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domingo, 26 de junio de 2016

Estrellita Castro - Suspiros de España

ESTRELLITA CASTRO (Sevilla, España, 26-6-1908 / Madrid, España, 10-7-1983): IN MEMORIAM

Hoy es aniversario natal de la cantante y actriz española Estrellita Castro. Su belleza, gracia y simpatía la convirtieron en los años 30 en una de las principales estrellas del cine español, junto con Imperio Argentina. Rodó películas en España, Alemania, Italia y México, en las que invariablemente cantaba (las típicas 'españoladas', según los críticos). Fue una de las voces más populares de la canción folclórica española durante varias décadas, cultivando diferentes estilos, entre los que destacan mayormente el pasodoble y la tonadilla o copla andaluza, género del que fue pionera, atreviéndose incluso con diversos palos del flamenco. Triunfó en escenarios españoles y de América Latina e hizo del caracolillo de cabello sobre su frente, además de la mantilla española, su sempiterna seña de identidad («Que me entierren con mi rizo»). En el último homenaje que recibió en Sevilla, tres meses antes de morir, dijo «Jamás podré apartar de mi mente, de mis bellos recuerdos, los tantísimos éxitos que logré en todo el mundo iberoamericano. Desde La Habana hasta el Perú, y pasando por México, ante políticos y hombres de la cultura, no hice otra cosa que recibir los más cálidos aplausos y los más bellos elogios de la crítica».
Estrella Castro Navarrete era la menor de los doce hijos de un pescadero gallego casado con una malagueña y afincado en Sevilla. Para ayudar a su familia, a los once años comenzó a trabajar de asistenta en la popular academia de baile del maestro Realito. Se dice que allí aprendió a cantar con un pianista ciego, que no le cobraba nada. Su gracia y desparpajo, así como su llamativa voz, hicieron que creciera muy deprisa y, con apenas doce años, fue presentada en público y ganó un concurso en un festival benéfico. El maestro Realito la llevó a actuar a la feria de Sevilla, así como a fiestas que la aristocracia andaluza celebraba en Jerez y Sanlúcar. En una ocasión que los Reyes de España Alfonso XIII y Victoria Eugenia visitaron Sevilla, hospedándose en Los Reales Alcázares, la pequeña artista fue llevada allí para que cantase ante sus Majestades. Su debut profesional tuvo lugar en el sevillano Salón Imperial de la calle Sierpes, de donde pasó al teatro Novedades, y transitó después diversas localidades andaluzas viajando acompañada de su madre.
A los quince años fue contratada por el empresario Juan Carcellé para que actuase en Barcelona. El éxito allí obtenido le facilitó viajar a América Latina, presentarse en Buenos Aires (donde conoció y fue admirada por Carlos Gardel) y recorrer otros países allá con sus cantables de muchos estilos. A su vuelta, en 1933 triunfó en el Coliseum de Madrid, donde estrenó el pasodoble Mi jaca, una de sus tonadillas más famosas. El cine la reclamó para debutar en el mediometraje Mi patio andaluz (1933), exhibido en buena parte de cines españoles y donde interpretaba varias canciones. Su primer largometraje fue Rosario la cortijera (1935) de León Artola, drama costumbrista donde compartió créditos y cantes con el Niño de Utrera. La Guerra Civil obligó a Estrellita, tras un periplo cubano, y al igual que a otros personajes del cine español como Imperio Argentina y Florián Rey, a marchar a Berlín, en donde rodó algunas películas en los estudios UFA, de la mano de Benito Perojo. Primero intervino en El barbero de Sevilla (1938), enredo en versión libre basado en la inmortal ópera de Rossini, con Miguel Ligero, Roberto Rey y Raquel Rodrigo, donde era una gitana florista que entonaba El pregón de las flores o Mi tarara y, después, Suspiros de España (1939), comedia de nuevo con Miguel Ligero y Roberto Rey, fue otra notable aportación en la que destacaba el famoso pasodoble que daba título al film. Por último, otro hito en la carrera de la Castro en Alemania fue Mariquilla Terremoto (1939), al lado de Antonio Vico, una historia de los hermanos Álvarez Quintero con buenas dosis cómicas que Estrellita supo proyectar en la pantalla. Tras su trayecto alemán, se desplazó con el equipo a Roma para rodar Los hijos de la noche (1939), una historia triste, bien narrada por Perojo, y con un reparto en el que volvía a estar Miguel Ligero, además de Julio Peña. Hay que resaltar que la estrella española fue admirada, agasajada y obsequiada tanto por Hitler como por Mussolini. Cuando finalizó la contienda española, las películas de Estrellita comenzaron a llegar a las pantallas nacionales y fueron muy bien recibidas por el público. Sin embargo, la cantante nunca abandonó sus espectáculos en directo, y supo compaginar a lo largo de su carrera ambas facetas con gran acierto. En esa época se hizo muy popular otro pasodoble en su voz, La morena de mi copla. Después llegarían otros éxitos como María de la O, La Lirio, María Salomé, Vámonos pa Cai y otros muchos entre los cientos de canciones que compusieron su repertorio.
Continuó interpretando para el cine algunos papeles que favorecían su lucimiento: La gitanilla (1940) de Fernando Delgado, adaptación cervantina con Juan de Orduña y Antonio Vico, Torbellino (1941) de Luis Marquina, comedia de enredo con Manuel Luna, Los misterios de Tánger (1942) de Carlos Fernández Cuenca, donde era una canzonetista complicada en el contrabando de armas internacional, con Manuel Luna, La patria chica (1943) de Fernando Delgado, canto a las virtudes raciales con argumento de los hermanos Alvarez Quintero y el tenor Pedro Terol como oponente, y La maja del capote (1943), de Fernando Delgado, historia centrada en el ambiente goyesco, con Manuel del Pozo y Faustino Bretaño, la más costosa producción de entre las que rodó en España y la que más beneficios le reportó. Después, paradojicamente, estuvo apartada de la pantalla durante diez años. El empuje de nuevas estrellas de la copla como Juanita Reina, Lola Flores o su ahijada artística Carmen Sevilla la fue relegando, por lo que Estrellita decidió volcarse más en su trabajo como tonadillera, y se lució en un buen repertorio de espectáculos que la consolidaron como uno de los mitos de la canción folclórica española. Posteriormente volvió al cine en esporádicas colaboraciones en películas como Gitana tenías que ser (1953) de Rafael Baledón, comedia rodada en México, con Carmen Sevilla y Pedro Infante, La niña del patio (1967) de Amando de Ossorio, comedia con Pepe Blanco, o Casa Flora (1973) de Ramón Fernández, comedia protagonizada por Lola Flores. En 1962 recibió la Medalla al Trabajo y en 1978 su Sevilla natal le dedicó una calle.
Estrellita tuvo una agitada vida sentimental en su juventud, aunque entonces no se conocieran demasiados detalles por el gran público. Fueron varios los amores que vivió, pero casi siempre fugaces y nunca se casó. Tuvo una hija, que murió, y mantuvo ese secreto mientras le fue posible. Aunque ella decía que no pensaba retirarse nunca, sus últimos años fueron patéticos. Su pérdida de facultades y el hecho de que el público la asociase con el régimen franquista, irremisiblemente hicieron llegar su carrera a su fin. Además fue perdiendo la vista hasta quedarse practicamente ciega, precisando del cuidadado de una sobrina que vivía con ella. Estrellita, que había ganado dinero a espuertas, había sido más cigarra que hormiga y en su vejez pasó grandes apuros económicos. Su último trago amargo fue la muerte de su representante artístico y compañero sentimental Demetrio Corbi, con quien, aun siendo ambos septuagenarios, todavía planeaba casarse. Cuatro meses después Estrellita le siguió, al fallecer en su casa madrileña de un paro cardiaco a los 75 años. Conforme a su voluntad, fue enterrada con su famoso caracolillo en la frente.



Suspiros de España, el más bello y popular pasodoble jamás escrito, fue compuesto por el maestro marteño Antonio Alvarez Alonso en 1902, en la ciudad española de Cartagena. En 1938 se le añadiría letra por Juan Antonio Alvarez Cantos, sobrino del compositor, para ser cantado por Estrellita Castro en la película del mismo título. Pero cuando Benito Perojo preparó su rodaje en Alemania, desestimó la letra de Alvarez Cantos y prefirió buscar a otro letrista, que no fue otro que el prestigioso Antonio Quintero, habitual colaborador de Rafael de León y Manuel Quiroga en tantos títulos exitosos de la copla española. La letra de Quintero es la que más se ha difundido en la mayoría de las versiones que existen del susodicho pasodoble, a lo que contribuyó la inigualable creación de Estrellita Castro. Como curiosidad, con la letra original de J. A. Alvarez, existe una acertada versión posterior grabada por Lolita Sevilla.


Suspiros de España (con la letra de Antonio Quintero)

Quiso Dios, con su poder,
fundir cuatro rayitos de sol
y hacer con ellos una mujer.
Y al cumplir su voluntad,
en un jardín de España nací
como la flor en el rosal.
Tierra gloriosa de mi querer,
tierra bendita de perfume y pasión:
España, en cada flor a tus pies
suspira un corazón.
¡Ay de mi! ¡Pena mortal!,
porque me alejo, España, de ti.
¿Por qué me arrancan de mi rosal?
Quiero yo volver a ser
la luz de aquel rayito de sol
hecho mujer
por voluntad de Dios.
¡Ay, madre mía!
¡Ay! ¡Quién pudiera
ser luz del día
y al rayar la amanecida
sobre España renacer!
Mis pensamientos
han revestido
el firmamento
de besos míos;
y sobre España,
como gotas de rocío,
los dejó caer.
En mi corazón,
España, te miro,
y el eco llevará de mi canción
a España en un suspiro.
  

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