martes, 29 de abril de 2014

Tribute to Daniel Day-Lewis (Greenwich, Londres, UK, 29-4-1957)

HAPPY BIRTHDAY, DANIEL DAY-LEWIS!

El gran actor británico (nacionalizado irlandés en 1993), único de la historia en ganar tres Oscars al mejor actor principal, cumple hoy 57 años. Además ha recibido dos Globos de Oro, cuatro premios BAFTA y tres del Sindicato de Actores de Estados Unidos. Está considerado por la crítica como uno de los mejores actores de su generación, así como uno de los mejores de toda la historia del cine.

El siguiente apunte biográfico procede (con correcciones y añadidos) de la página decine21:

Dosifica sus interpretaciones con cuentagotas, pero cuando vuelve a la pantalla, se compromete por completo con el proyecto, y se entrega en cuerpo y alma. Como su colega estadounidense Robert De Niro, el británico Daniel Day-Lewis es capaz de transformarse en los personajes más inverosímiles a base de esfuerzo y dedicación. Aprendió a pintar con los pies mientras vivía confinado en una silla de ruedas para protagonizar Mi pie izquierdo, y pasó una temporada en el bosque construyendo canoas para El último mohicano.
A pesar de todo, parece que el cine no le ha dado a cambio la satisfacción personal que esperaba. Desencantado del séptimo arte, vive apartado de las pantallas a las que sólo regresa en casos puntuales. En lo que llevamos de milenio han conseguido sacarle de su retiro Martin Scorsese (Gangs Of New York, 2002), su esposa, Rebecca Miller (The Ballad of Jack and Rose, 2005), el cineasta Paul Thomas Anderson (Pozos de ambición, 2007), el director y coreógrafo Rob Marshall (Nine, 2009) y el todopoderoso Steven Spielberg (Lincoln, 2012).
Nacido el 29 de abril de 1957 en Londres, Daniel Michael Blake Day-Lewis procede de una familia relacionada con el arte y con el cine. Su padre era el reconocido poeta Cecil Day-Lewis, mientras que su madre, la actriz Jill Balcon, era hija a su vez de Sir Michael Balcon, el creador de los míticos estudios Ealing, responsables de la época dorada de la comedia británica. Su hermana mayor, Lydia Tamasin, también se dedica al séptimo arte como directora de documentales.
Desde que su madre le llevaba al teatro cuando era pequeño, Daniel sabía que quería consagrar su vida a la interpretación, y simultaneó sus estudios escolares con la escuela de arte dramático Old Vic de Bristol. Aunque ni siquiera figura en los títulos de crédito, de adolescente debutó en la pantalla con un pequeñísimo papel, como niño gamberro en Domingo, maldito domingo (1971), de John Schlesinger. A esa misma edad representaba obras de teatro con sus compañeros de la mencionada escuela. Por tomarse demasiadas pastillas contra la migraña, le internaron en un manicomio, donde convencer a los doctores de su salud mental fue “la mejor actuación” de su vida, según sus propias palabras.
Centrado en los escenarios y en la televisión durante sus primeros años, tardó mucho en volver al cine, con papeles secundarios en Gandhi (1982) y Motín a bordo (1984). Stephen Frears lo eligió para interpretar a Johnny, el punk de Mi hermosa lavandería (1985), que supuso su lanzamiento internacional. Poco después consolidó su prestigio como Cecil Vyse, el refinado abogado de Una habitación con vistas (1985), en la que James Ivory adaptaba la célebre novela de E.M. Forster. Igual de famoso era el material de partida de La insoportable levedad del ser (1988), adaptación de la novela del mismo título de Milan Kundera, que Philip Kaufman llevó al cine con Day-Lewis como el doctor Tomas, un tipo obsesionado con el sexo, que se ve involucrado en los sucesos de la Primavera de Praga.
Metido de lleno en el papel de un personaje real, el artista y escritor inválido Christy Brown, dejó boquiabierto al respetable. “En la pantalla no hay un actor que interpreta a un minusválido; hay un auténtico paralítico mental”, dijo de él un crítico a propósito de su trabajo en Mi pie izquierdo (1989), primera de las tres fructíferas colaboraciones del actor con el cineasta irlandés Jim Sheridan. Hasta la Academia de Hollywood se rendiría ante su talento, y le otorgaría el Oscar al mejor actor.
Supuso un gran golpe para él la muerte de su padre, episodio que le ocasionó un trauma tan fuerte que incluso asegura que llegó a aparecérsele el fantasma de su progenitor durante una representación de "Hamlet" (1989), en la que un breakdown le impidió acabar la representación en el London National Theater, debiendo ser sustituido por otro actor y abandonando definitivamente la obra de Shakespeare. El actor que, a principios de los 80, había protagonizado en la escena londinense obras como "Another country", "Romeo y Julieta" y "El sueño de una noche de verano", no ha vuelto a pisar un escenario teatral desde entonces.
Tras someterse a un periodo de intenso entrenamiento, y ponerse musculoso, el actor obtiene uno de sus mayores éxitos comerciales con El último mohicano (1992). Gracias a su imaginativo estilo visual, el cineasta Michael Mann empezó a despuntar con esta adaptación de la novela de Fenimore Cooper. También se pone por primera vez a las órdenes de Martin Scorsese, en la elegante La edad de la inocencia (1993), basada en una novela de Edith Wharton.
Apasionado por Irlanda se nacionaliza como ciudadano de este país, donde traslada su residencia en 1993. Ese mismo año repetiría su colaboración con Sheridan en la excelente En el nombre del padre, que recreaba la tragedia de Gerry Conlon, un joven de Irlanda del Norte acusado injustamente de pertenecer al IRA y de un atentado que no cometió. Esta vez, el intérprete quiso saber qué sentía su personaje entre rejas y llegó a estar tres días en una celda de aislamiento. Su esfuerzo fue reconocido con una segunda candidatura a los premios de la Academia.
Fruto de su relación con la actriz francesa Isabelle Adjani, nacería el primer hijo del actor, pero no tardó en romper con la madre. En 1996, contrae matrimonio con la guionista y cineasta Rebecca Miller, hija del célebre dramaturgo Arthur Miller, una de cuyas obras, El crisol (1996), fue precisamente protagonizada en cine por Day-Lewis. Con Rebecca, el actor ha tenido otros tres hijos.
En The Boxer (1997), vuelve a unirse a Sheridan una última vez, para analizar la nueva situación en Irlanda del Norte, tras la puesta en marcha de los procesos de paz. El público responde, pero Daniel Day-Lewis, en su línea, se mete tanto en el papel que cuando termina se siente bastante estresado. Inicia un paréntesis de cinco años para convertirse en alumno de un maestro artesano de zapatos en Florencia. “Me quedé agotado tanto física como artísticamente. Además, creía que lo había dado todo como intérprete y pensaba que mi retirada sería definitiva”, explicó el actor.
No fue fácil sacarle de ahí, y Martin Scorsese tuvo que rogarle durante mucho tiempo, e incluso llegó a mandarle a Leonardo DiCaprio a Italia, para que le convenciera de que aceptara el papel de sanguinario capo mafioso en Gangs of New York (2002). Al final, volvió a recuperar su método de asimilación integral del personaje, y se puso a practicar el manejo de los cuchillos a base de cortar filetes de cerdo. Su impecable trabajo fue recompensado con otra nominación al Oscar, la tercera. El guión de Pozos de ambición (2007), escrito por su también director Paul Thomas Anderson, le entusiasmó hasta el punto de que, inmediatamente después de leerlo, se comprometió a regresar del exilio para rodar la película, donde interpretó al ambicioso Daniel Plainview. Resultado: cuarta nominación y segundo Oscar al mejor actor. En Nine (2009), musical dirigido por Rob Marshall basándose en Ocho y medio de Fellini, Lewis interpretaba a Guido Contini, un director en crisis creativa. Finalmente, en una memorable caracterización, fue el presidente Abraham Lincoln en Lincoln (2012), película dirigida por Steven Spielberg por la que ganó su tercer Oscar como mejor actor protagonista.


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