EL MÁS INGLÉS DE LOS DIRECTORES BRITÁNICOS
Hoy se cumplen cincuenta años del fallecimiento del cineasta inglés Anthony Asquith. Hijo de un Primer Ministro liberal (a casusa de ello sería blanco de no
pocos ataques), comenzó su carrera en las postrimerías del cine silente,
mostrando una pulida técnica y mesurada estética en sus primeras obras,
lo que le hizo ser comparado a Alfred Hitchcock o René Clair, con
similares cualidades de observación y humor. Inteligente y de modales aristocráticos, muchas de sus películas suelen presentar a personajes de clase alta. Su filmografía, variopinta, desigual y muy británica (dotada especialmente de una gran corrección formal) se caracteriza por las frecuentes adaptaciones teatrales (George Bernard Shaw, Terence Rattigan e incluso Oscar Wilde) y la eficiente dirección de actores. Sin un estilo distintivo -no imponía una visión propia en su puesta en
escena, sino que interpretaba materiales ajenos- como lo tuvieron sus contemporáneos
Hitchcock o Michael Powell, más venerados por los estudiosos del
séptimo arte, Asquith ha sido menospreciado por la crítica, que lo
considera un director 'académico' y 'teatral'. En todo caso, también rodó
producciones de varios géneros populares: comedias, películas bélicas,
thrillers o melodramas de época. Aun sin reputación crítica de autor, en el último tramo de su filmografía se convirtió, con David Lean y Carol Reed, en
uno de los más destacados cineastas británicos no establecidos en
Hollywood y con carrera de proyección internacional en films de alto presupuesto en los que dirigió a gran número de estrellas del cine inglés, europeo o americano.
Anthony Asquith fue el menor de los dos hijos de Herbert Henry
Asquith, diputado del Partido Liberal y Conde de Oxford que en 1905 fue nombrado Ministro
de Hacienda y luego Primer Ministro entre 1908 y 1916, y de Margaret
Tennant, una dama de la alta sociedad. A los seis años se trasladó con
su familia al nº 10 de Downing Street. Allí creció en medio de un
ambiente mundano y sofisticado de lujo, riqueza y ambición de éxito. Su
madre le dio el apelativo de 'Puffin' (Frailecillo) pues pensaba que su
perfil y figura delgada y menuda le asemejaba a ese pájaro del
Atlántico. Con ese nombre sería conocido por sus amigos el resto de su
vida. Educado en Eaton, Winchester y Oxford, se apasionó por el cine
mientras era estudiante, empapándose de las obras de maestros soviéticos
como Pudovkin y Eisenstein o los cineastas del expresionismo alemán.
Después de dejar la Universidad pasó seis meses en Los Angeles como
invitado de Mary Pickford y Douglas Fairbanks. Allí observó con atención
los métodos de trabajo de Hollywood y se relacionó con prominentes
personajes como Charles Chaplin, Ernst Lubitsch o Lillian Gish. Pero en esa época el
cine no era una profesión respetable en un entorno social como el suyo,
que paradójicamente no le beneficiaría para ser tomado en serio por la
crítica.
De vuelta en su país, Asquith quería escapar del corsé familiar y fue unos de los fundadores
de la London Film Society, a fin de promover la apreciación artística
del cine. Decidido a convertirse en director, se introdujo en la industria como ayudante de dirección y colaborador en guiones. Su primer largometraje fue Estrellas fugaces (1928), un drama romántico con
Annette Benson, Brian Aherne y Donald Calthrop, al que siguieron otros tres films silentes: Un grito en el metro (1928), drama con Brian Aherne y Elissa Landi, Princesa a la fuga (1929), comedia dramática con Mady Christians y Paul Cavanagh, y Una casa en Dartmoor (1929), drama con
Hans Adalbert Schlettow, Uno Henning y Norah Baring. Particularmente este último cimentó su reputación de cineasta meticuloso y artífice de efectivos encuadres.
Su transición al sonoro se produjo con La batalla de Gallipoli (1931), drama bélico codirigido por Geoffrey Barkas, con Carl Harbord, Tony Bruce y Fay Compton, un relato histórico sobre el desembarco de las tropas franco-británicas en la península turca de Gallipoli. Sus siguientes películas obtuvieron escasa repercusión y sólo lograron alguna notoriedad
Sinfonia inacabada (1934), coproducción anglo-austriaca sobre la vida de Franz Schubert, con Helen Chandler, Mártha Eggerth y Hans Jaray, y Noches de Moscú (1935), drama romántico que adaptaba una novela de Pierre Benoît, con Harry Baur, Laurence Olivier y Penelope Dudley-Ward. Su carrera parecía en punto muerto cuando el productor Gabriel Pascal
convenció al dramaturgo George Bernard Shaw para llevar a la pantalla su
obra "Pygmalion" de 1913, siendo éste uno de los autores del guión. La versión fílmica, Pygmalion (1938), fue codirigida por Asquith y Leslie Howard, el actor protagonista, y en ella Wendy Hiller y
Wilfrid Lawson interpretaron los otros papeles principales. La película logró una clamorosa acogida internacional de crítica y público, supuso el mayor éxito de su carrera, fue candidata al Oscar en cuatro categorías y ganó en la de mejor guión adaptado. Las restantes nominaciones incluyeron mejor película, mejor actor (Howard) y mejor actriz (Hiller). En adelante Asquith explotaría a menudo la fórmula de trasladar a la pantalla piezas teatrales
de éxito (lo haría después con otras dos obras de Shaw y una de Oscar
Wilde). Pero más frecuentemente recurrió al dramaturgo Terence Rattigan (autor o coautor de hasta una decena de guiones para Asquith) y ambos colaborarían juntos a lo largo de veinticinco años.
En la década siguiente dirigió, entre otras, la comedia Coqueta hasta el fin (1940), la primera de sus colaboraciones en la pantalla con su íntimo amigo Terence Rattigan, que protagonizaron
Ray Milland y
Ellen Drew, Radio libre (1941), drama de propaganda bélica con
Clive Brook, Diana Wynyard y Raymond Huntley, Boda sosegada (1941), comedia con
Margaret Lockwood y
Derek Farr, Casi un paraíso (1943), comedia dramática con Laurence Olivier y Penelope Dudley-Ward,
Amor en las sombras (1944), drama romántico con Phyllis Calvert, James Mason, Stewart Granger y Wilfrid Lawson, Más allá de las nubes (1945), exitoso drama bélico con
Michael Redgrave,
John Mills y Jean Simmons, o la mejor de ellas, Pleito de honor (1948), drama judicial de época según "El caso Winslow", la conocida obra de Rattigan, que protagonizó Robert Donat secundado por Cedric Hardwicke, Basil Radford, Kathleen Harrison, Francis L. Sullivan y Margaret Leighton.
A comienzos de los años 50 filmó varios de sus títulos más destacados: Una mujer en entredicho (1950), drama de intriga con Jean Kent, Dirk Bogarde, John McCallum y Susan Shaw, La versión Browning (1951), conmovedora adaptación del drama homónimo de Terence Rattigan que muchos consideran la obra maestra de Asquith, con Michael Redgrave, Jean Kent y Nigel Patrick; presentada en el Festival de Cannes, donde obtuvo el premio al mejor guión (Rattigan) y al mejor actor (Redgrave), también ganó dos premios en el Festival de Berlín y fue nominada al BAFTA en dos categorías. La importancia de llamarse Ernesto (1952), reputada como la mejor de la adaptaciones a la pantalla de la famosa comedia de Oscar Wilde, es una fiel traslación en color que no oculta su origen teatral, con un ajustado reparto compuesto por Michel Denison, Edith Evans, Joan Greenwood, Miles Malleson, Michael Redgrave, Margaret Rutherford y Dorothy Tutin.
Más adelante rodó Los jóvenes amantes (1954), drama romántico con Odile Versois y
David Knight, Consejo de guerra (1955), drama judicial militar con David Niven,
Margaret Leighton y Noelle Middleton, Orden de ejecución (1958), drama bélico con
Eddie Albert,
Paul Massie,
Lillian Gish y
James Robertson-Justice, El dilema del doctor (1958), comedia dramática adaptadora de la obra homónima de
George Bernard Shaw, con
Leslie Caron y
Dirk Bogarde, La noche es mi enemiga (1959), drama judicial de intriga con
Olivia de Havilland y Dirk Bogarde, La millonaria (1960), comedia dramática que adaptó otra obra de George Bernard Shaw, con
Sophia Loren y
Peter Sellers,
Asalto a mano armada (1961), thriller existencial con
Virginia McKenna,
Bill Travers y
Patrick McGoohan, Al final de la noche (1962), drama con
Leslie Caron y
David Niven, Hotel Internacional (1963), drama con
Elizabeth Taylor,
Richard Burton,
Louis Jourdan,
Elsa Martinelli,
Margaret Rutherford,
Maggie Smith,
Rod Taylor y
Orson Welles, y El Rolls-Royce amarillo (1964), comedia dramática de episodios y un reparto multiestelar que incluía a
Ingrid Bergman,
Rex Harrison,
Alain Delon,
George C. Scott,
Jeanne Moreau,
Omar Sharif y
Shirley MacLaine. Anthony Asquith tuvo una vida difícil. Fue un homosexual reprimido, tuvo una problemática relación con su madre,
que era muy posesiva, y fue alcohólico desde joven. Con todo, técnicos
y actores le consideraban un hombre gentil y encantador y se ha contado
que dirigía más como un diplomático que como un artista. Un cáncer
acabó con su vida a los 65 años de edad.