epoque (1992) de Fernando Trueba y otro como mejor actor principal por El abuelo (1998) de José Luis Garci, consiguiendo el premio también como mejor guión adaptado por su última película como director, Lázaro de Tormes (2001), cuyo rodaje abandonó por enfermedad, siendo sustituido por José Luis García Sánchez. Asimismo, Fernando Fernán Gómez fue candidato al Goya como mejor director, actor y guionista por El mar y el tiempo y mejor actor por Esquilache y La lengua de las mariposas (1999) de José Luis Cuerda.
Al margen de estos títulos, Fernán Gómez también colaboró con directores como Imanol Uribe en El rey pasmado (1991) y Plenilunio (1999), Pedro Almodóvar en Todo sobre mi madre (1999), Fernando Trueba en El embrujo de Shanghai (2002), Antonio Hernández en En la ciudad sin límites (2002) o Patricia Ferreira en Para que no me olvides (2005), triunfando en la televisión con las series “El Pícaro” (1974), dirigida por el propio actor, “Fortunata y Jacinta” (1980) de Mario Camus, o “Los ladrones van a la oficina” (1993).
En cuando a su vida sentimental, Fernando Fernán Gómez compartió las últimas décadas de su vida desde los años 70 con la actriz Emma Cohen, con quien contrajo matrimonio en el año 2000. Ambos aparecieron juntos en diversos títulos cinematográficos como Pierna creciente, falda menguante, ¡Bruja, más que bruja!, El viaje a ninguna parte, El mar y el tiempo o El abuelo, el proyecto televisivo “Juan Soldado” (1973) o la serie “El Pícaro” (1974).
Los reconocimientos a su extensa y extraordinaria carrera se multiplicaron en los últimos años de su vida, logrando el Premio Nacional de Teatro en 1985, el Premio Nacional de Cinematografía en 1989, el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1995 y el Premio Donostia en San Sebastián en 1999. En el año 2000 fue nombrado miembro de la Academia de la Lengua Española y en 2001 se le concedió la Medalla de Oro de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. En 2005 recibió el Oso de Honor en el Festival Internacional de Cine de Berlín a toda su trayectoria.  
Fernando Fernán Gómez falleció a la edad de 86 años, recibiendo, a título póstumo, la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio otorgada por el Gobierno de España. En la capilla ardiente su féretro fue recubierto con una bandera rojinegra anarquista, siendo posteriormente incinerado.


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