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viernes, 18 de noviembre de 2016

Pedro Infante - Tu recuerdo y yo

PEDRO INFANTE (Mazatlán, Sinaloa, México, 18-11-1917 / Mérida, Yucatán, México, 15-4-1957): IN MEMORIAM

Hoy es aniversario natal del cantante y actor mexicano Pedro Infante, uno de los grandes intérpretes de música ranchera e icono del cine más popular producido en México en las décadas de 1940 y 1950. Conocido como 'el Ídolo de Guamúchil', para muchos compatriotas representó lo que todo mexicano debía ser: hijo respetuoso, amigo incondicional, amante romántico, hombre de palabra. El concepto de 'macho mexicano' alcanza en Infante una acepción difícil de comprender fuera de su país. El 'macho' de Pedro Infante no es un hombre violento, capaz de dañar a las mujeres; por el contrario, es un pícaro simpático, inconstante, fiel a sus infidelidades, pero eso sí, con un gran corazón. Convertido en fenómeno de masas, grabó más de trescientas canciones y actuó en alrededor de sesenta películas. Fanático de la aviación, tras dos accidentes aéreos previos en los que resultó herido, falleció en un tercero cuando su aeronave se desplomó poco después de despegar del aeropuerto de la ciudad de Mérida, al sureste de México. Contaba 39 años y dejó atrás tres esposas, siete hijos y una leyenda que no ha hecho sino crecer con el tiempo.

Reseña biográfica procedente (con modificaciones) de la página Biografías y Vidas:

A edad muy temprana Pedro Infante Cruz se trasladó con su familia a Guamúchil, donde adquirió algunas nociones de música y fue en sus primeros años aprendiz de carpintero. Fue también miembro de un conjunto musical que actuaba en la localidad de Guasave. En 1939, una emisora de radio local, la XEB, permitió a Pedro Infante iniciar modestamente su carrera como cantante hasta que, en 1943, consiguió grabar su primer disco, Mañana, cuyo relativo éxito fue el primero de su brillante carrera y supuso que su nombre comenzara a ser conocido por el gran público.
Intérprete especializado en el género de las rancheras, llegaría a grabar más de trescientas canciones, muchas de las cuales siguen gozando de gran popularidad en toda Latinoamérica y España, entre ellas: Cielito lindo (1945), Allá en el Rancho Grande (1945), Cartas marcadas (1948), La barca de oro (1948), Amorcito corazón (1949), Tú, sólo tú (1949), Dos arbolitos (1949), Mala suerte (1949), Las mañanitas (1950), Ella (1950), La que se fue (1950), Soy infeliz (1951), ¿Qué te ha dado esa mujer? (1951), Corazón, corazón (1952), Tu recuerdo y yo (1952), Gorrioncillo pecho amarillo (1953), Yo te quise (1954), Un mundo raro (1954), Historia de un amor (1955), No me platiques (1956), Que seas feliz (1956), La cama de piedra (1956)... 
Pedro Infante inició su carrera de actor en un papel perfectamente irrelevante, aunque vinculado, como es lógico, a la actividad musical que comenzaba ya a hacerle famoso: fue contratado para reforzar, en la película La feria de las flores (1943), la voz del protagonista Antonio Badú en la melodía que dio título a la producción. La naturalidad, verismo y simpatía que impregnaban su trabajo de actor le supusieron un éxito inmediato, razón por la que comenzaron a lloverle las ofertas. Infante se convirtió así, muy pronto, en el galán y cantante favorito del cine nacional.
Su interpretación de papeles en los que encarnaba personajes de charro -hombre del campo, muy diestro en el manejo del caballo que viste un traje especial compuesto de pantalones ajustados y chaquetilla, acompañado del característico sombrero ancho, de copa puntiaguda-, varoniles y mujeriegos, así como su ejemplar personificación de las gentes humildes, siempre sencillas pero llenas de valor, a la vez que sentimentales y nobles, le valieron la aceptación del gran público, que lo convirtió en el símbolo por antonomasia de la mexicanidad.
La comedia Jesusita en Chihuahua (1942), constituyó una nueva revelación del talento interpretativo de Pedro Infante que, con naturalidad y verismo, personificaba a Valentín Terrazas, valiente sinvergüenza que se juega la vida por la mujer a la que desea y que termina por enloquecerlo de amor. En La razón de la culpa (1942), representó por única vez en su carrera el papel de 'gachupín' (mote despectivo que los criollos mexicanos aplicaban desde el siglo XVII al español que emigraba y se establecía en México, y que, por su condición de metropolitano, gozaba de mercedes y cargos de los que la Corona excluía a los criollos; el sobrenombre continuó usándose después de la Independencia para referirse a los emigrados económicos españoles en la otra orilla del Atlántico), con resultados que dejaban bastante que desear. En 1943, ya como protagonista y en una verdadera maratón cinematográfica, intervino en otras cuatro películas: Cuando habla el corazón, El Ametralladora, Mexicanos al grito de guerra, titulada también Historia del Himno Nacional (drama patriótico que hubo de vencer ciertas dificultades para ser exhibido) y ¡Viva mi desgracia!, comedia ranchera que gira en torno a un brebaje denominado 'animosa', capaz de transformar al tímido Infante en un bravucón desvergonzado, y que parece un reconocimiento del papel catártico que se atribuye al alcohol en buena parte de las producciones de cierto cine mexicano.
Una de sus creaciones más representativas es su actuación en Escándalo de estrellas (1944), comedia caricaturesca, caótica y dislocada, en la que se realizan sangrientas parodias del mundo de Hollywood, cuyas estrellas sirven de blanco para las burlas de los guionistas, tal vez en una suerte de inconsciente venganza por el tratamiento que la meca del cine reservó, tantas y tantas veces, a los actores mexicanos. Como dato curioso cabe destacar que el celebrado gag de la lectura de un texto muy largo, a cargo del propio Infante, fue copiado dieciséis años más tarde por el genial cómico Jerry Lewis en "El ceniciento" (1960) de Frank Tashlin.
La biografía de Pedro Infante puede resumirse a partir de entonces en una serie ininterrumpida de películas ya como protagonista absoluto, que fueron creadas para su único lucimiento personal y puestas al servicio de sus dotes musicales. Vale la pena mencionar, aunque sea tan sólo a título indicativo, Cuando lloran los valientes (1947), cuyo título parece un resumen de su personaje arquetípico, Soy charro de Rancho Grande (1947) y Nosotros los pobres (1948), en las que Infante renueva su interpretación del emblemático personaje mexicano, Los tres huastecos (1948), Ustedes los ricos (1948) o El gavilán pollero (1951).
Siguiendo con su infernal ritmo de trabajo, interpretó entre otras A toda máquina (1951), Necesito dinero (1952), Ahí viene Martín Corona (1952) y su secuela, El enamorado (1952), a las que siguieron Dos tipos de cuidado (1953), Pepe el Toro (1953), El mil amores (1954), Escuela de vagabundos (1955), La vida no vale nada (1955), drama (uno de los pocos que interpretó en su fugaz pero intensa carrera) por el que obtuvo el Premio Ariel a la mejor actuación masculina, El inocente (1956), y Tizoc (1957) y Escuela de rateros (1958), ambas de estreno póstumo. Tras su muerte, fue distinguida su participación en Tizoc con el Oso de Plata del Festival de Berlín (1957).
Su fallecimiento a los 39 años, en un accidente de aviación acaecido en las proximidades de Mérida, Yucatán, en 1957, provocó un dolor y una estupefacción semejantes a los que rodearon la desaparición de los míticos Rodolfo Valentino y Carlos Gardel.



Pedro Infante interpretó Tu recuerdo y yo, ranchera compuesta por Jose Alfredo Jiménez, en la película Ansiedad (1953) de Miguel Zacarías.

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