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viernes, 1 de febrero de 2019

Pablito Calvo (Madrid, España, 16-3-1948 / Alicante, España, 1-2-2000): In memoriam

EL NIÑO PRODIGIO QUE CONVIRTIÓ A MARCELINO EN MITO UNIVERSAL

Hoy se cumplen diecinueve años del fallecimiento de Pablito Calvo, ex actor infantil que conmovió al mundo con su interpretación de Marcelino pan y vino (1955). A su triunfo inconmensurable con esta película sucedieron roles protagónicos en otras siete que no revalidaron el éxito de la primera, aunque las dos siguientes que rodó con Ladislao Vajda, el mismo director, son muy valoradas por la crítica. Así, sobre todo, Mi tío Jacinto (1956), comparada con "Ladrón de bicicletas" de Vittorio De Sica.
Pablo Calvo Hidalgo nació en el seno de una familia modesta. Era un niño muy espontáneo y, apenas con seis años, su abuela lo llevó a una convocatoria en los estudios Chamartín de Madrid para seleccionar al protagonista de Marcelino pan y vino (1955), film del director húngaro Ladislao Vajda basado en el relato homónimo de José María Sánchez Silva. Entre cientos de candidatos al papel fue elegido Pablito Calvo. Con candidez y soltura interpretó a Marcelino, un niño huérfano que, abandonado a la puerta de un convento franciscano rural, es criado por doce frailes. Travieso, pero ingenuo, habla y juega con Manuel, un amigo imaginario, y echa en falta a una madre que nunca conoció. En un desván llega a vivir una experiencia sobrenatural en contacto con un enorme crucifijo, al que ofrece pan y vino hurtados en dependencias del refectorio. Finalmente la imagen esculpida del Cristo crucificado cobra vida y accede a conceder al niño su mayor deseo: ver a su madre, para lo cual le otorga el sueño eterno. Independientemente de sus connotaciones religiosas, la película manifiesta el anhelo de un niño por reunirse con su madre por encima de todo, incluso su propia vida. Esta historia, narrada con habilidad, ternura y delicadeza por Vajda, además de contar con la cautivadora presencia y dulce mirada de Pablito Calvo, incluyó un gran reparto encabezado por actores de reconocido prestigio como Rafael Rivelles (Padre Superior), Antonio Vico (Fray Puerta), Juan Calvo (Fray Papilla) o José Marco Davó (el Alcalde). La voz de Marcelino la dobló Matilde Vilariño, una locutora de Radio Madrid.
Presentada en el Festival de Cannes en 1955, la película recibió dos menciones especiales: el premio OCIC (Office catholique international du cinéma) y otra para Pablito Calvo. Poco después, en el Festival de Berlín del mismo año fue galardonada con el Oso de Plata. El subsiguiente éxito popular del film fue descomunal, no sólo en España sino a escala internacional, sobre todo en países europeos como Italia y Francia, y también en Latinoamérica e incluso los Estados Unidos y algunos países asiáticos como Japón. Aún hoy es la producción española que en el mundo vieron más millones de espectadores, la mayoría de los cuales lloraron a cántaros contemplando la conmovedora peripecia de un inocente niño de seis años. Pablito Calvo se convirtió momentáneamente en la mayor luminaria del cine español y hasta fue recibido en audiencia privada por el Papa Pío XII, quien le regaló un rosario. 
Las dos siguientes películas de Pablito, también fueron dirigidas por Ladislao Vajda. Aun mucho menos exitosas comercialmente, son muy apreciadas por la crítica, en especial Mi tío Jacinto (1956), un excelente drama de estilo neorrealista con un magistral Antonio Vico interpretando a un ex torero fracasado y borrachín que vive indigente en una chabola a las afueras de Madrid con su sobrino, un niño que le adora. Sensible combinación de costumbrismo, melancolía y lirismo, se la considera obra maestra del cine español. En esta ocasión el film recibió el Premio del Público en el Festival de Berlín. En Un ángel pasó por Brooklyn (1957), una comedia de tintes sobrenaturales, tuvo como coprotagonista a Peter Ustinov como un antipático administrador de fincas condenado a vivir como un perro hasta que consiga que alguien se encariñe con él.
Su popularidad en Italia alcanzó cotas impresionantes, lo que le llevó a ese país para rodar Totó y Pablito (1958) de Antonio Musu, comedia donde compartió créditos con Totò. Sus siguientes películas en España fueron: Juanito (1959) de Fernando Palacios, Alerta en el cielo (1961) de Luis César Amadori y Dos años de vacaciones (1962) de Emilio Gómez Muriel. La producción argentina Barcos de papel (1962) de Román Viñoly Barreto puso fin a su filmografía cuando Pablito tenía catorce años. En vista del éxito menguante de sus estrenos, Pablito abandonó su carrera como actor y se centró en sus estudios de ingeniería industrial. 
En 1976 se casó con Juana Olmedo y se dedicó al negocio textil, pero habiendo fracasado en éste, el matrimonio decidió entonces trasladarse a la costa levantina, donde prosperó en el sector inmobiliario. En 1979 nació su hijo Pablito en Alicante. Allí falleció el ex actor como consecuencia de una hemorrragia cerebral a los 51 años. 
El hecho de que mucho tiempo después siga siendo uno de los personajes más recordados del cine español, no hace sino corroborar su estela mítica.


"Marcelino pan y vino" (1955)

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