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lunes, 1 de septiembre de 2014

Yvonne De Carlo (Point Grey, Vancouver, Canada, 1-9-1922 / Woodland Hills, California, US, 8-1-2007): In memoriam

DE SALOMÉ A SÉFORA... Y LILY MUNSTER

Aniversario natal de la actriz canadiense nacionalizada estadounidense Yvonne De Carlo. Estrella de un estudio modesto como Universal, aunque destacó en un par de excelentes film noirs (Fuerza bruta, El abrazo de la muerte), fue encasillada en papeles de exótica y películas de aventuras en technicolor donde lució su llamativa belleza, que finalmente la condujo a alcanzar la cumbre de su carrera en el muy taquillero epic bíblico Los diez mandamientos. Con todo, se la recuerda principalmente por su rol televisivo de Lily Munster en la serie emitida por CBS a mitad de los años 60 "The Munsters".

Reseña biográfica (corregida y aumentada) procedente de la página El Criticón:

Una de las diosas del exotismo multicolor fue la bella canadiense nacida con el nombre de Margaret Yvonne Middleton. Creció en una familia sin muchas posibilidades económicas, ya que su padre abandonó a su esposa y a la pequeña Peggy cuando ésta solamente contaba con tres años de edad. Después del abandono su madre se empleó como camarera para sustentar la economía familiar y poder pagarle la escuela de baile e interpretación a su hija. Considerando su belleza y potencial como futura estrella cinematográfica, la madre presentó a Yvonne a numerosos castings de Hollywood a finales de los años 30. Sin demasiada fortuna en su objetivo, ambas regresaron a su país natal.
La suerte cambió a principios de la década de los cuarenta, época en la que Yvonne de Carlo comenzó a participar como starlet en pequeños papeles en producciones cinematográficas. Debutó en Harvard, here I come (1941) y, tras aparecer como objeto decorativo en personajes sin importancia en otros muchos títulos de la época, Yvonne logró con su interpretación en Salomé, la embrujadora (1945), un film dirigido por Charles Lamont, alcanzar el ansiado estrellato. A partir de ahí la morena actriz fue protagonista principal en numerosas películas, especialmente westerns e historias de ambientación oriental, como La dama de la frontera (1945), también de Lamont, Fuerza bruta (1947), un film carcelario dirigido por Jules Dassin, con Burt Lancaster, La esclava del desierto (1947) de Lamont, Scheherezade (1947) de Walter Reisch, junto a Brian Donlevy y Jean-Pierre Aumont, El enmascarado (1948) de George Sherman, Casbah (1948) de John Berry, Río abajo (1948) otra vez con Sherman, y sobre todo, el clásico del cine negro El abrazo de la muerte (1949) realizado por Robert Siodmak , que co-protagonizó junto a Burt Lancaster y Dan Duryea. Sin duda, su mejor película de los años 40. Convertida en una de las reinas del Technicolor, Yvonne no cesó de trabajar en toda la década de los 50 protagonizando títulos como Bucaneer's girl (1950) y El halcón del desierto (1950) ambas de Frederick De Cordova, El piel roja (1951) de George Sherman, Chacales del mar (1952) de Jerry Hopper, El Capitán Panamá (1952) de Sydney Salkow, con Rock Hudson, Los gavilanes del estrecho (1953), obra del maestro Raoul Walsh, también con Rock Hudson. Pasión (1954) de Allan Dwan, La pradera sangrienta (1955) de Lesley Selander o Fuego mágico (1955) de William Dieterle, biopic sobre el compositor Richard Wagner. Muchos de sus trabajos eran películas no excesivamente logradas pero sí agradables de contemplar por su riqueza 'kitsch' perteneciente a una etapa llena de buenos técnicos y artesanos.
Una de sus últimas películas de mayor mérito fue Los diez mandamientos (1956), dirigida por el colosalista director y productor Cecil B. DeMille, todo un clásico del cine épico-bíblico, en el que interpretó a Séfora, la esposa de Moisés (Charlton Heston). El drama romántico La esclava libre (1957) de Raoul Walsh, junto a Clark Gable, fue asímismo uno de los más destacados títulos de su carrera que, no obstante, comienza un rápido declive. Con Tombuctú (1959) de Jacques Tourneur, al lado de Victor Mature, cierra la década de los 50.
En la siguiente, reaparece ya como secundaria en El gran McLintock (1963) de Andrew V.  McLaglen. A partir de entonces, Yvonne encontró un filón en la televisión, especialmente con el papel de Lily Munster en la serie "La familia Munster", emitida entre 1964 y 1966, de la que se produjeron 70 episodios. Tal fue su popularidad que la Universal produjo La herencia de los Munsters (1966), para rentabilizar en las salas de cine el éxito de la sitcom televisiva. La película, que dirigió Earl Bellamy, se rodó en color y reunió a casi todo el reparto original. Yvonne De Carlo devino un icono de culto para los amantes del gothic más humorístico.
Dotada de una notable voz de contralto, en los últimos años 60 años, la actriz actuó en varios musicales off-Broadway y ya en 1971 consigue su mejor papel en el estreno de Follies de Stephen Sondheim, obra en la que interpretó uno de los números más relevantes, "I'm still here", y que permaneció quince meses en cartel en el Winter Garden Theatre. En cine continuó en la brecha en papeles generalmente como secundaria hasta comienzos de los años 90 en productos de diferente catadura, como The delta factor (1970) de Tay Garnett, The seven minutes (1971) de Russ Meyer, Guyana, el crimen del siglo (1979) de René Cardona Jr., A lo loco y con la cara del otro (1980) de Robert Day, Escóndete y tiembla (1988) de John Hough u Oscar (1991) de John Landis, su última aparición en la gran pantalla.
Yvonne de Carlo se casó con el especialista Robert Morgan en el año 1955. Ambos coincidieron en la película Amores de un impostor (1956). Tuvieron dos hijos llamados Bruce y Michael. Morgan perdió su pierna izquierda en 1962 en un accidente mientras rodaba "La conquista del Oeste". El matrimonio se divorció en 1974. Tras morir su hijo Michael en 1997, al año siguiente la actriz sufrió un accidente cerebrovascular y pasó sus últimos años como residente en el Motion Picture & Television Hospital en Woodland Hills. Allí falleció en 2007 de causas naturales a los 84 años.

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