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viernes, 12 de diciembre de 2014

Edvard Munch paintings

EDVARD MUNCH (Løten, Noruega, 12-12-1863 - Ekely, Noruega, 23 de enero de 1944): IN MEMORIAM

Aniversario natal del pintor noruego Edvard Munch, uno de los modelos estéticos del expresionismo de las primeras décadas del siglo XX. La estilización de la figura, la prolongación de las líneas y, en ocasiones, el acusado dramatismo y la intensidad cromática, conformaron su estilo pictórico. Sufrió de muy pequeño la pérdida de sus seres queridos, y el espectro de la muerte, presente desde su niñez, lo acompañaría durante toda su vida, convirtiéndose en uno de los temas recurrentes en sus obras. Su pintura se caracteriza por un sentido trágico de la vida y de la muerte y por exteriorizar las sensaciones de angustia y soledad del ser humano. Así, por ejemplo, El grito, su obra más emblemática, es una de las pinturas que más intensamente han reflejado el horror y la desesperación por no encontrar un sentido a la vida. Alejado de todo realismo, el pintor representa el interior de la figura, no el exterior, haciendo participar al paisaje de ese malestar y desconsuelo. Munch murió completamente solo a los 80 años.

Perfil biográfico procedente de la página allpaintings:

Edvard Munch está considerado como el más importante artista de Noruega. Nació en Løten (Hendmark) en 1863 y falleció en Ekely (Oslo) en 1944. Munch comienza pintando en un estilo naturalistico convencional, pero en 1884 entra en contacto con las ideas avanzadas de los artistas bohemios de Cristianía (la actual Oslo) y su estilo se vuelve más libre y espontáneo. En 1885 visita París por primera vez y alli conoce la obra de los impresionistas (impresionismo), de los simbolistas y de Gauguin (postimpresionismo), de quien recibe una fuerte influencia. A partir de entonces, la pintura de Munch adquiere un carácter simbólico, que se relaciona con los temores ancestrales, las formas se simplifican y el color se vuelve no naturalístico. La joven enferma (1885-6, Galería Nacional de Oslo) es la primera obra en la que Munch muestra su personal y distintivo estilo, expresando ya un estado psíquico como experiencia vivida. En 1892 Munch fue invitado a exponer en la Verein Berliner Künstler (Asociación de artistas de Berlín), pero sus pinturas causaron tal escándalo que la exposición fue clausurada inmediatamente. Sin embargo, ese hecho le hizo famoso en Alemania, donde permaneció desde 1892 a 1908. Durante este periodo, Munch concibió una ambiciosa serie de pinturas, a las que denominó Friso de la Vida, en las cuales reflejaría la relación entre el amor y la muerte. Este friso se compone de varios cuadros sobre temas de la mente humana y los estados psíquicos. La pintura más famosa de la serie es El grito (1893, Galería Nacional de Oslo), en ella una cara fantasmagórica surge en un espacio de líneas sinuosas y colores estridentes, concretizando así la angustia de la soledad que provoca el grito que retumba y conmueve la naturaleza entera. Otras obras de la serie son: Angustia (1896), Celos (1896), El beso (1897), La danza de la vida (1897) y Melancolía (1900), todas en la Colección de Arte del Ayuntamiento de Oslo. En todas estas obras, de carácter fuertemente expresionista, el color está concebido como elemento simbólico para reflejar los estados de ánimo, alejándose de toda descripción objetiva. Munch quería expresar sus propias vivencias de los estados anímicos, no de la naturaleza en sí. Hacia 1886 Munch se inició en el aguafuerte, en la litografía y en la xilografía. En esta última técnica, Munch fue un gran maestro y sus trabajos gráficos, junto con los de Gauguin, jugaron un papel importante en el resurgimiento del grabado durante el siglo XX. En 1908 Munch sufrió una profunda depresión psíquica a consecuencia del exceso de bebida, de trabajo y de un amor desdichado, por lo que fue internado en una clínica psiquiátrica en Copenhague durante ocho meses. Una vez recuperado, se trasladó a vivir a Noruega y recibió el encargo de decorar la Sala de Actos de la Universidad de Oslo (1910-16). Esta obra se compone de tres murales, La Historia, El Sol y Alma Mater, cuyo tema es lo que Munch llamó las grandes fuerzas eternas, donde utilizó un colorido vivo, de carácter optimista, y formas con una vinculación mayor con la naturaleza objetiva, pero conservando su carácter expresionista. En 1916 Munch compró una casa en Ekely, en los alrededores de Oslo, donde pasó el resto de su vida, llevando una existencia cada vez más solitaria. En los últimos años los temas de su pintura fueron paisajes, retratos (muchos de ellos realizados por encargo) y escenas de obreros, a menudo vistos caminando con dificultad en la nieve. Sin embargo, también realizó algunas obras con temas característicos de su juventud y ocasionalmente reavivó en él la pasión y la profundidad de expresión de sus años de juventud, como en el último de sus autorretratos, Entre el reloj y la pared (1940-2, Museo Munch, Oslo), en el cual se representa a sí mismo viejo y débil, pero creando una atmósfera de intemporalidad, casi de eternidad. En 1944, año de su muerte, Munch donó a la ciudad de Oslo todas sus obras, 1.200 pinturas, 7.500 dibujos, 18.000 grabados y seis esculturas, además de documentos y escritos, material que se expone, casi en su totalidad, en el Museo Munch (inaugurado en la capital noruega en 1963, coincidiendo con el centenario del nacimiento del artista). La obra de Munch ejerció una gran influencia en numerosos artistas, particularmente en Escandinavia y Alemania, donde está considerado, junto con van Gogh, como una de las fuentes principales de las que surgió el arte expresionista (expresionismo). La intensidad con la que Munch comunicó la angustia mental y los estados de ánimo abrió nuevos caminos para el arte europeo de principios del siglo XX, su técnica completamente revolucionaria estableció por primera vez una relación directa entre la idea y su forma pictórica.

Edvard Munch, Self-portrait with burning cigarette, 1895
  

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