jueves, 20 de marzo de 2014

Matthew McConaughey

UN ACTOR 'BIGGER THAN LIFE'
 
En el verano de 1985, Ron Woodroof, tejano macarra, homófobo, putero, juerguista, drogadicto y timador, tras una disputa en un rodeo, de la que resulta dañado, despierta en un hospital. Allí, tras las correspondientes analíticas, los médicos le revelan ser portador del (pocos años antes descubierto) temible virus HIV y, ateniéndose a su deteriorado estado inmunológico, le diagnostican que le queda un mes de vida. A partir de ahí, nuestro dudoso héroe emprende una asombrosa, enloquecida y agónica lucha por la supervivencia, afrontando toda clase de obstáculos y vicisitudes, obviando cualquier escrúpulo y saltándose cualquier norma.
Tal es el arranque de "Dallas buyers Club", película basada en hechos reales que, dirigida por el canadiense Jean-Marc Vallée, obtuvo seis candidaturas al premio Oscar (película, guión original, montaje, maquillaje y peluquería, actor principal y actor secundario), consiguiendo con todo merecimiento los tres últimos.
El actor Matthew McConaughey, que interpreta al protagonista, se sometió a una severísima dieta para perder 23 kilos de peso y así ajustar su físico al del personaje. A lo largo del metraje aparece extremadamente flaco y demacrado. Su caracterización y actuación pueden calificarse de memorables.
De no tratarse de una historia verídica, se diría que la sorprendente trama del film resultaría inverosímil. La mezcla de coraje, ingenio y determinación de un individuo que, en solitario, se enfrenta a la poderosa FDA (Food and Drug Administration) norteamericana, organismo estatal en indisimulada connivencia interesada con las grandes empresas farmacéuticas, captura el interés y la complicidad del espectador. A ello, es obvio, contribuye un bien calculado guión, pero, sobre todo, la figura omnipresente de McConaughey, quien en un auténtico 'tour de force' interpretativo, engrandece la talla de su personaje, haciendo despliegue de sus hasta hace poco insospechados recursos para la comedia y el drama: un pobre diablo tan voluntarioso como anárquico, que a espaldas de la ley, se automedica y trapichea, marginado y sancionado, pero que nunca se rinde. Y a la postre, un ser humano al que el infortunio obliga a evolucionar, superando sus prejuicios y transformándose en una persona más tolerante con sus semejantes.
Woodroof perdió la batalla ante la FDA, pero con sus argucias y tesón consiguió sobrevivir siete años con el sida.
Un 'Chapeau' bien grande (tejano en este caso) para McConaughey -en otra escala, también para Jared Leto- en una performance de las que hacen historia.


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