El eminente compositor austriaco del periodo clásico Joseph Haydn nació tal día como hoy en 1732. Influyente predecesor en el tiempo de Mozart y Beethoven, es con ellos el tercer gran representante del clasicismo vienés. Aunque no fue
apreciado por la generación romántica, que lo consideraba excesivamente
ligado a la tradición anterior, lo cierto es que, sin su aportación, la
obra de los dos primeros, y tras ellos la de Schubert o Mendelssohn, nunca habría sido lo que fue. A Haydn, más que a ningún otro, se debe el definitivo establecimiento de
formas como la sonata y de géneros como la sinfonía y el cuarteto de
cuerda, que se mantuvieron vigentes sin apenas modificaciones hasta bien
entrado el siglo XX. Su música se sitúa entre el barroco tardío y el prerromanticismo y en su catálogo, aún incompleto, figuran 108 sinfonías, 68 cuartetos de cuerda, 45
tríos, 16 óperas (bufas en su mayoría), 38
conciertos para diversos instrumentos, 52 sonatas para piano, 14 misas, 4 oratorios, además de cánones, piezas sacras, canciones alemanas e italianas, coros a tres y cuatro voces, así como la armonía y el acompañamiento
para cientos de canciones antiguas escocesas, y también divertimentos,
fantasías, caprichos y composiciones para todo tipo de instrumentos y
voces. La productividad de Haydn se vio fortalecida por su forzosa originalidad, al vivir casi treinta años aislado y sin contacto con otros compositores como músico de corte para sus mecenas, la rica y aristocrática familia húngara de los Esterházy. Son característicos de su estilo los cambios repentinos de momentos dramáticos a efectos humorísticos, así como su inclinación por las melodías de tipo folclórico. La forma innovadora en que transformaba un simple motivo musical en complejos desarrollos fascinó a sus contemporáneos y, en las dos últimas décadas de su vida, ya independiente, Haydn gozó de gran popularidad y se hizo rico.
Nacido en un pueblecito austriaco cercano a la frontera con Hungría, Franz Joseph Haydn fue el segundo de los doce hijos de un fabricante y reparador de carros al servicio de un aristócrata para el que su esposa trabajó de cocinera. El pequeño recibió sus primeras nociones musicales de su padre, quien, después de la jornada laboral, cantaba acompañándose al arpa con toda su familia reunida. Estos conciertos domésticos constituyeron la primera escuela de Joseph, quien, heredero de una voz magnífica, no tardó en ser confiado a un pariente en la vecina población de Hainburg para que progresara en sus estudios musicales. Haydn, a la sazón con seis años de edad, ya no volvió a vivir con su familia. Tras pasar hambre y sufrir humillaciones, dos años después, en Viena, ingresó en el coro de la catedral de San Esteban, severa institución donde tuvo oportunidad de perfeccionar sus conocimientos musicales y aprender a tocar el piano de forma autodidacta. Allí, de nuevo mal alimentado, permaneció Haydn hasta 1749. El cambio de su voz conllevó su despido del coro, quedándose en la calle, hambriento y sin sitio a donde ir. Por suerte, un amigo le albergó varios meses en la atestada buhardilla donde residía su familia. Por mor de su voluntad y esfuerzo, ya que apenas poseía formación académica, Haydn llegó a ser un buen violinista y clavecinista. En esa época dio serenatas callejeras y se apuntaba a cualquier recital en un salón nobiliario con tal de acceder a los canapés. Durante un periodo fue asistente del compositor italiano Nicola Porpora (maestro vocal del castrato Farinelli), de quien aprendió los fundamentos de la composición. Ya anciano, aquel regresó a su Nápoles natal. En esos años Haydn compuso sus primeros cuartetos de cuerda y su primera ópera, El diablo cojuelo (1751), que le dio cierta reputación, a pesar de ser pronto retirada por la censura.
Tras servir temporalmente a varios aristócratas, pasó en 1759 a ejercer como maestro de capilla en la residencia del conde Morzin, para quien compuso sus primeras sinfonías y divertimentos. Por fin con un empleo estable, en 1760 se casó con Maria Anna Theresia Kelle, hija de un peluquero en cuya casa se había hospedado, matrimonio que resultó infeliz y no produjo descendencia. La leyes de la época no permitían el divorcio y ambos cónyuges tuvieron amantes (Entre otras, Joseph mantendría posteriormente una larga relación con una cantante, con la que parece que tuvo uno o varios hijos). Las dificultades económicas de su primer mecenas derivaron en el despido de sus músicos empleados en 1761, año en que se produjo un giro decisivo en la carrera del joven músico: fue entonces cuando los húngaros príncipes de Esterházy -primero Pál Antal y poco después, a la muerte de éste en 1763, su hermano Miklós durante casi treinta años- lo tomaron a su servicio. Merced a esta culta y acaudalada familia, Haydn tendría a su disposición una de las mejores orquestas de Europa, para la que escribió la mayor parte de sus numerosas obras orquestales, operísticas y religiosas. Con estatus de lacayo, librea incluida, acompañó a sus empleadores en sus residencias de Eisenstadt (Austria) y Esterháza (Hungría), su palacio veraniego. Además de componer constantemente las obras que el príncipe le encargaba, ensayarlas y dirigirlas, así como también las de otros compositores, debía enseñar a los cantantes, mantener la colección de instrumentos y la librería musical, trabajar como organista, violista y violinista cuando fuera necesario y solventar las disputas de los músicos a su cargo. Aunque con frecuencia se quejaba del peso de su trabajo y de la soledad y el aislamiento social que le suponía, su posición era envidiable para cualquier músico del siglo XVIII.
Durante el período correspondiente a la década de 1770, Haydn vivió la época llamada del Sturm und Drang (tormenta e ímpetu), movimiento que tuvo reflejo en la música, la literatura y la pintura, un período en la cultura germánica durante el cual los creadores trataban de expresar una especie más personal y subjetiva de emoción y sentimiento, en contraposición a las limitaciones impuestas por el racionalismo de la Ilustración y los movimientos asociados a su estética. Fue un impulso prerromántico que persistió hasta 1785. Algunas de las composiciones de Haydn más conocidas de esta época son la Sinfonía de los adioses, la Sonata para piano en do menor y los Seis cuartetos de cuerda Op. 20 (los cuartetos 'Sol'), todos ellos de 1772.
Un aspecto importante de su contrato con Esterházy después de 1779 fue la libertad de vender su música a los editores y de aceptar comisiones por ello. Como consecuencia, durante la década siguiente, su obra empezó a conocerse fuera de los límites palaciegos y su fama se extendió considerablemente. Obras tan importantes como sus seis Cuartetos de cuerda Opus 33 (1881), las seis Sinfonías de París (1785-1786) o el oratorio Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz (1786) fueron compuestas en aquellos años. En sus desplazamientos a Viena, alrededor de 1784 trabó estrecha amistad con Mozart. Este, veinticuatro años más joven que él, lo llamaba papá. Ambos se profesaron gran admiración mutua y pertenecieron a la misma Logia masónica.
En 1790, un año después de la Revolución francesa, murió el príncipe Miklós y su sucesor, sin interés por la música, retiró a Haydn con una pensión y conservando su título de Maestro de Capilla. El compositor pasó a residir en Viena, donde estaría menos aislado y con más contacto social. En el tiempo que había pasado aislado con los Esterházy, los músicos de su orquesta habían difundido su nombre y su buen hacer por toda Europa, así que su obra era bien conocida. Se encontró con que era un músico famoso y respetado en el mundo musical. Su estilo sinfónico se había difundido ampliamente y los compositores jóvenes escribían siguiendo su ejemplo. Había nacido la sinfonía, obra para orquesta en varias partes muy diferentes pero que forman una gran unidad.
Pronto fue solicitado por el empresario alemán Johann Peter Salomon para desplazarse a Londres, donde compuso gran parte de sus doce últimas sinfonías, que tuvieron gran éxito. Sus dos estancias en el Reino Unido (1791-1792 y 1794-1795) fueron de intensa actividad creadora, componiendo entonces algunas de sus obras más conocidas, como las Sinfonías de Londres (entre ellas la Sinfonía Sorpresa, El Milagro, la Sinfonía Militar, El Reloj, la Sinfonía Redoble de timbal y la Sinfonía Londres) y también el Cuarteto Reiter o el Rondó gitano para trío con piano. En Londres recibió el doctorado Honoris Causa en la Universidad de Oxford en 1792 y también tuvo ocasión de escuchar varias obras de Haendel, lo que le inspiraría el oratorio La Creación (1798), su obra más ambiciosa, a la que luego siguió el oratorio Las Estaciones (1801).
Entre sus idas y venidas, dio clases de contrapunto a Ludwig van Beethoven en Viena. La relación entre ellos fue tensa entonces y Beethoven, díscolo e insatisfecho, buscó la ayuda de otros. Unos quince años más tarde, en 1808, Haydn asistió en Viena a una audición de su obra La Creación, dirigida por Antonio Salieri, con letra en versión italiana. En el teatro había una delegación de músicos entre los que se encontraba Beethoven. La acogida a Haydn fue emocionante así como todo el acto, tanto, que el anciano músico no pudo resistirlo y tuvo que marcharse durante el descanso. Beethoven salió a despedirlo y le besó las manos conmovido: Haydn había sido su gran maestro.
A partir de 1795 Haydn ya no salió de Viena, donde se hizo construir una gran casa (hoy convertida en museo) en la que, guiado por su religiosidad, se dedicó a la composición de obras sacras para coro y orquesta, incluyendo los oratorios antes mencionados y seis misas para la familia Eszterházy. A comienzos de 1797 compuso el himno Gott erhalte Franz den Kaiser (Dios salve a Francisco el Emperador), basándose en un texto de Lorenz Leopold Haschka, cantado el día del cumpleaños de Francisco II del Sacro Imperio Romano Germánico en presencia de su majestad en el Teatro de Viena. Fue el himno del Sacro Imperio Romano Germánico y su continuación natural: el Imperio austríaco, el Imperio austrohúngaro y a partir de 1922 pasó a ser el de Alemania, Das lied der Deutschen. Su tercera estrofa, desde la Segunda Guerra Mundial, se ha utilizado como himno nacional alemán. En los últimos años de su existencia, Haydn fue reconocido y apreciado por todo el mundo musical europeo.
A partir de 1802 su salud se fue deteriorando hasta tal punto de que ya no era capaz de componer, lo que sin duda entristeció sus últimos años de vida. En pleno asedio de Viena por las tropas napoleónicas, Haydn falleció en su casa a los 77 años. Quince días después, en su servicio fúnebre se interpretó el Réquiem de Mozart. La aportación de Haydn fue trascendental para la historia de la música en un momento en que se asistía a la aparición y consolidación de las grandes formas instrumentales, contribuyendo a ampliar las posibilidades técnicas de la orquesta sinfónica moderna.
Nacido en un pueblecito austriaco cercano a la frontera con Hungría, Franz Joseph Haydn fue el segundo de los doce hijos de un fabricante y reparador de carros al servicio de un aristócrata para el que su esposa trabajó de cocinera. El pequeño recibió sus primeras nociones musicales de su padre, quien, después de la jornada laboral, cantaba acompañándose al arpa con toda su familia reunida. Estos conciertos domésticos constituyeron la primera escuela de Joseph, quien, heredero de una voz magnífica, no tardó en ser confiado a un pariente en la vecina población de Hainburg para que progresara en sus estudios musicales. Haydn, a la sazón con seis años de edad, ya no volvió a vivir con su familia. Tras pasar hambre y sufrir humillaciones, dos años después, en Viena, ingresó en el coro de la catedral de San Esteban, severa institución donde tuvo oportunidad de perfeccionar sus conocimientos musicales y aprender a tocar el piano de forma autodidacta. Allí, de nuevo mal alimentado, permaneció Haydn hasta 1749. El cambio de su voz conllevó su despido del coro, quedándose en la calle, hambriento y sin sitio a donde ir. Por suerte, un amigo le albergó varios meses en la atestada buhardilla donde residía su familia. Por mor de su voluntad y esfuerzo, ya que apenas poseía formación académica, Haydn llegó a ser un buen violinista y clavecinista. En esa época dio serenatas callejeras y se apuntaba a cualquier recital en un salón nobiliario con tal de acceder a los canapés. Durante un periodo fue asistente del compositor italiano Nicola Porpora (maestro vocal del castrato Farinelli), de quien aprendió los fundamentos de la composición. Ya anciano, aquel regresó a su Nápoles natal. En esos años Haydn compuso sus primeros cuartetos de cuerda y su primera ópera, El diablo cojuelo (1751), que le dio cierta reputación, a pesar de ser pronto retirada por la censura.
Tras servir temporalmente a varios aristócratas, pasó en 1759 a ejercer como maestro de capilla en la residencia del conde Morzin, para quien compuso sus primeras sinfonías y divertimentos. Por fin con un empleo estable, en 1760 se casó con Maria Anna Theresia Kelle, hija de un peluquero en cuya casa se había hospedado, matrimonio que resultó infeliz y no produjo descendencia. La leyes de la época no permitían el divorcio y ambos cónyuges tuvieron amantes (Entre otras, Joseph mantendría posteriormente una larga relación con una cantante, con la que parece que tuvo uno o varios hijos). Las dificultades económicas de su primer mecenas derivaron en el despido de sus músicos empleados en 1761, año en que se produjo un giro decisivo en la carrera del joven músico: fue entonces cuando los húngaros príncipes de Esterházy -primero Pál Antal y poco después, a la muerte de éste en 1763, su hermano Miklós durante casi treinta años- lo tomaron a su servicio. Merced a esta culta y acaudalada familia, Haydn tendría a su disposición una de las mejores orquestas de Europa, para la que escribió la mayor parte de sus numerosas obras orquestales, operísticas y religiosas. Con estatus de lacayo, librea incluida, acompañó a sus empleadores en sus residencias de Eisenstadt (Austria) y Esterháza (Hungría), su palacio veraniego. Además de componer constantemente las obras que el príncipe le encargaba, ensayarlas y dirigirlas, así como también las de otros compositores, debía enseñar a los cantantes, mantener la colección de instrumentos y la librería musical, trabajar como organista, violista y violinista cuando fuera necesario y solventar las disputas de los músicos a su cargo. Aunque con frecuencia se quejaba del peso de su trabajo y de la soledad y el aislamiento social que le suponía, su posición era envidiable para cualquier músico del siglo XVIII.
Durante el período correspondiente a la década de 1770, Haydn vivió la época llamada del Sturm und Drang (tormenta e ímpetu), movimiento que tuvo reflejo en la música, la literatura y la pintura, un período en la cultura germánica durante el cual los creadores trataban de expresar una especie más personal y subjetiva de emoción y sentimiento, en contraposición a las limitaciones impuestas por el racionalismo de la Ilustración y los movimientos asociados a su estética. Fue un impulso prerromántico que persistió hasta 1785. Algunas de las composiciones de Haydn más conocidas de esta época son la Sinfonía de los adioses, la Sonata para piano en do menor y los Seis cuartetos de cuerda Op. 20 (los cuartetos 'Sol'), todos ellos de 1772.
Un aspecto importante de su contrato con Esterházy después de 1779 fue la libertad de vender su música a los editores y de aceptar comisiones por ello. Como consecuencia, durante la década siguiente, su obra empezó a conocerse fuera de los límites palaciegos y su fama se extendió considerablemente. Obras tan importantes como sus seis Cuartetos de cuerda Opus 33 (1881), las seis Sinfonías de París (1785-1786) o el oratorio Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz (1786) fueron compuestas en aquellos años. En sus desplazamientos a Viena, alrededor de 1784 trabó estrecha amistad con Mozart. Este, veinticuatro años más joven que él, lo llamaba papá. Ambos se profesaron gran admiración mutua y pertenecieron a la misma Logia masónica.
En 1790, un año después de la Revolución francesa, murió el príncipe Miklós y su sucesor, sin interés por la música, retiró a Haydn con una pensión y conservando su título de Maestro de Capilla. El compositor pasó a residir en Viena, donde estaría menos aislado y con más contacto social. En el tiempo que había pasado aislado con los Esterházy, los músicos de su orquesta habían difundido su nombre y su buen hacer por toda Europa, así que su obra era bien conocida. Se encontró con que era un músico famoso y respetado en el mundo musical. Su estilo sinfónico se había difundido ampliamente y los compositores jóvenes escribían siguiendo su ejemplo. Había nacido la sinfonía, obra para orquesta en varias partes muy diferentes pero que forman una gran unidad.
Pronto fue solicitado por el empresario alemán Johann Peter Salomon para desplazarse a Londres, donde compuso gran parte de sus doce últimas sinfonías, que tuvieron gran éxito. Sus dos estancias en el Reino Unido (1791-1792 y 1794-1795) fueron de intensa actividad creadora, componiendo entonces algunas de sus obras más conocidas, como las Sinfonías de Londres (entre ellas la Sinfonía Sorpresa, El Milagro, la Sinfonía Militar, El Reloj, la Sinfonía Redoble de timbal y la Sinfonía Londres) y también el Cuarteto Reiter o el Rondó gitano para trío con piano. En Londres recibió el doctorado Honoris Causa en la Universidad de Oxford en 1792 y también tuvo ocasión de escuchar varias obras de Haendel, lo que le inspiraría el oratorio La Creación (1798), su obra más ambiciosa, a la que luego siguió el oratorio Las Estaciones (1801).
Entre sus idas y venidas, dio clases de contrapunto a Ludwig van Beethoven en Viena. La relación entre ellos fue tensa entonces y Beethoven, díscolo e insatisfecho, buscó la ayuda de otros. Unos quince años más tarde, en 1808, Haydn asistió en Viena a una audición de su obra La Creación, dirigida por Antonio Salieri, con letra en versión italiana. En el teatro había una delegación de músicos entre los que se encontraba Beethoven. La acogida a Haydn fue emocionante así como todo el acto, tanto, que el anciano músico no pudo resistirlo y tuvo que marcharse durante el descanso. Beethoven salió a despedirlo y le besó las manos conmovido: Haydn había sido su gran maestro.
A partir de 1795 Haydn ya no salió de Viena, donde se hizo construir una gran casa (hoy convertida en museo) en la que, guiado por su religiosidad, se dedicó a la composición de obras sacras para coro y orquesta, incluyendo los oratorios antes mencionados y seis misas para la familia Eszterházy. A comienzos de 1797 compuso el himno Gott erhalte Franz den Kaiser (Dios salve a Francisco el Emperador), basándose en un texto de Lorenz Leopold Haschka, cantado el día del cumpleaños de Francisco II del Sacro Imperio Romano Germánico en presencia de su majestad en el Teatro de Viena. Fue el himno del Sacro Imperio Romano Germánico y su continuación natural: el Imperio austríaco, el Imperio austrohúngaro y a partir de 1922 pasó a ser el de Alemania, Das lied der Deutschen. Su tercera estrofa, desde la Segunda Guerra Mundial, se ha utilizado como himno nacional alemán. En los últimos años de su existencia, Haydn fue reconocido y apreciado por todo el mundo musical europeo.
A partir de 1802 su salud se fue deteriorando hasta tal punto de que ya no era capaz de componer, lo que sin duda entristeció sus últimos años de vida. En pleno asedio de Viena por las tropas napoleónicas, Haydn falleció en su casa a los 77 años. Quince días después, en su servicio fúnebre se interpretó el Réquiem de Mozart. La aportación de Haydn fue trascendental para la historia de la música en un momento en que se asistía a la aparición y consolidación de las grandes formas instrumentales, contribuyendo a ampliar las posibilidades técnicas de la orquesta sinfónica moderna.
Misa Nelson, Misa María
Teresa, Sinfonía de los adioses, Sonata para piano en do menor, La
creación, Las estaciones, entre otras, son algunas de sus obras más
destacadas.
... Fuente https://www.quien.net/joseph-haydn.php
... Fuente https://www.quien.net/joseph-haydn.php
El llamado "padre de la sinfonía" y de la orquestación moderna fue un hombre modesto, bondadoso, de corazón alegre y buen humor, muy apreciado por sus amigos y, pese a su nada agraciado físico, amado por muchas mujeres. Aunque era un duro negociador en cuestiones profesionales, superados sus años de pobreza y desnutrición, supo mostrarse generoso con sus familiares, sirvientes y personas necesitadas.
De los seis cuartetos de cuerda Opus 3 (1765) atribuidos a Joseph Hydn (1), el más conocido es el nº 5 en Fa mayor, conocido como Serenade o Andante cantabile, interpretado en el video por el cuarteto rumano ArtMusik en 2012.
(1) Aún se discute sobre si el verdadero autor fue Roman Hoffstetter (1742/1815), compositor alemán y monje benedictino que admiraba a Haydn al punto de copiarlo.